JOSÉ
MANUEL SALES:
Entonces ¿cómo debo entender -y sentir- el equilibrio del caballo?
Yo voy a dar mi versión:
Simplificando: la POSTURA que le
facilite al caballo el hacer lo que tengamos previsto. Y cada disciplina tiene
unos objetivos distintos.
Por ejemplo Nadal: su objetivo
inmediato es pegar raquetazos -con toda la precisión del mundo-, después de
haber corrido unos metros -en cualquier dirección- y de preparar su cuerpo para
bascular y poder darle a la pelota el raquetazo eficiente.
Si pierde el equilibrio en cualquier
momento, el raquetazo deja de ser eficiente. Y si lo hace unas pocas veces más
de lo habitual, dejará de ser nuestro Nadal (no le conoceríamos todos).
¿Qué cualidad fundamental le vemos?
La MOVILIDAD!!! Y, para ello,
EQUILIBRIO!!!!!
Y les vemos a los Gasol en lo suyo. Y
a Iniesta en lo suyo. Y a Luis Astolfi en lo nuestro.
Pues para el caballo, lo mismo.
Requisitos: pies en su sitio (dentro),
balancín en su sitio (cerca de la vertical) y yo en mi sitio (mochila
inteligente). ¡Y que se aguante sólo el caballo!!! (Y en la posición que
deba!!!)
Una aclaración: la relación Balancín-Pies correcta pone a la
nuca en su sitio (punto más alto del Balancín), a la base del cuello
--articulación cervico-torácica-- en su sitio (fundamental) y, consecuencia de
lo anterior, al dorso (articulación lumbo-sacra) trabajando bien o en su sitio.
(Al final explicaré la sinergia cuello- riñones de nosotros los humanos, y la
única especie animal que la comparte es el caballo).
Entonces, podemos decir que está en
Equilibrio cuando en dicha posición, fundamental ergonómica, el caballo se
aguanta sólo y capaz de moverse en todas direcciones con los cambios de
equilibrio correspondientes.
Esto es lo que veía hace más de medio
siglo a los vaquerosos (con todo el respeto del mundo. Sigo pensando que es la
mejor Equitación) Jordá, Barroso, Salguero, Miranda, y a mi entrañable maestro
Perico DM.
Pero, en aquella época, impensable
cualquier aclaración (y más nos valía).
Pero, a caballo, ideas muy claras:
1 postura ergonómica del caballo
2 que se aguante sólo
3 atención y adhesión al caballista
3 movilidad
4 mochila inteligente (el caballista,
claro)
La ventaja de los jóvenes de hoy? Que
la transmisión es mucho más fiable y ya vamos teniendo ideas claras -saber- que
facilitan el saber hacer.
¿Y el saber hacer? Igual de difícil o
más. Porque el nivel de exigencia es mayor. Y esto es cuestión de horas en
nuestro pensadero personal, o sea, las horas que echamos a caballo dándole
vueltas a la cabeza para hacerlo cada vez mejor y que el caballo se sienta
mejor también.
Y nosotros, también obtendremos una
magnífica recompensa. Sólo que tarde... para lo que nos gustaría.
Os recuerdo el versito de JR Jiménez:
Qué difícil es juntar
El tiempo de frutecer
Con el tiempo de sembrar.
PFdAndrada
Porque los caballos no hablan para
decírnoslo y cuando alguna vez por demostraciones o movimientos que hacen con
sus bocas, los podríamos entender, es tan poca nuestra experiencia que no
caemos en ella.
JOSÉ
MANUEL SALES: Por eso
creo que es mejor
Aclarado el tema, vamos a centrar el
debate -aportación- del día, sobre el
equilibrio del caballo.
Yo voy a hablar de tres puntos
importantes - pero no únicos-, y que son:
1 equilibrio humano y del caballo
2 freno y cambio de marcha montados
3 velocidad y manejabilidad
Aunque os suene a chino algo de lo que
os he puesto, es normal. A mí me pasaba a la edad de cualquiera de los que lo
estáis pensando.
Pero al final resulta que hay que
volver a lo que aprendimos en el cole... y saber aplicarlo a lo que a nosotros
más nos interesa, a los caballos.
Y ésto, a mí, me ha tocado aprenderlo
de muy mayor. Y como nunca es tarde si la dicha llega, pues voy a compartirla
con vosotros.
1.1: Equilibrio humano y del caballo
Para nosotros, el concepto que tenemos del equilibrio es
vertical. Porque nosotros tenemos columna vertebral (aunque de columna no tiene
nada porque es más que una S. Es un zigzag adelante y atrás). Claro, en cuanto
nos salimos de la vertical, notamos perfectamente que nos caemos... porque
nuestro centro de gravedad (que no sabemos donde está pero sí lo sentimos), no
cae sobre la base que forman nuestros pies. De ahí mi insistencia en poner los
pies debajo del culo. A caballo y siempre.
1.2: Equilibrio del caballo.
En cambio el equilibrio del caballo,
como tiene viga (que tampoco es una viga porque tiene forma de S, pero
horizontal, sus curvas hacia arriba y abajo) en lugar de columna, su equilibrio
es horizontal, por ello tiene que apoyarse en cuatro patas. Así imposible
caerse. Por eso un potro, a las pocas horas de nacer ya galopa. ¡Y lo que le
cuesta a un niño el aprender a caminar y, luego, a correr bien!. Y todo por el
tema del equilibrio!.
1.3: Equilibrio ecuestre, o sea,
cuando nos montamos, lo que nos interesa. Y como "casa sin cimiento se cae
presto" (PFdAndrada dixit), si volvemos a las bases, o al Catón (el primer
libro de estudio de mi vida, y de muchísimos más), mejor construiremos nuestro
equilibrio a caballo, que es lo que nos interesa de verdad: poner de acuerdo un
equilibrio vertical sobre otro horizontal. Un poco parecido sólo a los
esquiadores tanto de nieve como de agua (y de agua tenemos un experto aquí).
Está claro que el que tiene mucho más
fácil el caerse es el caballista. Y de hecho es lo que vemos muy a menudo
todavía. Y digo todavía porque cada vez vemos menos caídas. ¿Y por qué? Por la
sencilla razón de que cada vez somos más una Mochila inteligente ¡y nos pegamos
al caballo como una lapa¡. Y como al final el caballo no se cae, nosotros tampoco
2: Freno y cambio de marcha
Tod@s tenemos claro su diferencia en
el coche.
Pero ¿Cómo frenamos y aceleramos, como
peatones? Echando nuestro CUERPO hacia delante o hacia atrás. O sea, cambiando
nuestro equilibrio.
Pero para hacer lo mismo, el caballo
utiliza dos gestos distintos: para frenar mete los pies y sube el balancín y
para avanzar saca los pies y baja el balancín. Y el cuerpo se acomoda,
lógicamente, a estos dos gestos. Ésta es la manera propia de cambiar el
equilibrio el caballo ¡en libertad!
Pero al montarlo, es tal el
desbarajuste que le creamos al caballo, que ya deja de manejar su cuerpo y, por
lo tanto, moverse como lo hacía en libertad. En la escala alemana dicen que
pierde el ritmo, pero esto es una tontería como una Catedral. Vale que por la
década de los 30 del siglo pasado acomodaran lo que se escribió en 1912 en la
HVD12, para crear esa escala. Pero resulta que estamos hablando en el 2020. Y
si no se corrigen las ideas de ayer (1912) con las ideas de hoy (2020), querrá
decirse que ha habido un fracaso cultural (Don José Ortega y Gasset, dixit. Y,
por supuesto me fío mucho más de él que de la escala alemana). Y, creo, como
consecuencia de ello, que se nos ha enseñado, a caballo, a frenar y acelerar
sin utilizar el cambio de equilibrio, es decir, lo que en la mecánica que todos
conocemos supone el cambio de marcha, lo que para personas y caballos es cambio
de equilibrio.
Hace 60 años tuve el privilegio de ver
(casi a diario porque me pelaba muchas clases. ¡Elemental, mi querido Watson!)
a San Pepe Jordá, Paco Barroso (el maestro de mi hermano del corazón Pepito
Salguero qepd, dignísimo alumno suyo, pero entonces no era ni veinteañero) y
Miranda. Era un auténtico placer verles cómo todo lo hacían cambiando el
equilibrio al caballo. Pero, claro, en aquella época era imposible que pudieran
explicar lo que hacían. Al menos, por aquel entonces nuestro cerebro hacía de
computadora. Y creo que muy bien.
Conclusión, a caballo es necesario
volver a acelerar o frenar con el cambio de equilibrio ¡del caballo, no del
nuestro(es lo que vemos muchas veces: caballistas manejando sus espaldas en
lugar del Balancín-Pies del caballo)!!! Y es lo que vemos normalmente en el
salto de altísima competición, cuando
aguantan haciendo subir el balancín ¡y aumentar las revoluciones de los
pies!
FÉLIX
LARA: Mi aportación
sobre el equilibrio del caballo.
Según la mecánica Newtoniana, el
equilibrio es el estado de un cuerpo cuando la suma de las fuerzas que se
ejercen sobre él y de los momentos de la fuerza que obran en él se compensan y
son igual a cero.
Si nos lo llevamos al caballo el
equilibrio equivaldría a que se lleve bien -el mismo- en movimiento, con
ligereza y facilidad. Si como nos viene diciendo José Manuel desde hace un
tiempo cambiamos en nuestra mente de caballistas el control por el equilibrio,
conseguiremos justo eso: ligereza y facilidad y además, ayunaremos de
restringir al caballo, normalmente de delante.
Me voy a centrar en el equilibrio a
los tres aires, ya que con independencia de la disciplina y salvo muy contadas
excepciones, la mayoría de los caballos trabajan a diario a los tres aires.
1. Al paso, el equilibrio del caballo
se beneficia de la baja velocidad y de que en ninguno de los 4 tiempos hay
menos de dos cascos apoyados en el suelo. Por ello, resulta el aire ideal para
aprender y para recuperar el equilibrio -físico y fisiológico- que pierde
cuando empezamos a montarlo.
2. Al trote, el equilibrio se
beneficia de ser el único aire no basculante y también por evolucionar
sobre bípedos diagonales (nunca menos de dos cascos en la tierra) por lo
que trabajarlo bien -sobre todo en caballos jóvenes- vendrá de darle lentitud
al aire para limitar la desventaja de ser un aire más veloz que el paso.
3. Al galope, es donde más se
compromete el equilibrio del caballo ya que este se balancea entre el pie
exterior y la mano interior
(desequilibrio lateral) y también se balancea longitudinalmente con una fase de
reunión y otra de extensión promovida por los gestos del cuello. A ello le
añadimos que es el aire más veloz, luego el de mayor inercia.
Conclusión: los problemas de
equilibrio tienen mejor solución si empezamos por un trabajo a conciencia al
paso, teniendo un efecto dual porque lo que sembramos al paso
lo recogemos a galope (palabra de Cura).
JOSÉ
MANUEL SALES: 29.03.20
que no pese a la mano.
De tan sencillo, me cuesta arrancar.
Lo que sí puedo garantizar que lo he
experimentado con cientos de caballos y ponis.
Y es, llevándole de la mano, mejor con
la embocadura suya, subirle lentamente la cabeza hasta que pare. Y repetir.
Y tener bien claro que no se va a
parecer nada las primeras veces con el final. Que ya lo entiende y puede
organizar su cuerpo. A la quinta repetición ya tomamos nota de que se van
enterando.
Al paso, claro. Y con series de repeticiones:
5 veces a una mano, 5 a la otra. Y con dos series a cada mano, suficiente. Y
con pocos días, basta.
Es increíble cómo, hasta estas cosas
tan sencillas, hay que aprender a hacerlas bien. Por ejemplo, hacerlo
lentamente y no dejarle que la primera reacción suya sea el cerrar la nuca y
bajarla.
Y cómo aprenden de rápido a meter los
pies cuando se les enseña a subir despacio la cara.
Qué es lo que hacemos: enseñarles a
que recuperen la buena relación Balancín-Pies. Y nosotros sólo le hacemos medio
camino: subirles lentamente el balancín.
Al primero que se me ocurrió
hacérselo, al Latendo hace 25 años. Tres
años después, corrió el campeonato del mundo.
La primera montada de un potro,
paradas subiéndole la cara.
Con ponis, al trote y al galope, en la
primera sesión aprenden. Y hasta a saltar bien.
Lo dicho, buscar la buena relación
Balancín-Pies.
Paz y espero que le sirva a alguien
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