OLYMPIA
(Londres) 2007
DENOMINADORES
COMUNES DE LOS MEJORES JINETES Y AMAZONAS DEL MUNDO, 3ª PARTE
Queriéndolo hacer bien es muy fácil cometer errores,
inevitables, hasta que a fuerza de repetir conseguimos una buena educación de
la mano; el cuello del caballo debemos “fabricarlo” bien, es decir, darle una
buena conformación para su buen funcionamiento, haga que todo el caballo esté
bien conectado y sus acciones eficaces. Y estos errores son:
1. cuando la rienda está tensa no es fácil distinguir si es
la boca o la mano la que tira. Normalmente, y desgraciadamente, es la mano la
que tira: porque tenemos bíceps ( el músculo a proscribir en equitación al ser
el causante de tirar), somos depredadores natos y cualquier agresión se hace
con las manos y es tan fácil pelearse con el caballo y finalmente, cualquier
sensación de pérdida de equilibrio la compensamos agarrándonos con las manos.
Por mucho que intente que sea el caballo el que tire de mí, sólo lo hará si
cambio mis comportamientos instintivos. El caballo acabará sintiendo mi mano
como realmente es y no como me gustaría que fuese.
2. una acción insuficientemente correcta de la mano, por muy
bien que esté trabajando el caballo, hará que unas articulaciones se abran o se
cierren en exceso y las otras compensando harán que el movimiento sea
incorrecto y poco confortable para el caballo, sobretodo las TRANSICIONES,
porque no trabajarán TODAS las articulaciones un poco y sí unas mucho y otras
bloqueadas. Por ejemplo, en todas las transiciones tanto crecientes como
decrecientes, el caballo no tiene que cerrar ni abrir la nuca exageradamente NI
UN INSTANTE durante la transición ni tampoco encoger el cuello ya sea por las
vértebras cervicales ni por la cérvico-torácica de la base del cuello. Esta que
es importantísima se puede empezar a detectar viendo las arrugar que se hacen
en esa zona cuando el cuello del caballo se invierte mínimamente. Esta
articulación (la cérvico-torácica) tal vez por su difícil detección y siendo
tan importante como las de la mandíbula y la nuca porque de ella depende el
buen funcionamiento de las otras seis articulaciones del cuello, me hace
insistir sobre su toma de conciencia. Así cuando un caballo rehuye la mano
echando la nuca hacia atrás e invirtiendo el cuello, hay que detener la marcha
hacia atrás de la mano en un punto incómodo para el caballo y para nosotros más
porque nos gustaría seguir tirando, y las riendas tensas y manteniendo esa
referencia inalterable para que el caballo sepa donde está. Luego no tensar y
aflojar mínimamente, empujar, empujar y empujar hasta que sea el caballo el que
tire fuertemente de la mano para salir hacia delante de la posición. Paciencia,
esperar e insistir hasta que el caballo tire, hacia abajo y no hacia delante
con lo cual al tensar el ligamento superior (el nucal más el supraespinoso) y
la contracción de los músculos abdominales y escalenos hará que suban base del
cuello y dorso, los pies empujando y la nuca avanzando porque el cuello alarga
y finalmente descontrae la nuca y mandíbula. Tensando la rienda sobre un ángulo
superior a los 45º facilita al caballo el que tire hacia abajo, simplemente
porque aplicamos el principio de acción y reacción de la fuerza, en cuanto a la
intensidad de la fuerza. No aplicar una fuerza que gane al caballo dejándole
detrás de la mano, sino aplicar una fuerza para dejarse ganar, que es lo que
nos interesa.
Hay transiciones decrecientes rápidas aparentemente buenas
para el jinete pero en absoluto para el caballo. El problema está en el
encogimiento del cuello o la nuca excesivamente cerrada. En ambos casos los
pies entrarán pero el dorso en lugar de subir contrae los músculos y se hunde
aunque, repito, metiendo los pies. Pero el caballo deja de estar redondo o
conectado. ¿Qué elemento visual destacaría en el aprendizaje y camino de
perfección de las transiciones? Aprender desde el principio a pedirlas
manteniendo cabeza y cuello lo más exactamente posible (camino de la
perfección) en la misma posición. No se trata de tirar hacia atrás sino
descontraer articulaciones de delante, la mandíbula la primera, hacia atrás
como un “glisando” de piano, hasta los menudillos de los pies y resistir. De
esta manera el caballo utiliza todas sus articulaciones un poco y no unas
bloqueadas y otras mucho. Al caballo, al parar no le gusta que le tiremos y
menos de la boca. Necesita entender lo que se le pide con gestos naturales, ni
más ni menos que como nosotros, resistir respetando el ritmo, o sea,
transformar el movimiento sin ponerse contra el movimiento. A nadie nos gusta
cuando nos llevan cogidos del brazo, que nos tiren para pararnos. Esto es lo
que se hace a diario con los niños pequeños que pasan, por razón de edad, de
los razonamientos de las personas mayores.
Para entender mejor la sinergia, un ejemplo idéntico para
personas y caballos. Cuando echamos la cabeza hacia atrás exagerando la
posición, notamos como el cuello se nos encoge pero, simultáneamente, también encogemos
los riñones. Si, por el contrario, clavamos nuestra barbilla en el esternón,
notamos como el cuello se tensa estirándose y también simultáneamente,
abombamos los riñones. ( esta es la posición natural que adoptamos cuando
cargamos a nuestra espalda un saco de mucho peso). Estos movimientos se dice
que son sinérgicos. Con el caballo ocurre lo mismo: si encoge el cuello, encoge
el dorso y si estira el cuello, la nuca avanzando, sube la base del cuello y
por sinergia sube el dorso.
(Ademas, yo creo, el caballo es el unico animal capaz de
aprender por sinergias los tres movimientos fundamentales: el “arre”, el “so” y
el girar.)
Más arriba comentaba la dificultad que tenemos muchas veces
en discernir correctamente las acciones de nuestras manos. Si partimos de la
base de que la relación mano del jinete o amazona – boca del caballo es, o debe
ser, un diálogo entre ambos y que se realiza a través del sentido del tacto,
hay CON-TAC-TO entre el jinete o amazona y caballo, es muy importante que la
persona no solamente debe dominar el idioma sino que además en cada momento
debe utilizarlo con precisión porque nuestro cuerpo no para de enviarle
información al caballo mientras estamos montados y éste se limita a interpretar
lo que siente en cada momento, no lo que le gustaría al jinete o amazona que
interpretara. Conocernos y manejarnos a nosotros mismos lleva casi tanto tiempo
como conocer y manejar al caballo. Y en estas cuestiones no hay que perder
tiempo. CARPE DIEM.
Pues bien. Uno de los hábitos que más retrasan el progreso
hípico es lo que podríamos llamar el feed back o mecanismo de retroacción de la
mano. Pongo un ejemplo para entenderlo.
Si a un niño le damos un jarro lleno de agua y un vaso vacío
para que lo llene, lo normal es que derrame el agua porque no tiene cogido el
punto de cuando cambiar la inclinación del jarro para que el agua caiga al
final muy poco a poco y así llenar el vaso sin derramar el agua. Con la mano al
jinete o amazona le pasa lo mismo: le cuesta la vida aflojar la mano cuando el
caballo empieza a aflojar él primeramente. Y lo que aún es pero, la mano sigue
yendo hacia atrás, tira, cuando el caballo afloja. A esta falta de conciencia o
de entrenamiento del feed back hay que añadir la falta de distinción entre
tirar, acción de bíceps, y resistir, acción de los dedos o del antebrazo. Como
el caballo acaba no entendiendo nada, adopta la solución de quedarse detrás de
la mano. Volvemos al principio: la acción correcta de las manos bloqueará unas
articulaciones y utilizará exageradamente otras. La que más comúnmente se abre
o se cierra exageradamente es la de la nuca. Y ello salta a la vista. Insisto
en que el trabajo de base y en el que hay que buscar la perfección son las
TRANSICIONES. Teniendo bien en cuenta que no hay que tirar, no utilizar los
bíceps, y resistir con los dedos una vez la mandíbula relajada. Y mantener el
cuello y la cabeza en la misma posición sin dejarle caer sobre la mano, el
caballo aguantándose él, para que el cambio de equilibrio que supone toda
transición lo haga porque mete los pies necesariamente y no porque se deja caer
sobre sus espaldas o sobre la mano del jinete o amazona, lo mismo da.
Utilizando todas las articulaciones un poco el gesto del
caballo siempre es confortable, predispuesto para esfuerzos mayores y sin
desgastes innecesarios: el caballo conectado de pies a boca, se lleva y nos
lleva bien, se mueve como una pluma y se complace en su movimiento. Y para
nosotros un placer su manejo.
PAZ Y QUE LE SIRVA A ALGUIEN
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