jueves, 16 de abril de 2020

TEMA 2. EQUILIBRIO DEL CABALLO.


JOSÉ MANUEL SALES: Entonces ¿cómo debo entender -y sentir- el equilibrio del caballo?
Yo voy a dar mi versión:
Simplificando: la POSTURA que le facilite al caballo el hacer lo que tengamos previsto. Y cada disciplina tiene unos objetivos distintos.
Por ejemplo Nadal: su objetivo inmediato es pegar raquetazos -con toda la precisión del mundo-, después de haber corrido unos metros -en cualquier dirección- y de preparar su cuerpo para bascular y poder darle a la pelota el raquetazo eficiente.
Si pierde el equilibrio en cualquier momento, el raquetazo deja de ser eficiente. Y si lo hace unas pocas veces más de lo habitual, dejará de ser nuestro Nadal (no le conoceríamos todos).
¿Qué cualidad fundamental le vemos?
La MOVILIDAD!!! Y, para ello, EQUILIBRIO!!!!!
Y les vemos a los Gasol en lo suyo. Y a Iniesta en lo suyo. Y a Luis Astolfi en lo nuestro.
Pues para el caballo, lo mismo.
Requisitos: pies en su sitio (dentro), balancín en su sitio (cerca de la vertical) y yo en mi sitio (mochila inteligente). ¡Y que se aguante sólo el caballo!!! (Y en la posición que deba!!!)
Una aclaración:  la relación Balancín-Pies correcta pone a la nuca en su sitio (punto más alto del Balancín), a la base del cuello --articulación cervico-torácica-- en su sitio (fundamental) y, consecuencia de lo anterior, al dorso (articulación lumbo-sacra) trabajando bien o en su sitio. (Al final explicaré la sinergia cuello- riñones de nosotros los humanos, y la única especie animal que la comparte es el caballo).
Entonces, podemos decir que está en Equilibrio cuando en dicha posición, fundamental ergonómica, el caballo se aguanta sólo y capaz de moverse en todas direcciones con los cambios de equilibrio correspondientes.
Esto es lo que veía hace más de medio siglo a los vaquerosos (con todo el respeto del mundo. Sigo pensando que es la mejor Equitación) Jordá, Barroso, Salguero, Miranda, y a mi entrañable maestro Perico DM.
Pero, en aquella época, impensable cualquier aclaración (y más nos valía).
Pero, a caballo, ideas muy claras:
1 postura ergonómica del caballo
2 que se aguante sólo
3 atención y adhesión al caballista
3 movilidad
4 mochila inteligente (el caballista, claro)
La ventaja de los jóvenes de hoy? Que la transmisión es mucho más fiable y ya vamos teniendo ideas claras -saber- que facilitan el saber hacer.
¿Y el saber hacer? Igual de difícil o más. Porque el nivel de exigencia es mayor. Y esto es cuestión de horas en nuestro pensadero personal, o sea, las horas que echamos a caballo dándole vueltas a la cabeza para hacerlo cada vez mejor y que el caballo se sienta mejor también.
Y nosotros, también obtendremos una magnífica recompensa. Sólo que tarde... para lo que nos gustaría.
Os recuerdo el versito de JR Jiménez:
Qué difícil es juntar
El tiempo de frutecer
Con el tiempo de sembrar.
PFdAndrada
Porque los caballos no hablan para decírnoslo y cuando alguna vez por demostraciones o movimientos que hacen con sus bocas, los podríamos entender, es tan poca nuestra experiencia que no caemos en ella.

JOSÉ MANUEL SALES: Por eso creo que es mejor
Aclarado el tema, vamos a centrar el debate -aportación- del  día, sobre el equilibrio del caballo.
Yo voy a hablar de tres puntos importantes - pero no únicos-, y que son:
1 equilibrio humano y del caballo
2 freno y cambio de marcha montados
3 velocidad y manejabilidad
Aunque os suene a chino algo de lo que os he puesto, es normal. A mí me pasaba a la edad de cualquiera de los que lo estáis pensando.
Pero al final resulta que hay que volver a lo que aprendimos en el cole... y saber aplicarlo a lo que a nosotros más nos interesa, a los caballos.
Y ésto, a mí, me ha tocado aprenderlo de muy mayor. Y como nunca es tarde si la dicha llega, pues voy a compartirla con vosotros.
1.1: Equilibrio humano y del caballo
Para nosotros,  el concepto que tenemos del equilibrio es vertical. Porque nosotros tenemos columna vertebral (aunque de columna no tiene nada porque es más que una S. Es un zigzag adelante y atrás). Claro, en cuanto nos salimos de la vertical, notamos perfectamente que nos caemos... porque nuestro centro de gravedad (que no sabemos donde está pero sí lo sentimos), no cae sobre la base que forman nuestros pies. De ahí mi insistencia en poner los pies debajo del culo. A caballo y siempre.
1.2: Equilibrio del caballo.
En cambio el equilibrio del caballo, como tiene viga (que tampoco es una viga porque tiene forma de S, pero horizontal, sus curvas hacia arriba y abajo) en lugar de columna, su equilibrio es horizontal, por ello tiene que apoyarse en cuatro patas. Así imposible caerse. Por eso un potro, a las pocas horas de nacer ya galopa. ¡Y lo que le cuesta a un niño el aprender a caminar y, luego, a correr bien!. Y todo por el tema del equilibrio!.
1.3: Equilibrio ecuestre, o sea, cuando nos montamos, lo que nos interesa. Y como "casa sin cimiento se cae presto" (PFdAndrada dixit), si volvemos a las bases, o al Catón (el primer libro de estudio de mi vida, y de muchísimos más), mejor construiremos nuestro equilibrio a caballo, que es lo que nos interesa de verdad: poner de acuerdo un equilibrio vertical sobre otro horizontal. Un poco parecido sólo a los esquiadores tanto de nieve como de agua (y de agua tenemos un experto aquí).
Está claro que el que tiene mucho más fácil el caerse es el caballista. Y de hecho es lo que vemos muy a menudo todavía. Y digo todavía porque cada vez vemos menos caídas. ¿Y por qué? Por la sencilla razón de que cada vez somos más una Mochila inteligente ¡y nos pegamos al caballo como una lapa¡. Y como al final el caballo no se cae, nosotros tampoco
2: Freno y cambio de marcha
Tod@s tenemos claro su diferencia en el coche.
Pero ¿Cómo frenamos y aceleramos, como peatones? Echando nuestro CUERPO hacia delante o hacia atrás. O sea, cambiando nuestro equilibrio.
Pero para hacer lo mismo, el caballo utiliza dos gestos distintos: para frenar mete los pies y sube el balancín y para avanzar saca los pies y baja el balancín. Y el cuerpo se acomoda, lógicamente, a estos dos gestos. Ésta es la manera propia de cambiar el equilibrio el caballo ¡en libertad!
Pero al montarlo, es tal el desbarajuste que le creamos al caballo, que ya deja de manejar su cuerpo y, por lo tanto, moverse como lo hacía en libertad. En la escala alemana dicen que pierde el ritmo, pero esto es una tontería como una Catedral. Vale que por la década de los 30 del siglo pasado acomodaran lo que se escribió en 1912 en la HVD12, para crear esa escala. Pero resulta que estamos hablando en el 2020. Y si no se corrigen las ideas de ayer (1912) con las ideas de hoy (2020), querrá decirse que ha habido un fracaso cultural (Don José Ortega y Gasset, dixit. Y, por supuesto me fío mucho más de él que de la escala alemana). Y, creo, como consecuencia de ello, que se nos ha enseñado, a caballo, a frenar y acelerar sin utilizar el cambio de equilibrio, es decir, lo que en la mecánica que todos conocemos supone el cambio de marcha, lo que para personas y caballos es cambio de equilibrio.
Hace 60 años tuve el privilegio de ver (casi a diario porque me pelaba muchas clases. ¡Elemental, mi querido Watson!) a San Pepe Jordá, Paco Barroso (el maestro de mi hermano del corazón Pepito Salguero qepd, dignísimo alumno suyo, pero entonces no era ni veinteañero) y Miranda. Era un auténtico placer verles cómo todo lo hacían cambiando el equilibrio al caballo. Pero, claro, en aquella época era imposible que pudieran explicar lo que hacían. Al menos, por aquel entonces nuestro cerebro hacía de computadora. Y creo que muy bien.
Conclusión, a caballo es necesario volver a acelerar o frenar con el cambio de equilibrio ¡del caballo, no del nuestro(es lo que vemos muchas veces: caballistas manejando sus espaldas en lugar del Balancín-Pies del caballo)!!! Y es lo que vemos normalmente en el salto de altísima competición, cuando  aguantan haciendo subir el balancín ¡y aumentar las revoluciones de los pies!

FÉLIX LARA: Mi aportación sobre el equilibrio del caballo.

Según la mecánica Newtoniana, el equilibrio es el estado de un cuerpo cuando la suma de las fuerzas que se ejercen sobre él y de los momentos de la fuerza que obran en él se compensan y son igual a cero.
Si nos lo llevamos al caballo el equilibrio equivaldría a que se lleve bien -el mismo- en movimiento, con ligereza y facilidad. Si como nos viene diciendo José Manuel desde hace un tiempo cambiamos en nuestra mente de caballistas el control por el equilibrio, conseguiremos justo eso: ligereza y facilidad y además, ayunaremos de restringir al caballo, normalmente de delante.
Me voy a centrar en el equilibrio a los tres aires, ya que con independencia de la disciplina y salvo muy contadas excepciones, la mayoría de los caballos trabajan a diario a los tres aires.
1. Al paso, el equilibrio del caballo se beneficia de la baja velocidad y de que en ninguno de los 4 tiempos hay menos de dos cascos apoyados en el suelo. Por ello, resulta el aire ideal para aprender y para recuperar el equilibrio -físico y fisiológico- que pierde cuando empezamos a montarlo.
2. Al trote, el equilibrio se beneficia de ser el único aire no basculante y también por  evolucionar sobre bípedos diagonales (nunca menos de dos cascos en la tierra)  por lo que trabajarlo bien -sobre todo en caballos jóvenes- vendrá de darle lentitud al aire para limitar la desventaja de ser un aire más veloz que el paso.
3. Al galope, es donde más se compromete el equilibrio del caballo ya que este se balancea entre el pie exterior  y la mano interior (desequilibrio lateral) y también se balancea longitudinalmente con una fase de reunión y otra de extensión promovida por los gestos del cuello. A ello le añadimos que es el aire más veloz, luego el de mayor inercia.
Conclusión: los problemas de equilibrio tienen mejor solución si empezamos por un trabajo a conciencia al paso, teniendo un efecto dual porque lo que sembramos al paso
 lo recogemos a galope (palabra de Cura).

JOSÉ MANUEL SALES: 29.03.20 que no pese a la mano.
De tan sencillo, me cuesta arrancar.
Lo que sí puedo garantizar que lo he experimentado con cientos de caballos y ponis.
Y es, llevándole de la mano, mejor con la embocadura suya, subirle lentamente la cabeza hasta que pare. Y repetir.
Y tener bien claro que no se va a parecer nada las primeras veces con el final. Que ya lo entiende y puede organizar su cuerpo. A la quinta repetición ya tomamos nota de que se van enterando.
Al paso, claro. Y con series de repeticiones: 5 veces a una mano, 5 a la otra. Y con dos series a cada mano, suficiente. Y con pocos días, basta.
Es increíble cómo, hasta estas cosas tan sencillas, hay que aprender a hacerlas bien. Por ejemplo, hacerlo lentamente y no dejarle que la primera reacción suya sea el cerrar la nuca y bajarla.
Y cómo aprenden de rápido a meter los pies cuando se les enseña a subir despacio la cara.
Qué es lo que hacemos: enseñarles a que recuperen la buena relación Balancín-Pies. Y nosotros sólo le hacemos medio camino: subirles lentamente el balancín.
Al primero que se me ocurrió hacérselo, al Latendo hace 25 años.  Tres años después, corrió el campeonato del mundo.
La primera montada de un potro, paradas subiéndole la cara.
Con ponis, al trote y al galope, en la primera sesión aprenden. Y hasta a saltar bien.
Lo dicho, buscar la buena relación Balancín-Pies.

Paz y espero que le sirva a alguien


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