Hace años escribí sobre ella en la revista Galope. Hoy voy a intentar aclarar ciertos puntos, que ahora considero muy importantes, de por qué y cómo podemos aplicarla a caballo. Hoy en día, como en todos los deportes, la precisión es cada vez más necesaria. Y ya salta a la vista en la alta competición de casi todas las disciplinas hípicas. Lo cual quiere decir que debemos ser más exigentes en la base, por aquello de "casa sin cimiento se cae presto" (PFdAndrada). Y voy a empezar por el ""contacto ideal"" que hay que conseguir; primero analizando el problema que nos encontramos al intentar ponernos en contacto con el caballo. ¿Cuál es el problema? Que el caballo no quiere saber nada de nosotros -mas bien de nuestra mano- y nos lo manifiesta con la boca. Repongo la frase que colgué el otro día de P Fernández de Andrada: "Porque los caballos no hablan para decírnoslo y cuando alguna vez por demostraciones o movimientos que hacen con sus bocas, los podríamos entender, es tan poca nuestra experiencia que no caemos en ella".. Pero sí sabemos ahora las tres maneras de manifestarnos ese desacuerdo: 1.- quedándose detrás de la mano 2.- jalando la mano, o sea, tirando hacia delante cada vez que siente la mano. 3.- pesando a la mano (¡Qué pesao!) El denominador común es que tanto huyendo de la mano como tirando o pesando, lo hacen siempre, o casi siempre, siguiendo la misma línea, la del eje del cuerpo del caballo: hacia atrás o hacia delante. 1.- ¿Cómo mantenerle el contacto a un caballo que no para de negarse a hacerlo? Muy sencillo (en teoría): aplicándole la tercera ley de Newton: lo primero, ser conscientes de que el caballo hace un único gesto: echar la boca atrás; luego sólo hacia atrás puede esquivar el contacto. Solución: subo las manos y tenso ambas riendas. Podrá mover la cara al principio, pero no podrá evitar el contacto porque tenso la rienda hacia arriba, no hacia atrás. ¿Cuál es el problema? Hacer un buen uso de manos/brazos, o sea, tener manos y brazos bien educados. Éste es el mayor problema. Como ya he dicho varias veces, la tensión de las riendas depende de los dedos, no de los brazos. Con los brazos tiramos y con los dedos resistimos. Y con los brazos cambiamos el ángulo de las riendas. Insisto, o aclaro, una vez la rienda tensa al cambiar el ángulo, ya será sólo con los dedos los cambios de tensión. Y es lo que necesita el caballo. Y los caballos, igualito que nosotros, sobre una rienda tensa -pero que no tire- distingue perfectamente los cambios de tensión y de ángulo. Lo primero que hemos de aprender, adecuar nuestra mano a la boca del caballo. Que la sienta en todo momento -mantenemos la comunicación- pero que no la sufra (sin tirones). En lugar de ponernos a hacer cosas con el caballo cuando nos montamos, si empezamos por pensar cómo lo debo hacer para que me entienda, y desde el primer momento, enseguida nos daremos cuenta que sólo tensando las riendas, pronto se nos pone a la escucha porque su atención, al no perder el contacto, la pondrá en nosotros y no en el entorno, como suelen hacer cuando no hay contacto constante. Conclusión: Al tensar (y tensar no es tirar) hacia arriba, con las manos bien altas, no le queda más remedio al caballo que tirar hacia abajo (más que tirar lo que hace es mantener el contacto cambiando la posición del Balancín) y sólo hacia abajo, con lo que su cruz y su dorso subirán necesariamente. Y los pies entrarán. Con el caballo, cuando hacemos las cosas meticulosamente bien, nos encontramos con haber resuelto más de un problema. 2 y 3 en ambos casos la mejor solución es comenzar por no tirar cuando ellos tiran y/o doblar (segunda ley). Y, como en el primer caso, para provocar un buen contacto y la estabilidad del balancín, subir las manos y las riendas tensas para que tire hacia abajo. Ese tirar hacia abajo, por el ángulo de la rienda, se queda en un simple contacto, que hace trabajar en las mejores condiciones a la línea superior del caballo.Paz y espero que le sirva a alguien
jueves, 21 de mayo de 2020
Tercera ley de Newton: Principio de acción y reacción.
viernes, 1 de mayo de 2020
TEMA 3. LAS TRES LEYES DE NEWTON APLICADAS AL CABALLO. 2ª parte
Segunda ley de Newton.
"El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime".
Ésta ley hay que cogerla con alfileres para adaptarla a nuestro monta diaria.
Espero, al menos al final, ser convincente para que os lo creáis y, sobre todo, que entendáis el por qué de su utilidad.
Comienzo por decir que es el origen de la espalda adentro. Y demás trabajos en incurvación.
Resumiendo, en lo que a nosotros respecta, nos aclara que la fuerza es proporcional a la masa y su eficacia se manifiesta en línea recta.
Qué aplicación hacemos a caballo? Dos totalmente opuestas y que corresponden a dos momentos distintos del proceso normal de doma de un caballo.
Al principio de la doma - educación - del caballo, los objetivos básicos son control y comunicación. Una vez superados, vendrá el entrenamiento específico de cada disciplina
Y -al necesitar controlarlo- lo primero que hemos de tener en cuenta es que el caballo tiene una masa, aproximadamente, diez veces la nuestra. Luego es diez veces más fuerte que nosotros. Y que esta fuerza se manifiesta en línea recta.
Luego quiere decirse que sólo cuando el caballo está derecho, será diez veces más fuerte que yo.
Luego si le rompo su eje, -le doblo, a ésto a caballo le llamamos incurvar- esa fuerza diez veces la mía, puedo convertirla en menos de la décima parte. De esta manera, y sin luchar, el caballo no me gana. (Lo primero que hacemos cuando tenemos que empujar muy fuerte sobre algo, es alinearnos porque en cuanto nos salimos de ese eje notamos que somos menos eficientes).
De ésto debieron darse cuenta los hombres de a caballo cuando se empezó a utilizar el pilar único en el siglo XVII, porque mantenía al caballo siempre incurvado, lo que les haría sentir el poder que les daba.
Enseguida se puso en práctica por toda las pistas de las academias de entonces. Y se le llamó "la cabeza en la vuelta y la grupa afuera".
En 1658 el Duque de Newcastle escribe: "hay que darle a la cabeza un pliegue total desde la nariz hasta la grupa, para romper todas las resistencias".
En 1599 (59 años antes), Pedro Fernández de Andrada ya recomendaba el ponerles la boca en el estribo a los caballos que se defendian.
Lo que nos dejaron claro es que la primera función de la incurvacion del caballo era la de evitar defensas o resistencias y, para ello, doblar (o incurvar), o sea, romperle el eje al caballo. Es decir, servirse de la segunda ley de Newton pero al revés y que por cierto, las dió a conocer creo, el mismo año en que Newcastle publicó su libro.
A principios del XVIII, el barón d'Eisemberg habla de este ejercicio, todavía con la mentalidad correctora: " para caballos caprichosos, que se defienden, turbulentos o poco atentos al caballero".
Pocos años después, La Guerinière, impuso el concepto de"espalda adentro", poniendo el énfasis en la consecuencia del primer motivo (o causa), el control y, como consecuencia, el flexibilizar al caballo. (También hay que tener en cuenta que los caballos que le llegaban a él eran de la mejor calidad). Su descubrimiento fue la estilización del ejercicio original.
Y conviene tener claro, cuando montamos, que el primer efecto que siente el caballo es el de no poder salir huyendo o agarrarse porque le hemos roto su posibilidad, o capacidad, de hacer lo que quiera. Es una llave de jiu jitsu suave y controlable. Porque podemos acrecentar su fuerza conforme aumentamos el doblar. Como consecuencia - y gracias al espíritu colaborador del caballo-, es la apertura a la flexibilidad, atención y adhesión. Otra consecuencia importante: las embocaduras se fueron dulcificando.
Pedro Fernández de Andrada tenía muy claro lo que quería conseguir, pero aún no sabía cómo. Por eso su recomendación: "Hazle en el cerebro la mortal herida", como queriendo decir que al caballo, siempre, hay que ganarle sin luchar.
Y la segunda ley de Newton nos lo enseña, sólo que al revés.
Segunda aplicación de la segunda ley de Newton: cuando llega el momento de poner al caballo bien derecho para que todo su potencial sea eficaz.
Porque el caballo, desde que nace, está más o menos torcido, lo cual exige su enderezamiento - rectitud- para alcanzar la eficacia total de sus fuerzas.
Desde D'Auvergne, fines del siglo XVIII, hasta Licart, siglo XX, todos los autores insisten en la importancia de la rectitud en el caballo. Y, lógicamente, también todos los autores adictos a la Escala de Entrenamiento alemana.
Conclusión: al principio de la doma del caballo nos servimos de la segunda ley de Newton, rompiéndole el eje, para dejarle bien claro que nuestra relación no se basa sobre la fuerza sino sobre la comunicación y colaboración.
La segunda etapa será la de aprovechar las ventajas de la incurvacion para ponerlo flexible.
Y la tercera será la de buscar la rectitud.
Y durante todas estas etapas, siguiendo estrictamente el consejo del rey absolutista de El Principito:
No pedirle al caballo, en ningún momento, nada que no pueda hacer.
Y si a la segunda ley de Newton le añadimos el momento de inercia, y aplicamos ambas leyes en la educación y entrenamiento del caballo, conseguiremos nuestro objetivo: que sea
"Deleyte de Cavalleros y placer de los Cavallos"
Título del libro que publicó Lucas Maestre de San Joan en 1735
(Foto retocada por ADA)
Paz y espero que le sirva a alguien
jueves, 23 de abril de 2020
TEMA 3. LAS TRES LEYES DE NEWTON APLICADAS AL CABALLO. 1ª parte
JOSÉ
MANUEL SALES: 30.03.20
Propongo el pensadero de esta semana.
Tengo previsto escribir sobre dos
temas de geometría
1 lo que supone para nosotros la línea
recta en las tres leyes de Newton aplicadas a nuestro quehacer diario. Poco que
ver con el concepto que nos han incrustado de rectitud
Con la segunda, flexibilizamos y
ganamos. Espero hacer virguerías con la segunda ley para que nos sirva. Aquí
entra la rectitud
Y de la tercera, servirnos de los
ángulos de la rienda (con cambios de tensión mínimos) para que el caballo nos
entienda. Y nosotros entenderlo también.
Y la primera, la inercia, de es la más
fácil
2 la importancia de la vertical
La nuca cómo referencia: cara
delante/detrás de la vertical.
Patas en movimiento. Y también en
estación
Nuestra espalda
La ación del estribo
Antes de empezar a desarrollar el
primer tema, ponga un pensamiento, creo que esclarecedor, de Marey para
entender mejor la aplicación de las leyes mecánicas. De las que nos podemos
servir a caballo. Y que sí puedo decir que todo lo tengo contrastado con
cientos de caballos. Sólo necesito que alguien me demuestre algo mejor para
hacerme adicto año suyo.
MAREY dijo
"Las leyes que rigen la voluntad
y el movimiento de los seres animados no tienen el carácter inmutable y fatal
de los fenómenos mecánicos. El individuo caballo y el individuo jinete,
momentáneamente asociados el uno al otro, pueden presentar en cualquier
instante los estados físicos y mentales más variados, cuya combinación dará
resultados tan complejos, que escapan a toda fórmula absoluta".
Y añado otra para aquellos que no la
conozcáis, y que es muy importante saberla tod@s:
"La economía del esfuerzo, propia
a todas las especies animales, parece alcanzar en el caballo su máxima
perfección".
Y pongo también las definiciones de
las leyes de Newton que me apunté de mi Catón
1a ley de Newton: todo cuerpo
permanecerá en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo, a no ser
que sea obligado por fuerzas externas a cambiar su estado
2a ley: el cambio de movimiento es
proporcional a la fuerza motriz externa y ocurre según a línea recta a lo largo
de la cual aquella fuerza se imprime
3a ley con toda acción ocurre siempre
una reacción igual y contraria; las acciones mutuas de dos cuerpos, siempre son
iguales y dirigidas en sentido contrario (o sea, bien en línea recta).
Ahora, mi problema está en aclararos
cómo servirnos de ellas para montar mejor y con más conocimiento de causa de lo
que hacemos. Así pensar que nos sirve para todos.
Ya habéis visto que en todas el
denominador común es la rectitud.
Primera
ley de Newton: sobre
la inercia. La vivimos a diario un montón de veces en el coche. Y luego, otro
tanto a caballo.
Cómo nos han resuelto los fabricantes
el problema en el coche? El primer problema, lógicamente, el del conductor.
Hace 50 años, tanto el asiento como el
correspondiente respaldo, era el mismo de lado a lado. Y sin cinturón de seguridad. Claro, en un
giro te ibas de lado y en un frenazo adelante. Entonces, aunque no como ahora,
ya había bastante inercia.
¿Cómo lo han resuelto? Haciendo los
asientos anatómicos y poniendo cinturones de seguridad. De esta manera, nos
inmovilizamos y la inercia claro que la sentimos pero no nos afecta lo que
antes. O sea, nos convierten en mochilas inteligentes.
Pues a caballo, lo mismo. Inamovibles:
por bien del caballo y nuestro.
¿Y cuál es esa fijeza a la mochila?
Aductores. O muslos pegados con los pies debajo del culo y la espalda nunca
detrás de la vertical. Es nuestro cinturón de seguridad a caballo, sobre todo
en situaciones diarias de riesgo: incluso al paso cuando un caballo de tanda, o
de paseo, se asusta.
Con las monturas de doma, al encajar
el cuerpo, nos afecta un poco menos la inercia. Pero sigue afectando. Porque el
caballo no sigue en línea recta y nuestro cuerpo sí. Luego, si no voy
equilibrado y bien apretado, al irse el cuerpo en línea recta, nos encontramos
en el suelo en lugar de seguir a caballo.
Yo creo que en este dibujo de Lalo
queda clara la diferencia entre agarrarse con los aductores o con las
pantorrillas.
PAULA
OHLIN: Que sea el
muslo y no la rodilla
JOSÉ
MANUEL SALES: Para la
fijeza en el salto, mecánicamente el muslo es lo que fija a la montura. Es el
mismo problema de ir de pie en el metro, por ejemplo. Buscamos el punto de
sujeción más alto posible. A caballo, aductores.
En el metro, la mano. Y si las tenemos ambas
ocupadas, apoyamos la cadera
VICTOR
FERNÁNDEZ: Centrémonos.
La inercia y los abductores: el principal problema para un novato adulto es,
primero, que entienda por que debe llevar un asiento correcto (creo que esta
etapa, gracias al Profesor y otros es superable) y la segunda fase, que sea
capaz, físicamente, de realizarlo. El número de horas necesario para conseguir
ese resultado es elevado, raramente un adulto amateur puede juntar tantas
horas. Requiere, además, una forma física potente. Esos dos factores nos llevan
al fracaso en la mejora del asiento a los novatos adultos. Pero bueno, conocer
el camino es la mitad de llegar al destino.
LUIS:
Cura sobre la 1 ley
que establece que un cuerpo en reposo o a una velocidad de movimiento constante
si no hay una fuerza que intervenga sobre él permanecerá en reposo a velocidad
constante
Podemos entender que sobre el caballo
el jinete/amazona debe mantenerse en equilibrio acompañando el propio
movimiento del caballo
JOSÉ
MANUEL SALES:
Totalmente. Como hacemos en cualquier vehículo, llámese coche, esquí o patines.
JOSÉ
JULIÁN CABALLERO: Aportación a la primera ley de Newton en Ocurrencias
Hípicas.-
“INAMOVIBLE”
Me he decidido a escribir en este
prestigioso foro, después de recibir una cariñosa e inmerecida visita de su
protagonista. No con ánimo de dármelas de entendido, sino para compartir con
vosotros sino todo, parte del provecho que he sacado de la misma.
De todo lo que he sacado en claro de
la lección de José Manuel, que no han sido muchas cosas pero sí fundamentales,
me quiero quedar con dos conceptos:
Uno es el EQUILIBRIO, del cual no voy
a hablar por ser cuestión tan manida.
El otro es una palabra que me suena y
resuena en la cabeza como si él me la dijera cada vez que estoy montando,
principalmente cuando voy hacia el salto o pido una transición:
-“¡Tú, INAMOVIBLE!”
He reflexionado mucho sobre la
palabreja, pues nunca antes la habían utilizado conmigo (y mira que yo me muevo
en el caballo). Siempre me habían aconsejado:
-“¡No te muevas!”
Que, como dicen en mi tierra, “es
igual, pero no es lo mismo”. Para mí era un poco un sinsentido pues, es
evidente que, por el mero hecho de ir a caballo, uno va en movimiento.
Pero, de la otra manera, he captado
perfectamente el mensaje y, para explicároslo, lo primero que he hecho es irme
al diccionario, en el que he encontrado la definición:
“adj. Fijo, que no es movible.”
Lo primero que hay que resaltar es la
condición de adjetivo: es decir, es una característica, una actitud que
debemos tener.
Evidentemente, la definición es la que
todos sabíamos, no movible (que no inmóvil)
Por otra parte, es un término también
muy utilizado en ámbitos militares en alguna contienda, o en cualquier
discusión o disputa, cuando se quiere hacer referencia a no dejarnos comer el
terreno. No sólo físicamente, sino en nuestros principios o convicciones:
- “mantenernos inamovibles”
Esto no quiere decir actuar, o agredir
de ninguna forma, sino más bien al contario:
Ejercer una resistencia pasiva.
En el proceso de la equitación, llega
un momento en el que, el mantenernos firmes, hace que el caballo se acostumbre
a acoplarse a lo que se encuentra. Es decir, le transmitimos a él el impulso
del movimiento.
En este sentido, buscando la palabra
opuesta, “MOVIBLE”:
1. adj. Que por sí puede moverse, o es
capaz de recibir movimiento por ajeno impulso.
2. adj. Variable, voluble.
La primera acepción nos indica que, el
mantenernos inamovibles nos obliga a no movernos (o lo menos posible) al
recibir el impulso del caballo. Por el contrario, es el caballo el que se debe
tornar movible al recibir el nuestro (la orden o ayuda).
Mientras que la segunda:
a) Variable:
1. adj. Que varía o puede variar.
Aplicándolo a la hípica, me sugiere
que el hombre se hace variable cuando se mueve.
Y también se hace:
b) Voluble:
2. adj. Que fácilmente se puede volver
alrededor.
Es decir, nuestra voluntad y
determinación se ven mermadas frente a la del caballo.
Pero, si permanecemos inamovibles,
conseguiremos lo contrario de nuestro animal, es decir lo haremos a la vez
variable y voluble.
¿No os recuerda esto a la expresión
que utilizaban nuestros mayores cuando, para referirse a una pirueta vaquera,
hablaban de “volverse sobre las piernas” o “revolverse”?
En este movimiento de máxima reunión,
debemos permanecer muy quietos (inamovibles) y es el caballo el que sí debe
moverse al recibir nuestro impulso.
Pero, ahondando aún más en la cuestión
y preguntándole al oráculo (wikipedia), nos encontramos con la famosa:
Paradoja de la fuerza irresistible:
Sabiendo que un cuerpo inamovible es un cuerpo al que ninguna fuerza, por
fuerte que sea, es capaz de mover, y teniendo en cuenta que una fuerza
irresistible es una fuerza a la que ningún cuerpo puede resistirse: ¿Qué sucede
cuando un cuerpo inamovible se encuentra con una fuerza irresistible?. Esta
paradoja fue propuesta por Isaac Asimov en su libro "100 preguntas básicas
sobre la ciencia". La respuesta que el propio Asimov daba era que estos
dos fenómenos no pueden darse a la vez en un mismo universo, a pesar de que él
mismo cuestionaba la validez de su hipótesis, ya que este hecho no era
demostrable, puesto que no se conoce ninguna fuerza irresistible o cuerpo
inamovible, y por tanto no han podido observarse los efectos de estos
hipotéticos fenómenos.
Nosotros, los hípicos (y los caballos)
sí tenemos la respuesta y la encontramos cuando, en tan contadas ocasiones,
nuestras fuerzas se unen y formamos ese todo entre el caballo y jinete que nos
hace sentir centauros o seres pertenecientes a otro planeta.
Paz y espero que le sirva a alguien
jueves, 16 de abril de 2020
TEMA 2. EQUILIBRIO DEL CABALLO.
JOSÉ
MANUEL SALES:
Entonces ¿cómo debo entender -y sentir- el equilibrio del caballo?
Yo voy a dar mi versión:
Simplificando: la POSTURA que le
facilite al caballo el hacer lo que tengamos previsto. Y cada disciplina tiene
unos objetivos distintos.
Por ejemplo Nadal: su objetivo
inmediato es pegar raquetazos -con toda la precisión del mundo-, después de
haber corrido unos metros -en cualquier dirección- y de preparar su cuerpo para
bascular y poder darle a la pelota el raquetazo eficiente.
Si pierde el equilibrio en cualquier
momento, el raquetazo deja de ser eficiente. Y si lo hace unas pocas veces más
de lo habitual, dejará de ser nuestro Nadal (no le conoceríamos todos).
¿Qué cualidad fundamental le vemos?
La MOVILIDAD!!! Y, para ello,
EQUILIBRIO!!!!!
Y les vemos a los Gasol en lo suyo. Y
a Iniesta en lo suyo. Y a Luis Astolfi en lo nuestro.
Pues para el caballo, lo mismo.
Requisitos: pies en su sitio (dentro),
balancín en su sitio (cerca de la vertical) y yo en mi sitio (mochila
inteligente). ¡Y que se aguante sólo el caballo!!! (Y en la posición que
deba!!!)
Una aclaración: la relación Balancín-Pies correcta pone a la
nuca en su sitio (punto más alto del Balancín), a la base del cuello
--articulación cervico-torácica-- en su sitio (fundamental) y, consecuencia de
lo anterior, al dorso (articulación lumbo-sacra) trabajando bien o en su sitio.
(Al final explicaré la sinergia cuello- riñones de nosotros los humanos, y la
única especie animal que la comparte es el caballo).
Entonces, podemos decir que está en
Equilibrio cuando en dicha posición, fundamental ergonómica, el caballo se
aguanta sólo y capaz de moverse en todas direcciones con los cambios de
equilibrio correspondientes.
Esto es lo que veía hace más de medio
siglo a los vaquerosos (con todo el respeto del mundo. Sigo pensando que es la
mejor Equitación) Jordá, Barroso, Salguero, Miranda, y a mi entrañable maestro
Perico DM.
Pero, en aquella época, impensable
cualquier aclaración (y más nos valía).
Pero, a caballo, ideas muy claras:
1 postura ergonómica del caballo
2 que se aguante sólo
3 atención y adhesión al caballista
3 movilidad
4 mochila inteligente (el caballista,
claro)
La ventaja de los jóvenes de hoy? Que
la transmisión es mucho más fiable y ya vamos teniendo ideas claras -saber- que
facilitan el saber hacer.
¿Y el saber hacer? Igual de difícil o
más. Porque el nivel de exigencia es mayor. Y esto es cuestión de horas en
nuestro pensadero personal, o sea, las horas que echamos a caballo dándole
vueltas a la cabeza para hacerlo cada vez mejor y que el caballo se sienta
mejor también.
Y nosotros, también obtendremos una
magnífica recompensa. Sólo que tarde... para lo que nos gustaría.
Os recuerdo el versito de JR Jiménez:
Qué difícil es juntar
El tiempo de frutecer
Con el tiempo de sembrar.
PFdAndrada
Porque los caballos no hablan para
decírnoslo y cuando alguna vez por demostraciones o movimientos que hacen con
sus bocas, los podríamos entender, es tan poca nuestra experiencia que no
caemos en ella.
JOSÉ
MANUEL SALES: Por eso
creo que es mejor
Aclarado el tema, vamos a centrar el
debate -aportación- del día, sobre el
equilibrio del caballo.
Yo voy a hablar de tres puntos
importantes - pero no únicos-, y que son:
1 equilibrio humano y del caballo
2 freno y cambio de marcha montados
3 velocidad y manejabilidad
Aunque os suene a chino algo de lo que
os he puesto, es normal. A mí me pasaba a la edad de cualquiera de los que lo
estáis pensando.
Pero al final resulta que hay que
volver a lo que aprendimos en el cole... y saber aplicarlo a lo que a nosotros
más nos interesa, a los caballos.
Y ésto, a mí, me ha tocado aprenderlo
de muy mayor. Y como nunca es tarde si la dicha llega, pues voy a compartirla
con vosotros.
1.1: Equilibrio humano y del caballo
Para nosotros, el concepto que tenemos del equilibrio es
vertical. Porque nosotros tenemos columna vertebral (aunque de columna no tiene
nada porque es más que una S. Es un zigzag adelante y atrás). Claro, en cuanto
nos salimos de la vertical, notamos perfectamente que nos caemos... porque
nuestro centro de gravedad (que no sabemos donde está pero sí lo sentimos), no
cae sobre la base que forman nuestros pies. De ahí mi insistencia en poner los
pies debajo del culo. A caballo y siempre.
1.2: Equilibrio del caballo.
En cambio el equilibrio del caballo,
como tiene viga (que tampoco es una viga porque tiene forma de S, pero
horizontal, sus curvas hacia arriba y abajo) en lugar de columna, su equilibrio
es horizontal, por ello tiene que apoyarse en cuatro patas. Así imposible
caerse. Por eso un potro, a las pocas horas de nacer ya galopa. ¡Y lo que le
cuesta a un niño el aprender a caminar y, luego, a correr bien!. Y todo por el
tema del equilibrio!.
1.3: Equilibrio ecuestre, o sea,
cuando nos montamos, lo que nos interesa. Y como "casa sin cimiento se cae
presto" (PFdAndrada dixit), si volvemos a las bases, o al Catón (el primer
libro de estudio de mi vida, y de muchísimos más), mejor construiremos nuestro
equilibrio a caballo, que es lo que nos interesa de verdad: poner de acuerdo un
equilibrio vertical sobre otro horizontal. Un poco parecido sólo a los
esquiadores tanto de nieve como de agua (y de agua tenemos un experto aquí).
Está claro que el que tiene mucho más
fácil el caerse es el caballista. Y de hecho es lo que vemos muy a menudo
todavía. Y digo todavía porque cada vez vemos menos caídas. ¿Y por qué? Por la
sencilla razón de que cada vez somos más una Mochila inteligente ¡y nos pegamos
al caballo como una lapa¡. Y como al final el caballo no se cae, nosotros tampoco
2: Freno y cambio de marcha
Tod@s tenemos claro su diferencia en
el coche.
Pero ¿Cómo frenamos y aceleramos, como
peatones? Echando nuestro CUERPO hacia delante o hacia atrás. O sea, cambiando
nuestro equilibrio.
Pero para hacer lo mismo, el caballo
utiliza dos gestos distintos: para frenar mete los pies y sube el balancín y
para avanzar saca los pies y baja el balancín. Y el cuerpo se acomoda,
lógicamente, a estos dos gestos. Ésta es la manera propia de cambiar el
equilibrio el caballo ¡en libertad!
Pero al montarlo, es tal el
desbarajuste que le creamos al caballo, que ya deja de manejar su cuerpo y, por
lo tanto, moverse como lo hacía en libertad. En la escala alemana dicen que
pierde el ritmo, pero esto es una tontería como una Catedral. Vale que por la
década de los 30 del siglo pasado acomodaran lo que se escribió en 1912 en la
HVD12, para crear esa escala. Pero resulta que estamos hablando en el 2020. Y
si no se corrigen las ideas de ayer (1912) con las ideas de hoy (2020), querrá
decirse que ha habido un fracaso cultural (Don José Ortega y Gasset, dixit. Y,
por supuesto me fío mucho más de él que de la escala alemana). Y, creo, como
consecuencia de ello, que se nos ha enseñado, a caballo, a frenar y acelerar
sin utilizar el cambio de equilibrio, es decir, lo que en la mecánica que todos
conocemos supone el cambio de marcha, lo que para personas y caballos es cambio
de equilibrio.
Hace 60 años tuve el privilegio de ver
(casi a diario porque me pelaba muchas clases. ¡Elemental, mi querido Watson!)
a San Pepe Jordá, Paco Barroso (el maestro de mi hermano del corazón Pepito
Salguero qepd, dignísimo alumno suyo, pero entonces no era ni veinteañero) y
Miranda. Era un auténtico placer verles cómo todo lo hacían cambiando el
equilibrio al caballo. Pero, claro, en aquella época era imposible que pudieran
explicar lo que hacían. Al menos, por aquel entonces nuestro cerebro hacía de
computadora. Y creo que muy bien.
Conclusión, a caballo es necesario
volver a acelerar o frenar con el cambio de equilibrio ¡del caballo, no del
nuestro(es lo que vemos muchas veces: caballistas manejando sus espaldas en
lugar del Balancín-Pies del caballo)!!! Y es lo que vemos normalmente en el
salto de altísima competición, cuando
aguantan haciendo subir el balancín ¡y aumentar las revoluciones de los
pies!
FÉLIX
LARA: Mi aportación
sobre el equilibrio del caballo.
Según la mecánica Newtoniana, el
equilibrio es el estado de un cuerpo cuando la suma de las fuerzas que se
ejercen sobre él y de los momentos de la fuerza que obran en él se compensan y
son igual a cero.
Si nos lo llevamos al caballo el
equilibrio equivaldría a que se lleve bien -el mismo- en movimiento, con
ligereza y facilidad. Si como nos viene diciendo José Manuel desde hace un
tiempo cambiamos en nuestra mente de caballistas el control por el equilibrio,
conseguiremos justo eso: ligereza y facilidad y además, ayunaremos de
restringir al caballo, normalmente de delante.
Me voy a centrar en el equilibrio a
los tres aires, ya que con independencia de la disciplina y salvo muy contadas
excepciones, la mayoría de los caballos trabajan a diario a los tres aires.
1. Al paso, el equilibrio del caballo
se beneficia de la baja velocidad y de que en ninguno de los 4 tiempos hay
menos de dos cascos apoyados en el suelo. Por ello, resulta el aire ideal para
aprender y para recuperar el equilibrio -físico y fisiológico- que pierde
cuando empezamos a montarlo.
2. Al trote, el equilibrio se
beneficia de ser el único aire no basculante y también por evolucionar
sobre bípedos diagonales (nunca menos de dos cascos en la tierra) por lo
que trabajarlo bien -sobre todo en caballos jóvenes- vendrá de darle lentitud
al aire para limitar la desventaja de ser un aire más veloz que el paso.
3. Al galope, es donde más se
compromete el equilibrio del caballo ya que este se balancea entre el pie
exterior y la mano interior
(desequilibrio lateral) y también se balancea longitudinalmente con una fase de
reunión y otra de extensión promovida por los gestos del cuello. A ello le
añadimos que es el aire más veloz, luego el de mayor inercia.
Conclusión: los problemas de
equilibrio tienen mejor solución si empezamos por un trabajo a conciencia al
paso, teniendo un efecto dual porque lo que sembramos al paso
lo recogemos a galope (palabra de Cura).
JOSÉ
MANUEL SALES: 29.03.20
que no pese a la mano.
De tan sencillo, me cuesta arrancar.
Lo que sí puedo garantizar que lo he
experimentado con cientos de caballos y ponis.
Y es, llevándole de la mano, mejor con
la embocadura suya, subirle lentamente la cabeza hasta que pare. Y repetir.
Y tener bien claro que no se va a
parecer nada las primeras veces con el final. Que ya lo entiende y puede
organizar su cuerpo. A la quinta repetición ya tomamos nota de que se van
enterando.
Al paso, claro. Y con series de repeticiones:
5 veces a una mano, 5 a la otra. Y con dos series a cada mano, suficiente. Y
con pocos días, basta.
Es increíble cómo, hasta estas cosas
tan sencillas, hay que aprender a hacerlas bien. Por ejemplo, hacerlo
lentamente y no dejarle que la primera reacción suya sea el cerrar la nuca y
bajarla.
Y cómo aprenden de rápido a meter los
pies cuando se les enseña a subir despacio la cara.
Qué es lo que hacemos: enseñarles a
que recuperen la buena relación Balancín-Pies. Y nosotros sólo le hacemos medio
camino: subirles lentamente el balancín.
Al primero que se me ocurrió
hacérselo, al Latendo hace 25 años. Tres
años después, corrió el campeonato del mundo.
La primera montada de un potro,
paradas subiéndole la cara.
Con ponis, al trote y al galope, en la
primera sesión aprenden. Y hasta a saltar bien.
Lo dicho, buscar la buena relación
Balancín-Pies.
Paz y espero que le sirva a alguien
martes, 14 de abril de 2020
GENÉTICA Y COCINA
Palabras clave: orígenes elaborados.
Hay muchas similitudes entre el cocinero que elige cuidadosamente los ingredientes al confeccionar un plato de cocina, y el ganadero que,-enloquecido por su afición-, planea el cruce que él considera ideal para su yegua.
Yo me lo imagino sentado en una mesa, con una hoja de papel en la que viene el dibujo de un árbol genealógico con los espacios en blanco.
Normalmente la mitad inferior de ese árbol, ya está rellena, puesto que es la de tu yegua, y la mitad superior –la del semental- se rellenará de una forma u otra dependiendo de tus cábalas mentales. La mitad de los ingredientes del futuro potro, ya están sobre la mesa de la cocina, y si la yegua es mediocre, dispones únicamente de patatas y cebollas. Te puede salir un buen guiso, como el que hace mi hermana, pero son patatas y cebolla en diversas combinaciones.
Pero esto de la cría es otra cosa, sin tener nada en contra de los tubérculos, puedes partir con otros ingredientes, -¡puro caviar, si quieres amigo!, o si prefieres un cocido madrileño completo, también. Puede haber de todo, corazón –tripas que dicen los ingleses-, poder físico para volar sobre enormes saltos con una técnica, valor y disposición innata, o una disociación de movimientos en los tres aires, con una suspensión y extensión tales, que parece que estás viendo a una bailarina, o la montabilidad en la que tu yegua cuando eres su mochila inteligente, solo te pregunta ¿qué quieres que haga?
La despensa después de un día de matanza. Si no hay excelentes ingredientes, no hay comida exquisita, ni potro de calidad suficiente para equipararse al nivel de calidad actual de la cría, sobre todo para el deporte. Para esas yeguas exquisitas, es muy apetitoso elegir el semental, decidir ¿quién es el que va a ocupar cada uno de los puestos de la mitad superior de nuestro árbol genealógico?. Atributo cercano a lo Divino. Pero para ser una yegua de cría exquisita, es condición sine qua non tener un árbol genealógico elaborado. Ya han pasado demasiados años para renunciar a eso, hay demasiado trabajo hecho por grandes ganaderos, algunos verdaderos genios de la cría. Tessio y multitud de personas dedicadas a esto de criar caballos,y muchas personas más formando los equipos profesionales que planifican los cruces a terceros, a los que hacen soñar con producir el “caballo del año”. Yo conocí en Newmarket a una señora que había planificado el nacimiento de dos ganadores del Derby de Epsom. Las probabilidades de conseguirlo rondan en torno a una cada diez mil millones. Un pedigrí elaborado y consistente es aquel en el que puedes hablar de cada caballo, que ocupa un renglón o una posición en nuestro dibujo del árbol genealógico, por sus excelentes logros y fama. Si además en ese pedigrí viene un cierto grado de consanguinidad sobre jamón de pata negra, te lo pone más fácil. Al que no le guste el picoteo, que coma solo ”jamón del bueno”.
Dicen, los que saben elaborar pedigrís, que la verdadera cocina está entre la tercera y ¡SÉPTIMA! generación. Por supuesto esto es solo en caballos de carreras, y es en estas generaciones donde, según ellos, hay que buscar los parientes coincidentes para tener consanguinidad. No solo que aparezcan los mismos nombres repetidos, si no en qué posición aparecen dentro del árbol.
Hay una cocina genética, en la que trabaja el cocinero genetista. Pero hay que partir con ingredientes excelentes. La mitad superior del árbol genealógico se rellena con caviar del bueno fácilmente, eligiendo entre los grandes sementales. En la mitad inferior, debes empezar con una yegua cuyo pedigrí sea lo más elaborado posible, aprovechando el trabajo ya hecho anteriormente por otro ganadero, y en el que no aparezcan lugares llenos de caballos inéditos o simplemente con fama en el pueblo donde han nacido. Tener esa yegua, implica que vas por el buen camino, y que podrás cocinar un guiso delicioso. Recuerda excelente más excelente, normalmente es de bueno para arriba aunque puede ser mediocre por casualidad.
Paz y que le sirva a alguien.
Jesús PeF
viernes, 10 de abril de 2020
TEMA 1. EQUILIBRIO DEL JINETE A CABALLO. LA MOCHILA INTELIGENTE.
ANTONIO S. PEDREÑO: Buenas tardes:
Estos días de cuarentena el cura ha propuesto tratar una serie de temas para aclarar conceptos.
De cara a cuando podamos volver a los entrenamientos tengamos ideas bien claras de que buscamos.
Constará de un tema propuesto al día, y entre todos ir presentando dudas, ideas, consejos y a ver si al final del día conseguimos una idea clara y concisa sobre ese tema en particular (para más adelante poder trabajarlo con ejercicios prácticos)
1.- En todas las disciplinas deportivas lo más importante es la coordinación de movimiento para hacer lo propio de cada una de ellas.
Lo primero a caballo, y común a todas las disciplinas: que se lleve y que nos lleve bien. Buscar su gesto confortable y económico (o ergonómico). Que a él le resulte fácil y placentero el llevarnos: su cuerpo en orden y nosotros no desordenarle con nuestros movimientos y/o gestos: ser una Mochila inteligente.
2.- En la Equitación hay cosas que saltan a la vista (la nuca, cómo pisan las patas, cuello invertido o no, etc); pero otras hay que conocerlas bien para saber si su funcionamiento es bueno o no: como la base del cuello, incluso el mismo dorso. Y en cuanto al caballista, nosotros, lo mismo: tener bien claro el concepto de Mochila inteligente, o sea, lo que hemos de aprender a ver bien.
3.- Hablando de Equilibrio: tienen muy poco en común el Equilibrio humano -columna- y el del caballo -viga-. Lo primero será tener bien claro cómo funcionan ambos para manejarlos correctamente (de nosotros depende, como casi todo).
Y si nos adentramos en las distintas disciplinas hípicas, lo primero que vemos es la gran diferencia entre el equilibrio de una y de otra. Empezando por los parámetros más elementales y que, absolutamente todos, distinguimos con un margen de error mínimo: velocidad y manejabilidad.
4.- Las tres leyes de Newton, aunque no se pensaron para seres animados ( yo creo que ninguna ley mecánica), también creo que puede ser muy importantes saber adecuarse a ellas, o ellas a nuestra monta, para sacarles un partido enorme en nuestro día a día a caballo.
Y doy una primera pista: un denominador común de las tres, y para nosotros muy importante, la rectitud. En la tercera lo dice de otra manera.
5.- Para aprender y enseñar, el mejor aire, el paso: lo que sembremos al paso, recogeremos al galope.
Y sirve tanto para el caballo como para el caballista.
6.- Sobre la precisión en el lenguaje.
Aquí intentaremos hablar con la mayor precisión, pero teniendo bien claro que nos dirigimos a profesionales de la enseñanza: de caballos y de caballistas.
Luego lo que nos interesa es:
Saber
Saber hacer
Saber transmitir
7.- Aclaración sobre la capacidad portante o locomotora del caballo.
Muy de los caballistas de doma pero que conviene que lo sepamos tod@s.
De momento Ada me está preparando los dibujos.
Estos son los 7 para esta semana, comenzamos con
LA MOCHILA INTELIGENTE.
(Tema 1)
Sobre el tema molestar lo menos posible, puedo decir q me di cuenta de la importancia que tiene en mi breve (pero intenso) paso por el completo
Con una yegua pequeñita había q conseguir q galopara y saltara lo más cómoda posible
(Creo) que al final lo conseguí
CHERYTA: Hola a todos. En esto os puedo ayudar. Estoy ordenando textos del Cura ... Y sobre este tema tengo un resumen. Os lo paso, son todas sus palabras, ya solo transcribo:
¿Cómo nos siente el caballo cuando nos montamos? Siente la presencia del jinete y su comportamiento. Nosotros somos como una mochila para el caballo, y lo ideal sería ser una mochila inteligente, saber qué y cómo hacer para ayudar al caballo, facilitándole, en todo momento, su gesto confortable, económico y/o ergonómico. El caballista es una masa transportada por otra masa transportadora qué es el caballo. Hay unas leyes mecánicas sobre las que se apoya esta relación, que hay que respetar, según JEAN SAINT-FORT PAILLARD en “Comprendre l’equitation” “El hecho, para cualquier ser, de llevar una carga, pronto acaba siendo normal y no altera apenas el equilibrio, a condición de que cumpla las siguientes tres condiciones” estas leyes serían:
1ª Ley: “que el peso sea lo suficientemente proporción al a la fuerza del portor para que la fatiga provocada, le resulte llevadera”. Esta es una de las razones de por qué un niño monta un poni y un adulto un caballo.
2ª Ley: “que él, o los puntos de aplicación, del peso estén situados funcionalmente”. Para el caballista quiere decir que su posición a caballo no es cuestión de modas, sino de funcionalidad para el caballo, no vale cualquier postura sino aquella donde el caballo sienta más cómodo para llevarnos bien. El punto exacto, donde nos debemos situar para ser una mochila inteligente, aún no está perfectamente definido, pero si sabemos que debe estar cerca de la Cruz y lejos de la zona lumbar. Nuestro isquiones son los que deben estar apoyados en la montura siempre que estemos en contacto con ella, y no salirnos de ellos. Si echamos nuestra espalda detrás de la vertical, automáticamente pasamos de apoyarnos sobre los isquiones a hacerlo sobre los glúteos, o sea, que fácilmente retrasamos nuestro asiento 10cm. Incumplimos esta ley además de apoyarnos una zona delicada por el caballo, la tóracolumbar. Además, esta posición nos desequilibra.
EJEMPLO: Poniéndonos de pie al trote a la inglesa: la gran diferencia entre trotar con la espalda ligeramente delante de la vertical, donde todas nuestras articulaciones van flexionadas, sin culadas, y tratar de ir en la vertical o ligeramente detrás, donde las culadas son inevitables, y el que las sufre es el caballo.
3ª Ley: “que el peso se sienta siempre de la misma manera, es decir, que la masa transportada sea perfectamente solidaria de la masa transportadora”. Esto, a caballo, es la centaurización. Inamovibles sobre la montura para que el caballo nos sienta, siempre, de la misma manera. Cuando llevamos una mochila, lo primero que hacemos cuando tenemos que correr con una mochila a cuestas es apretárnosla bien. Inmediatamente nos damos cuenta de su beneficio, este fenómeno en mecánica se llama la Unión positiva. Resulta que está unión positiva la respetamos todos y todos los días sin ser consciente de ello. Nunca se nos ocurriría ir con un calzado un número mayor, o el casco pequeño… o si hablamos del equipo de montar, ir con la cincha floja. ¿Por qué entonces no nos planteamos ser lo mismo a caballo? A caballo nos permitimos movernos, mayoritariamente por nuestra comodidad, pero también pensando alguna vez que ayudamos a caballo, y sin querer porque lo hacemos Inconscientemente. Cuando el caballo lo que necesita es lo contrario. No solemos reflexionar sobre nuestra manera de ir, o sea nuestra asiento, nos comportamos como el niño al que llevamos a hombros, que se mueve a su capricho y no para quieto.
Yo añadiría otra ley psicológica que nos afecta también en nuestra monta cotidiana y que procede de nuestro sistema límbico:
4ª Ley: “sistema límbico, agarrarse para tener sensación de seguridad”. Cuando “somos transportados”, el hecho de no pisar firme –o el hecho de no tener ningún control, como cuando viajamos en avión- nuestro sistema límbico nos incita a que nos agarremos. Es lo que hace un niño cuando nos lo echamos a hombros para jugar. Su primera reacción es agarrarse de donde sea. Hasta de las gafas. Busca –buscamos- la sensación de seguridad. En los aprendices de salto esto se nota muchísimo: en lugar de dejarse llevar por el caballo y acompañarle –ser una mochila inteligente-, se agarran de donde sea y como sea para tener la sensación de seguridad. Desgraciadamente, muchos aprendices de salto persisten en el error durante mucho tiempo: les da sensación de seguridad. Prácticamente lo mismo que les ocurre a otros muchos que, sin saltar, no tienen un “asiento bueno”. Que en castellano castizo sería falta de equilibrio y de fijeza en la montura. O sea, lo contrario de una mochila inteligente.
Palabras del Cura
MICHEL: Una de las maneras es como dice Antonio SP, usar para sujetarnos al caballo la parte de la pierna más cercana al tronco: interior del muslo y rodillas. Nunca pantorrillas ni talones (salvo en caso de emergencia cuando el caballo se revuelve violentamente pillándonos desprevenidos y con el aductor flojo (situación que nunca debería darse mientras estamos montados) y vamos a salirnos de la montura: ahí valen pantorrillas, talones, brazos, uñas y dientes
VICTOR FERNÁNDEZ: Como novato incapaz de hacer lo que se comenta, me gustaría dejar mi opinión. Por supuesto, estoy totalmente de acuerdo en lo expuesto. Yo creo que sería muy favorable el recibir una evaluación seria al principio de montar, por un Profesor (que difícil). Es decir, muchos no podemos alcanzar el objetivo de ser mochila (ni siquiera tonta) no pasamos de ser saco de patatas. Pero yo creo que el primer paso es saberlo, y el segundo, encontrar a alguien que te ponga objetivos alcanzables en tu progreso. Por ejemplo, si alguien viene a jugar al baloncesto conmigo y no es capaz de correr por el campo más de cuatro o cinco veces, yo le ayudare diciendo le cómo puede mejorar físicamente y tal vez, pronto sea capaz de correr el campo entero diez veces. En equitación, en mi caso al menos, nadie me dijo como había que montar de forma correcta y, ni mucho menos, que podía hacer para mejorar yo dentro de mis limitadísimas aptitudes. Solo lo hizo José Manuel, por eso me siento en deuda con él. Yo creo que hace falta sistematizar ese conocimiento, pero no de forma teórica, sino práctica. No es lo mismo un manual que un libro de teoría. O sea, suponiendo un caballo más o menos noble (no digo domado), que debe ser lo primero que debe corregir el jinete antes que nada para montar bien. Parece ser que la posición de las piernas, por debajo del cuerpo es el paso 1 para intentar ser mochila. Recopilados esos cinco primeros pasos (de los cuales algunos no pasaremos en nuestra vida) cuales son los siguientes cinco, por orden de importancia y apoyados unos en otros. Esto es, que no se pueda subir de escalón sin haber pasado antes por el anterior. Al menos es lo que pienso, en los niveles más básicos al menos
FÉLIX LARA: Mi reflexión sobre el tema 1
El caballo en libertad condiciona su equilibrio, en gran medida, por la posición de su cuello. Es el apéndice de su cuerpo que más momento de la fuerza crea sobre este. Aprenden a utilizarlo desde recién nacidos y se sirven de el para economizar sus movimientos.
Al caballo montado se le suma otro apéndice, el torso de su j/a. También crea momentos de la fuerza sobre su cuerpo, de menor magnitud por razón de peso y longitud, pero que el caballo bien padece.
El buen manejo de nuestro tronco no depende del caballo en absoluto sino de nosotros y su estabilidad, del uso de los músculos más cercanos a nuestro centro de gravedad (altura de las caderas aproximadamente) en contacto con el caballo: los aductores.
Encontrar la intensidad justa con la que apretar aductores en cada momento, para no abandonarse ni un solo tranco, desde el paso hasta los cambios de equilibrio bruscos -cross o salto grande- es lo que vemos a los grandes y que tanto nos fascina.
Para imitarlos, comenzar por ejercicios simples, tensar aductores -probando distintas intensidades- y pegar los muslos a la montura en transiciones, trote sentado (con y sin estribos), subidas y bajadas de cuestas en el campo... y de vez en cuando, abrir las rodillas notando como se hunden nuestros isquios en la montura para sentir la diferencia y comparar como nos lleva el caballo. (Las posiciones extremas siempre nos aclaran).
En ejercicios laterales (que rompen el eje del caballo, como dice nuestro Cura) creo q se debe cuidar que no se nos despegue la rodilla de la pierna q empuja porque cuando apretamos pantorrilla fuerte esa es la tendencia. Hace poco descubrí que en espalda dentro, por ejemplo a la derecha, si se ciñe -e incluso empuja- primero con la rodilla derecha y luego se pone la pantorrilla, el caballo obedece antes y nosotros vamos mejor unidos.
JOSÉ MANUEL SALES: Lo más sencillo:
1Parte ancha del pie apoyada en el estribo (no los dedos)
2 pie siempre debajo del culo (como cuando estamos de pie)
3 muslos pegados, no pantorrilla
4 pegados a la montura los isquiones. Nada los molletes
5 espalda, sólo al paso en la vertical. Al trote y galope, siempre delante de la vertical. Para garantizarnos no dar culadas sin querer.
6 Los muslos entrenarlos a dar apretones más fuertes -y notar que aligeramos el peso sobre el dorso-.
Así, el caballo feliz.
Y nosotros ganamos dos cosas importantísimas, además:
Una, que tenemos mucha más precisión con nuestras manos
Dos, muchísimo menos riesgo de caernos. Ésto, además, lo digo por experiencia
VICTOR FERNÁNDEZ: Y, ya rizando el rizo del asiento correcto, que opina de lo que los vaqueros llaman "llevar al caballo abrigado" esto es, llevar contacto de pierna en todo momento, o como dice Nuno, "llevar tensa la cuerda de la guitarra" en la fortaleza del dorso? En los novatos, tenemos un error común que es dejar la pierna sin aplicar presión y eso es perjudicial para el dorso del caballo? De ahí lo de llevar al caballo abrigado en todo momento (con lo que cansa eso cuando lo haces durante horas)?
JOSÉ MANUEL SALES: Durante horas, cuando llevamos la mochila, como los portones somos nosotros, sólo en momentos puntuales las descolocamos.
Montados, como el portor es el caballo, cuando nos cansamos..... que se fastidie.
En cuanto a la conducción, el manejo varía mucho de unas disciplinas a otras, incluso en las próximas.
En excursiones y raid, las ayudas son muy puntuales.
En western, los caballos hacen 3 ejercicios distintos como mucho. Lo aprenden a base de repeticiones.
En cambio, en salto, vaquera, clásica, polo (y?), son cambios continuos. Contacto constante de mano y pierna. Y ese contacto debe ser como llevar a un niño de la mano, sin perder el contacto en ningún momento pero sin tirar.
Cuando manejamos bien nuestro cuerpo a caballo, mantener el contacto, o los, es muy fácil. Cuestión de hábito. Es lo difícil
PAULA OHLIN: Buenos días a todos, el confinamiento me ha dado posibilidad de seguir más este grupo. El ritmo de la vida normal no me lo permite tanto. Siempre que pueda intento estar al tanto. Durante los últimos 15 años me he especializado como instructora en el asiento y el equilibrio del jinete. Trabajo con jinetes de todas las disciplinas y todos niveles. Mi alumno de más nivel es un jinete de completo de mucho nivel que muchos de vosotros conocéis.
Antes de cerrar el tema de ayer me gustaría añadir mis pensamientos sobre la mochila inteligente. Muchas cosas muy buenas ya pronunciadas sobre el tema, faltaría más con El Cura entre nosotros y tantos profesionales buenos. Yo cuando enseño, en clases o clinics, hablo mucho de la Cadena de movimiento para que los alumnos entiendan cómo adaptar su asiento, el columna, al caballo, el viga. Es decir cómo podemos nosotros como jinetes ser parte de la cadena de movimiento que queremos montar.
Esta cadena de movimiento empieza en los posteriores del caballo y viaja hacia su cabeza por su columna. En medio de esta viga en movimiento debemos aprender, como ya se ha dicho, a controlar a nosotros mismos. En movimiento y con el caballo. Las piernas solo pueden quedarse por debajo del asiento si sabemos cómo usar las articulaciones de los tobillos (estribo debajo de la parte más ancha del pie, no en los dedos. El cura ya lo ha puesto arriba), rodillas y caderas. Esto según mi experiencia los jinetes de salto suelen controlar mejor que los de doma por su experiencia de acompañar en el salto.
Bajar el talón con fuerza y llevar el estribo en la punta del pie mata el equilibrio y mata el movimiento. Se puede aprender a aguantarse encima del caballo de esta manera pero no tiene nada que ver con equilibrio correcto y la rigidez que crea limita mucho al caballo.
En paso y trote los isquiones y tu lado izquierdo y derecho trabajan en diagonal.
Por encima de las piernas la pelvis, esta parte tan importante para conseguir equilibrio, debe de saber moverse con exactitud y no perder el equilibrio ni hacia delante ni hacia detrás, Pero sí se debe cumplir su básculeo con enfoque en el movimiento del suelo pélvico. No la parte superior de la pelvis.
La parte de los hombros (parte muy olvidada: los omoplatos), la nuca y brazos del jinete, importantísimo. Unos codos rígidos pueden impedir, según mi experiencia, igual que unos tobillos rígidos. Un contacto con las riendas rígido y sin movimiento correcto dificulta mucho el trabajo del caballo. Un jinete con experiencia sabe que la reunión del caballo debe de ser flexible. Lo debemos enseñar a los de iniciación también.
Un jinete que acompaña con el asiento pero no con brazos y piernas, no acaba de acompañar. No acaba de entender que está montando una cadena en movimiento.
Una de las partes más importantes para un novato, pero a veces ni un jinete avanzado lo ha acabado de entender, es cómo el caballo le hace mover al jinete y cómo el jinete debe adaptarse a este movimiento. No el caballo a nosotros. Con este conocimiento, que incluye saber ordenar su línea vertical en movimiento y adaptarlo a cada tranco o movimiento del caballo, el jinete aprende a guiar los movimientos del caballo y a orientarlo hacía lo que desea hacer con el caballo.
En cuanto a entrenar fuerza, condición física, para un deportista que tiene que adaptarse a un animal tan movible como el caballo no se trata de fuerza pura y dura. De hacer músculo. Se trata de saber diferenciar entre el tono muscular correcto y tensión muscular. Yo hablo de nuestro cuerpo interior y el cuerpo exterior. Tenemos muchas capas de músculos, sobre todo en nuestro núcleo, el core. Hay músculos que tiene como tarea ayudarnos a mantener nuestra línea vertical, la columna, y hay otros que deben moverse y permitir el flujo que debemos saber absorber para poder unirnos al movimiento del caballo y para poder guiarlo.
Algunas cosas repetidas de lo ya dicho. Saludos a todos y ánimos en el confinamiento.
Paz y espero que le sirva a alguien
Estos días de cuarentena el cura ha propuesto tratar una serie de temas para aclarar conceptos.
De cara a cuando podamos volver a los entrenamientos tengamos ideas bien claras de que buscamos.
Constará de un tema propuesto al día, y entre todos ir presentando dudas, ideas, consejos y a ver si al final del día conseguimos una idea clara y concisa sobre ese tema en particular (para más adelante poder trabajarlo con ejercicios prácticos)
1.- En todas las disciplinas deportivas lo más importante es la coordinación de movimiento para hacer lo propio de cada una de ellas.
Lo primero a caballo, y común a todas las disciplinas: que se lleve y que nos lleve bien. Buscar su gesto confortable y económico (o ergonómico). Que a él le resulte fácil y placentero el llevarnos: su cuerpo en orden y nosotros no desordenarle con nuestros movimientos y/o gestos: ser una Mochila inteligente.
2.- En la Equitación hay cosas que saltan a la vista (la nuca, cómo pisan las patas, cuello invertido o no, etc); pero otras hay que conocerlas bien para saber si su funcionamiento es bueno o no: como la base del cuello, incluso el mismo dorso. Y en cuanto al caballista, nosotros, lo mismo: tener bien claro el concepto de Mochila inteligente, o sea, lo que hemos de aprender a ver bien.
3.- Hablando de Equilibrio: tienen muy poco en común el Equilibrio humano -columna- y el del caballo -viga-. Lo primero será tener bien claro cómo funcionan ambos para manejarlos correctamente (de nosotros depende, como casi todo).
Y si nos adentramos en las distintas disciplinas hípicas, lo primero que vemos es la gran diferencia entre el equilibrio de una y de otra. Empezando por los parámetros más elementales y que, absolutamente todos, distinguimos con un margen de error mínimo: velocidad y manejabilidad.
4.- Las tres leyes de Newton, aunque no se pensaron para seres animados ( yo creo que ninguna ley mecánica), también creo que puede ser muy importantes saber adecuarse a ellas, o ellas a nuestra monta, para sacarles un partido enorme en nuestro día a día a caballo.
Y doy una primera pista: un denominador común de las tres, y para nosotros muy importante, la rectitud. En la tercera lo dice de otra manera.
5.- Para aprender y enseñar, el mejor aire, el paso: lo que sembremos al paso, recogeremos al galope.
Y sirve tanto para el caballo como para el caballista.
6.- Sobre la precisión en el lenguaje.
Aquí intentaremos hablar con la mayor precisión, pero teniendo bien claro que nos dirigimos a profesionales de la enseñanza: de caballos y de caballistas.
Luego lo que nos interesa es:
Saber
Saber hacer
Saber transmitir
7.- Aclaración sobre la capacidad portante o locomotora del caballo.
Muy de los caballistas de doma pero que conviene que lo sepamos tod@s.
De momento Ada me está preparando los dibujos.
Estos son los 7 para esta semana, comenzamos con
LA MOCHILA INTELIGENTE.
(Tema 1)
Sobre el tema molestar lo menos posible, puedo decir q me di cuenta de la importancia que tiene en mi breve (pero intenso) paso por el completo
Con una yegua pequeñita había q conseguir q galopara y saltara lo más cómoda posible
(Creo) que al final lo conseguí
CHERYTA: Hola a todos. En esto os puedo ayudar. Estoy ordenando textos del Cura ... Y sobre este tema tengo un resumen. Os lo paso, son todas sus palabras, ya solo transcribo:
¿Cómo nos siente el caballo cuando nos montamos? Siente la presencia del jinete y su comportamiento. Nosotros somos como una mochila para el caballo, y lo ideal sería ser una mochila inteligente, saber qué y cómo hacer para ayudar al caballo, facilitándole, en todo momento, su gesto confortable, económico y/o ergonómico. El caballista es una masa transportada por otra masa transportadora qué es el caballo. Hay unas leyes mecánicas sobre las que se apoya esta relación, que hay que respetar, según JEAN SAINT-FORT PAILLARD en “Comprendre l’equitation” “El hecho, para cualquier ser, de llevar una carga, pronto acaba siendo normal y no altera apenas el equilibrio, a condición de que cumpla las siguientes tres condiciones” estas leyes serían:
1ª Ley: “que el peso sea lo suficientemente proporción al a la fuerza del portor para que la fatiga provocada, le resulte llevadera”. Esta es una de las razones de por qué un niño monta un poni y un adulto un caballo.
2ª Ley: “que él, o los puntos de aplicación, del peso estén situados funcionalmente”. Para el caballista quiere decir que su posición a caballo no es cuestión de modas, sino de funcionalidad para el caballo, no vale cualquier postura sino aquella donde el caballo sienta más cómodo para llevarnos bien. El punto exacto, donde nos debemos situar para ser una mochila inteligente, aún no está perfectamente definido, pero si sabemos que debe estar cerca de la Cruz y lejos de la zona lumbar. Nuestro isquiones son los que deben estar apoyados en la montura siempre que estemos en contacto con ella, y no salirnos de ellos. Si echamos nuestra espalda detrás de la vertical, automáticamente pasamos de apoyarnos sobre los isquiones a hacerlo sobre los glúteos, o sea, que fácilmente retrasamos nuestro asiento 10cm. Incumplimos esta ley además de apoyarnos una zona delicada por el caballo, la tóracolumbar. Además, esta posición nos desequilibra.
EJEMPLO: Poniéndonos de pie al trote a la inglesa: la gran diferencia entre trotar con la espalda ligeramente delante de la vertical, donde todas nuestras articulaciones van flexionadas, sin culadas, y tratar de ir en la vertical o ligeramente detrás, donde las culadas son inevitables, y el que las sufre es el caballo.
3ª Ley: “que el peso se sienta siempre de la misma manera, es decir, que la masa transportada sea perfectamente solidaria de la masa transportadora”. Esto, a caballo, es la centaurización. Inamovibles sobre la montura para que el caballo nos sienta, siempre, de la misma manera. Cuando llevamos una mochila, lo primero que hacemos cuando tenemos que correr con una mochila a cuestas es apretárnosla bien. Inmediatamente nos damos cuenta de su beneficio, este fenómeno en mecánica se llama la Unión positiva. Resulta que está unión positiva la respetamos todos y todos los días sin ser consciente de ello. Nunca se nos ocurriría ir con un calzado un número mayor, o el casco pequeño… o si hablamos del equipo de montar, ir con la cincha floja. ¿Por qué entonces no nos planteamos ser lo mismo a caballo? A caballo nos permitimos movernos, mayoritariamente por nuestra comodidad, pero también pensando alguna vez que ayudamos a caballo, y sin querer porque lo hacemos Inconscientemente. Cuando el caballo lo que necesita es lo contrario. No solemos reflexionar sobre nuestra manera de ir, o sea nuestra asiento, nos comportamos como el niño al que llevamos a hombros, que se mueve a su capricho y no para quieto.
Yo añadiría otra ley psicológica que nos afecta también en nuestra monta cotidiana y que procede de nuestro sistema límbico:
4ª Ley: “sistema límbico, agarrarse para tener sensación de seguridad”. Cuando “somos transportados”, el hecho de no pisar firme –o el hecho de no tener ningún control, como cuando viajamos en avión- nuestro sistema límbico nos incita a que nos agarremos. Es lo que hace un niño cuando nos lo echamos a hombros para jugar. Su primera reacción es agarrarse de donde sea. Hasta de las gafas. Busca –buscamos- la sensación de seguridad. En los aprendices de salto esto se nota muchísimo: en lugar de dejarse llevar por el caballo y acompañarle –ser una mochila inteligente-, se agarran de donde sea y como sea para tener la sensación de seguridad. Desgraciadamente, muchos aprendices de salto persisten en el error durante mucho tiempo: les da sensación de seguridad. Prácticamente lo mismo que les ocurre a otros muchos que, sin saltar, no tienen un “asiento bueno”. Que en castellano castizo sería falta de equilibrio y de fijeza en la montura. O sea, lo contrario de una mochila inteligente.
Palabras del Cura
MICHEL: Una de las maneras es como dice Antonio SP, usar para sujetarnos al caballo la parte de la pierna más cercana al tronco: interior del muslo y rodillas. Nunca pantorrillas ni talones (salvo en caso de emergencia cuando el caballo se revuelve violentamente pillándonos desprevenidos y con el aductor flojo (situación que nunca debería darse mientras estamos montados) y vamos a salirnos de la montura: ahí valen pantorrillas, talones, brazos, uñas y dientes
VICTOR FERNÁNDEZ: Como novato incapaz de hacer lo que se comenta, me gustaría dejar mi opinión. Por supuesto, estoy totalmente de acuerdo en lo expuesto. Yo creo que sería muy favorable el recibir una evaluación seria al principio de montar, por un Profesor (que difícil). Es decir, muchos no podemos alcanzar el objetivo de ser mochila (ni siquiera tonta) no pasamos de ser saco de patatas. Pero yo creo que el primer paso es saberlo, y el segundo, encontrar a alguien que te ponga objetivos alcanzables en tu progreso. Por ejemplo, si alguien viene a jugar al baloncesto conmigo y no es capaz de correr por el campo más de cuatro o cinco veces, yo le ayudare diciendo le cómo puede mejorar físicamente y tal vez, pronto sea capaz de correr el campo entero diez veces. En equitación, en mi caso al menos, nadie me dijo como había que montar de forma correcta y, ni mucho menos, que podía hacer para mejorar yo dentro de mis limitadísimas aptitudes. Solo lo hizo José Manuel, por eso me siento en deuda con él. Yo creo que hace falta sistematizar ese conocimiento, pero no de forma teórica, sino práctica. No es lo mismo un manual que un libro de teoría. O sea, suponiendo un caballo más o menos noble (no digo domado), que debe ser lo primero que debe corregir el jinete antes que nada para montar bien. Parece ser que la posición de las piernas, por debajo del cuerpo es el paso 1 para intentar ser mochila. Recopilados esos cinco primeros pasos (de los cuales algunos no pasaremos en nuestra vida) cuales son los siguientes cinco, por orden de importancia y apoyados unos en otros. Esto es, que no se pueda subir de escalón sin haber pasado antes por el anterior. Al menos es lo que pienso, en los niveles más básicos al menos
FÉLIX LARA: Mi reflexión sobre el tema 1
El caballo en libertad condiciona su equilibrio, en gran medida, por la posición de su cuello. Es el apéndice de su cuerpo que más momento de la fuerza crea sobre este. Aprenden a utilizarlo desde recién nacidos y se sirven de el para economizar sus movimientos.
Al caballo montado se le suma otro apéndice, el torso de su j/a. También crea momentos de la fuerza sobre su cuerpo, de menor magnitud por razón de peso y longitud, pero que el caballo bien padece.
El buen manejo de nuestro tronco no depende del caballo en absoluto sino de nosotros y su estabilidad, del uso de los músculos más cercanos a nuestro centro de gravedad (altura de las caderas aproximadamente) en contacto con el caballo: los aductores.
Encontrar la intensidad justa con la que apretar aductores en cada momento, para no abandonarse ni un solo tranco, desde el paso hasta los cambios de equilibrio bruscos -cross o salto grande- es lo que vemos a los grandes y que tanto nos fascina.
Para imitarlos, comenzar por ejercicios simples, tensar aductores -probando distintas intensidades- y pegar los muslos a la montura en transiciones, trote sentado (con y sin estribos), subidas y bajadas de cuestas en el campo... y de vez en cuando, abrir las rodillas notando como se hunden nuestros isquios en la montura para sentir la diferencia y comparar como nos lleva el caballo. (Las posiciones extremas siempre nos aclaran).
En ejercicios laterales (que rompen el eje del caballo, como dice nuestro Cura) creo q se debe cuidar que no se nos despegue la rodilla de la pierna q empuja porque cuando apretamos pantorrilla fuerte esa es la tendencia. Hace poco descubrí que en espalda dentro, por ejemplo a la derecha, si se ciñe -e incluso empuja- primero con la rodilla derecha y luego se pone la pantorrilla, el caballo obedece antes y nosotros vamos mejor unidos.
JOSÉ MANUEL SALES: Lo más sencillo:
1Parte ancha del pie apoyada en el estribo (no los dedos)
2 pie siempre debajo del culo (como cuando estamos de pie)
3 muslos pegados, no pantorrilla
4 pegados a la montura los isquiones. Nada los molletes
5 espalda, sólo al paso en la vertical. Al trote y galope, siempre delante de la vertical. Para garantizarnos no dar culadas sin querer.
6 Los muslos entrenarlos a dar apretones más fuertes -y notar que aligeramos el peso sobre el dorso-.
Así, el caballo feliz.
Y nosotros ganamos dos cosas importantísimas, además:
Una, que tenemos mucha más precisión con nuestras manos
Dos, muchísimo menos riesgo de caernos. Ésto, además, lo digo por experiencia
VICTOR FERNÁNDEZ: Y, ya rizando el rizo del asiento correcto, que opina de lo que los vaqueros llaman "llevar al caballo abrigado" esto es, llevar contacto de pierna en todo momento, o como dice Nuno, "llevar tensa la cuerda de la guitarra" en la fortaleza del dorso? En los novatos, tenemos un error común que es dejar la pierna sin aplicar presión y eso es perjudicial para el dorso del caballo? De ahí lo de llevar al caballo abrigado en todo momento (con lo que cansa eso cuando lo haces durante horas)?
JOSÉ MANUEL SALES: Durante horas, cuando llevamos la mochila, como los portones somos nosotros, sólo en momentos puntuales las descolocamos.
Montados, como el portor es el caballo, cuando nos cansamos..... que se fastidie.
En cuanto a la conducción, el manejo varía mucho de unas disciplinas a otras, incluso en las próximas.
En excursiones y raid, las ayudas son muy puntuales.
En western, los caballos hacen 3 ejercicios distintos como mucho. Lo aprenden a base de repeticiones.
En cambio, en salto, vaquera, clásica, polo (y?), son cambios continuos. Contacto constante de mano y pierna. Y ese contacto debe ser como llevar a un niño de la mano, sin perder el contacto en ningún momento pero sin tirar.
Cuando manejamos bien nuestro cuerpo a caballo, mantener el contacto, o los, es muy fácil. Cuestión de hábito. Es lo difícil
PAULA OHLIN: Buenos días a todos, el confinamiento me ha dado posibilidad de seguir más este grupo. El ritmo de la vida normal no me lo permite tanto. Siempre que pueda intento estar al tanto. Durante los últimos 15 años me he especializado como instructora en el asiento y el equilibrio del jinete. Trabajo con jinetes de todas las disciplinas y todos niveles. Mi alumno de más nivel es un jinete de completo de mucho nivel que muchos de vosotros conocéis.
Antes de cerrar el tema de ayer me gustaría añadir mis pensamientos sobre la mochila inteligente. Muchas cosas muy buenas ya pronunciadas sobre el tema, faltaría más con El Cura entre nosotros y tantos profesionales buenos. Yo cuando enseño, en clases o clinics, hablo mucho de la Cadena de movimiento para que los alumnos entiendan cómo adaptar su asiento, el columna, al caballo, el viga. Es decir cómo podemos nosotros como jinetes ser parte de la cadena de movimiento que queremos montar.
Esta cadena de movimiento empieza en los posteriores del caballo y viaja hacia su cabeza por su columna. En medio de esta viga en movimiento debemos aprender, como ya se ha dicho, a controlar a nosotros mismos. En movimiento y con el caballo. Las piernas solo pueden quedarse por debajo del asiento si sabemos cómo usar las articulaciones de los tobillos (estribo debajo de la parte más ancha del pie, no en los dedos. El cura ya lo ha puesto arriba), rodillas y caderas. Esto según mi experiencia los jinetes de salto suelen controlar mejor que los de doma por su experiencia de acompañar en el salto.
Bajar el talón con fuerza y llevar el estribo en la punta del pie mata el equilibrio y mata el movimiento. Se puede aprender a aguantarse encima del caballo de esta manera pero no tiene nada que ver con equilibrio correcto y la rigidez que crea limita mucho al caballo.
En paso y trote los isquiones y tu lado izquierdo y derecho trabajan en diagonal.
Por encima de las piernas la pelvis, esta parte tan importante para conseguir equilibrio, debe de saber moverse con exactitud y no perder el equilibrio ni hacia delante ni hacia detrás, Pero sí se debe cumplir su básculeo con enfoque en el movimiento del suelo pélvico. No la parte superior de la pelvis.
La parte de los hombros (parte muy olvidada: los omoplatos), la nuca y brazos del jinete, importantísimo. Unos codos rígidos pueden impedir, según mi experiencia, igual que unos tobillos rígidos. Un contacto con las riendas rígido y sin movimiento correcto dificulta mucho el trabajo del caballo. Un jinete con experiencia sabe que la reunión del caballo debe de ser flexible. Lo debemos enseñar a los de iniciación también.
Un jinete que acompaña con el asiento pero no con brazos y piernas, no acaba de acompañar. No acaba de entender que está montando una cadena en movimiento.
Una de las partes más importantes para un novato, pero a veces ni un jinete avanzado lo ha acabado de entender, es cómo el caballo le hace mover al jinete y cómo el jinete debe adaptarse a este movimiento. No el caballo a nosotros. Con este conocimiento, que incluye saber ordenar su línea vertical en movimiento y adaptarlo a cada tranco o movimiento del caballo, el jinete aprende a guiar los movimientos del caballo y a orientarlo hacía lo que desea hacer con el caballo.
En cuanto a entrenar fuerza, condición física, para un deportista que tiene que adaptarse a un animal tan movible como el caballo no se trata de fuerza pura y dura. De hacer músculo. Se trata de saber diferenciar entre el tono muscular correcto y tensión muscular. Yo hablo de nuestro cuerpo interior y el cuerpo exterior. Tenemos muchas capas de músculos, sobre todo en nuestro núcleo, el core. Hay músculos que tiene como tarea ayudarnos a mantener nuestra línea vertical, la columna, y hay otros que deben moverse y permitir el flujo que debemos saber absorber para poder unirnos al movimiento del caballo y para poder guiarlo.
Algunas cosas repetidas de lo ya dicho. Saludos a todos y ánimos en el confinamiento.
Paz y espero que le sirva a alguien
viernes, 28 de septiembre de 2018
GANAR SIN LUCHAR
Cuantas veces al cabo del día nos gana el caballo? Infinitas. Porque cada vez que tiramos de la rienda, el caballo tira y nos gana al menos al primer intento.
De cuantas somos conscientes? De poquísimas.
La cuestión está en el grado de incomodidad que nos supone.
Nos ganan aunque no lo parezca. No le echamos cuenta. Nos conformamos con ello porque no sabemos qué hacer.
Sólo cuando nos resulta muy incómodo, buscamos el ganarle….. por la fuerza. Y acabamos ganando mas o menos (mas menos que mas) al cabo de un rato de pelea, además, perdida. Y ese tiempo de pelea seremos capaces de repetirlo cada vez en la misma situación. Mientras dura la pelea el caballo, mentalmente, sabe que nos gana y además, estamos entrenándole a que haga lo que no nos interesa. Se le está creando una memoria muscular contraria a la que debe ser.
Queramos o no, estamos continuamente echando un pulso con el caballo. Nosotros utilizamos nuestro brazos y el caballo su balancín. Quien tiene todas las de ganar? El caballo siempre (2ª ley de Newton: nuestros brazos pueden pesar, los dos, 15 kilos, y el balancín del caballo sobre los 75, 50+25). El pulso desaparece al cambiar –sabiamente- el ángulo de la rienda (sabiamente porque conocemos, y aplicamos debidamente, las leyes de Newton y alguna mas).
Cuándo está dispuesto a obedecer? Cuando nuestros gestos son totalmente inteligibles para él. Conclusión: el montar bien consiste en aprender a hacer gestos correctos para que el caballo me entienda.
El aire ideal para aprender y enseñar? Sin lugar a dudas, el paso.
Y por qué no el trote o el galope? Por la inercia y la gravedad (fuerzas externas), por nuestros continuos cambios de equilibrio, y por lo difícil que nos resulta poner en el mejor equilibrio al caballo.
Hay momentos en que la lucha hay que plantearla (lucha porque la resistencia del caballo es la de una masa diez veces la nuestra). Pero sabiendo de antemano que vamos a ganar nosotros: llave de jiujitsu (incurvar o doblar), riendas de palo, ayudante peatón. O, sencillamente, adelante, adelante, adelante.
El caballo, que no es consciente de sus posibilidades, sobre todo la de poder tratarnos como un pelele si lo supiera, hemos de evitar que la descubra. Ejemplos: son las manías que cogen: se resiste a pasar o acercarse a un punto y que nos afectan en tiempos y lugares muy concretos. O siempre los mismos. Y es por la falta del sentido del futuro que el caballo las concretiza en el aquí y ahora, la única conciencia que tiene.
Acabo por donde debiera haber empezado esta exposición con la primera pregunta que nos hemos de plantear: ¿es necesaria la lucha en la educación del caballo? La respuesta correcta es: no es que sea necesaria sino que es inevitable. Y respondo con la pregunta que les he hecho a gran cantidad de padres sobre la educación de sus hijos antes de llegar al uso de razón (que yo lo interpreto a cuando empiezan a tener sentido del futuro): ¿en la educación de tus hijos pequeños, cuantas veces has utilizado la fuerza? La respuesta de todos es que muy esporádicamente. Y yo les respondo que la utilizan a diario muchas mas veces de las que creen. Lo que ocurre es que lo que para ellos no es fuerza, para el niño sí es fuerza y totalmente persuasiva. Y ¿cuál es la diferencia entre niños y caballos educandos? La relación de masas respecto a la nuestra –el educador-- y que es la inversa: el niño pesa la décima parte de nosotros y nosotros la décima parte del caballo. De aquí surgió, desde el principio de la domesticación, la necesidad de utilizar instrumentos persuasivos como anillos nasales, embocaduras, serretas, etc., para poder controlar al caballo.
PEDRO FERNANDEZ DE ANDRADA, en 1599, nos dice cómo someter/educar al caballo utilizando una metáfora perfecta: “Hazle en el cerebro la mortal herida”; queriéndonos decir que nunca hay que utilizar la fuerza con el caballo para ganarle.
JEAN LICART (para mí SAN LICART) en “Perfectionnament Equestre” nos da la clave de por qué no hay que utilizar la fuerza con el caballo: tan sencillo como por el hecho de ser una masa transportada sin ningún punto de apoyo exterior (caso igual al de la bicicleta y que hace 200 años, cuando apareció sin pedales, se le conocía como “caballo económico”). “No es por la fuerza como se le debe mandar inteligentemente al caballo, sino sobre su equilibrio, sobre las disposiciones y movimientos de la columna vertebral del caballo, sobre los gestos del cuello y de los miembros” acaba diciendo SAN LICART. El gran problema es que primero hay que saber con precisión, para luego hacer correctamente para que el caballo nos entienda.
¿Maneras de ganar sin luchar? Vendrá a continuación.
Paz y espero que le sirva a alguien
De cuantas somos conscientes? De poquísimas.
La cuestión está en el grado de incomodidad que nos supone.
Nos ganan aunque no lo parezca. No le echamos cuenta. Nos conformamos con ello porque no sabemos qué hacer.
Sólo cuando nos resulta muy incómodo, buscamos el ganarle….. por la fuerza. Y acabamos ganando mas o menos (mas menos que mas) al cabo de un rato de pelea, además, perdida. Y ese tiempo de pelea seremos capaces de repetirlo cada vez en la misma situación. Mientras dura la pelea el caballo, mentalmente, sabe que nos gana y además, estamos entrenándole a que haga lo que no nos interesa. Se le está creando una memoria muscular contraria a la que debe ser.
Queramos o no, estamos continuamente echando un pulso con el caballo. Nosotros utilizamos nuestro brazos y el caballo su balancín. Quien tiene todas las de ganar? El caballo siempre (2ª ley de Newton: nuestros brazos pueden pesar, los dos, 15 kilos, y el balancín del caballo sobre los 75, 50+25). El pulso desaparece al cambiar –sabiamente- el ángulo de la rienda (sabiamente porque conocemos, y aplicamos debidamente, las leyes de Newton y alguna mas).
Cuándo está dispuesto a obedecer? Cuando nuestros gestos son totalmente inteligibles para él. Conclusión: el montar bien consiste en aprender a hacer gestos correctos para que el caballo me entienda.
El aire ideal para aprender y enseñar? Sin lugar a dudas, el paso.
Y por qué no el trote o el galope? Por la inercia y la gravedad (fuerzas externas), por nuestros continuos cambios de equilibrio, y por lo difícil que nos resulta poner en el mejor equilibrio al caballo.
Hay momentos en que la lucha hay que plantearla (lucha porque la resistencia del caballo es la de una masa diez veces la nuestra). Pero sabiendo de antemano que vamos a ganar nosotros: llave de jiujitsu (incurvar o doblar), riendas de palo, ayudante peatón. O, sencillamente, adelante, adelante, adelante.
Acabo por donde debiera haber empezado esta exposición con la primera pregunta que nos hemos de plantear: ¿es necesaria la lucha en la educación del caballo? La respuesta correcta es: no es que sea necesaria sino que es inevitable. Y respondo con la pregunta que les he hecho a gran cantidad de padres sobre la educación de sus hijos antes de llegar al uso de razón (que yo lo interpreto a cuando empiezan a tener sentido del futuro): ¿en la educación de tus hijos pequeños, cuantas veces has utilizado la fuerza? La respuesta de todos es que muy esporádicamente. Y yo les respondo que la utilizan a diario muchas mas veces de las que creen. Lo que ocurre es que lo que para ellos no es fuerza, para el niño sí es fuerza y totalmente persuasiva. Y ¿cuál es la diferencia entre niños y caballos educandos? La relación de masas respecto a la nuestra –el educador-- y que es la inversa: el niño pesa la décima parte de nosotros y nosotros la décima parte del caballo. De aquí surgió, desde el principio de la domesticación, la necesidad de utilizar instrumentos persuasivos como anillos nasales, embocaduras, serretas, etc., para poder controlar al caballo.
PEDRO FERNANDEZ DE ANDRADA, en 1599, nos dice cómo someter/educar al caballo utilizando una metáfora perfecta: “Hazle en el cerebro la mortal herida”; queriéndonos decir que nunca hay que utilizar la fuerza con el caballo para ganarle.
JEAN LICART (para mí SAN LICART) en “Perfectionnament Equestre” nos da la clave de por qué no hay que utilizar la fuerza con el caballo: tan sencillo como por el hecho de ser una masa transportada sin ningún punto de apoyo exterior (caso igual al de la bicicleta y que hace 200 años, cuando apareció sin pedales, se le conocía como “caballo económico”). “No es por la fuerza como se le debe mandar inteligentemente al caballo, sino sobre su equilibrio, sobre las disposiciones y movimientos de la columna vertebral del caballo, sobre los gestos del cuello y de los miembros” acaba diciendo SAN LICART. El gran problema es que primero hay que saber con precisión, para luego hacer correctamente para que el caballo nos entienda.
¿Maneras de ganar sin luchar? Vendrá a continuación.
Paz y espero que le sirva a alguien
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