“La calidad del
cuello del caballo depende esencialmente de la dirección de las vértebras
cervicales y de su unión con la cabeza y el tronco”
Las uniones de las que habla son las articulaciones de la
nuca y la de la base del cuello (la cérvico-torácica)
Esto lo escribió hace casi siglo y medio GUSTAV STEINBRECHT
en su “Gimnasio del caballo”, sin poder aportarnos conocimientos de los que hoy
poseemos, pero sí que tenía claro el funcionamiento del balancín. (La edición francesa, de la que me sirvo, es
“Le Gymnase du cheval” de Editions ELBÉ,
traducción del Comandant Edouard DUPONT))
No pretendo hacer un análisis exhaustivo del cuello, sino
ayudar a tomar conciencia de ciertos aspectos a los que no se les ha dado la
importancia que sí tienen y que hoy en día, en pleno siglo XXI, ya conocemos
La “S” del cuello es la característica que más distingue al
caballo de los demás mamíferos. Tiene cierto parecido al cuello de un ave por
las dos curvas que lo forman. Y esta especial
forma de “S”, implica un funcionamiento también muy especial de las
articulaciones del cuello.
JEAN LICART es el primer autor hípico que se preocupó por
conocer el funcionamiento correcto del cuello del caballo. Y, para ello, en
lugar de limitarse a juzgar de lo que veía desde fuera –como se venía haciendo desde
BAUCHER a L DE SEVY pasando por STEINBRECHT, LEBON, L’HOTTE y un corto etc- se dedicó a investigar por
dentro para conocer correctamente su mecanismo. Su primer libro fue “Le Cheval
Barbe et son Redressage”, publicado en 1928 y en él dedica casi cincuenta
páginas a un estudio detallado de la anatomía y fisiología del cuello del
caballo. También, a cómo funciona bajo las órdenes de un jinete. Lo descubrí
por casualidad en Fonds. Ancienne. Equestre. Info, (de donde se pueden
descargar un montón de libros antiguos franceses). Un libro que debió pasar –y
sigue pasando- muy desapercibido porque no he leído ninguna referencia acerca
del mismo. Me imagino que la jerarquía militar se debió de encargar
especialmente de ello a juzgar por el epílogo del libro. Una pena porque como
digo, hace un importante estudio del cuello del caballo al salirse de los
criterios que se seguían hasta entonces para explicar la doma del caballo. Absolutamente todos los autores clásicos de
la Equitación nos hablan de lo que ven y sienten, pero ninguno se preocupa de
estudiar el funcionamiento interno. De
su segundo libro “Equitation Raisonnée” –de pronta publicación en
castellano por LETTERA Editorial- dice PHILIPPE
KARL, uno de los autores actuales de mayor renombre mundial: “para el
estudio en profundidad de la anatomía y la locomoción del caballo, sin lugar a
dudas, la obra más recomendable es la del COMANDANTE LICART “Equitación
Razonada”. (En esto, poco caso se le ha hecho a KARL)
Este libro, en el que se hace un estudio detallado de lo que vemos,
de lo que no vemos y de sus por qué –insistiendo en la importancia del cuello
en la práctica de la Equitación- hace posible para el común de los mortales la
recomendación de BAUCHER: “Comencemos pues
su educación (la del caballo) por el acondicionamiento y flexibilidad
del cuello, y pronto seremos dueños de las otras partes del cuerpo”. Gracias a
LICART sabemos muchísimo más del caballo. Y saber es poder.
Entre la boca del caballo y la mano del jinete está el
balancín con las nueve articulaciones que lo forman y que constituyen los
resortes que estamos continuamente manejando. LICART nos habla de tres articulaciones
fundamentales: la de la mandíbula
(témporo-mandibular) , la de la nuca (atlanto-occipital) y la de la base
del cuello (cérvico-torácica). Las otras seis (las que corresponden de la C1 a
la C7) lo son en función de las tres principales. Ver primera figura
En el excelente libro “Conditioning Sport Horses”, la Doctora
Hilary M CLAYTON ( publicado en Sport
Horses Publications) nos muestra un cuadro –que adjunto- sobre los movimientos de
las articulaciones intervertebrales y que ratifica lo que, más de medio siglo
antes, trataba de explicarnos LICART. A falta, lógicamente, del rango de movimiento de la articulación témporo-mandibular,
o sea, de la mandíbula, porque no es una articulación intervertebral; pero sí
interesa conocerla por su gran importancia: es uno de los tres resortes
importantes del balancín; también conviene recordar que está muy pocos centímetros por debajo de la
articulación de la nuca (y su ángulo máximo de apertura dudo que supere los 15/20
grados).
Yo creo que este cuadro hay que tenerlo bien presente en
nuestra mente a la hora de montar porque
nos ayuda a saber lo que hacemos sobre el balancín del caballo en todo momento.
Lógicamente, al principio no nos enteramos de nada. Pero muy poco a poco vamos
tomando conciencia de lo que hacemos sobre cada articulación, especialmente
sobre las tres más importantes. Y finalmente, al cabo de bastante tiempo, nos
diremos: ¡qué fácil es esto!
Primera constatación: en “flexión y extensión” se ve la gran
diferencia de amplitud de movimiento de la nuca respecto de las otras
articulaciones: más del doble.
Segunda constatación: las últimas vertebras cervicales
también tienen mucha movilidad tanto en flexión y extensión como lateralmente
(aunque yo voy a hablar sólo de la flexión y extensión)
Tercera constatación: ¿sabemos dónde están las últimas
vértebras cervicales? O, lo que es lo mismo, ¿la articulación cérvico-torácica?
Resulta
que esta articulación no la vemos ni la sentimos porque no la podemos tocar; ni
ver, claro: está tan hundida entre los omoplatos –espaldas- del caballo, que es
muy difícil determinar su situación exacta…… pero que no para de funcionar –seamos
conscientes o no de su existencia-, de
eso no cabe la menor duda. Quiere decirse que es tan importante como las otras
articulaciones que sí vemos: mandíbula, nuca, incluso la C2/C3, que es por
donde se “rompe” el cuello en la hiperflexión. ¿Y por qué está tan hundida la
articulación cérvico-torácica? Porque a partir de la primera torácica –la T1-,
cada vértebra tiene un huesecito superior –una apófisis- que se va alargando en
cada vértebra y que son, finalmente, los que forman la cruz. Aproximadamente de
la T4 a la T9, son los huesos que
tocamos de la cruz. Y si no fuera por ellos, difícilmente podríamos montar a
caballo. La cruz, entre otras cosas, es la que estabiliza la montura.
La articulación cérvico-torácica ha sido la gran ignorada a
lo largo de la Historia y conviene recordarlo.
El tiro de los carros
de la época greco-romana acabó siendo de cuatro caballos –la famosa cuadriga- porque por entonces el caballo tiraba de un
collar –no era un tiro racional como el de ahora, con el collerón y similares-
el cual le hacía invertir el cuello y, al tirar de la tráquea, se asfixiaba. Como
la única preocupación era evitar la
asfixia, resolvieron el problema
aumentando el número de caballos, llegando a los cuatro. Pero a la inversión
del cuello no le echaron cuenta. Como tampoco se le tuvo en consideración
cuando se empezó a montarlo. Esta ignorancia justifica las embocaduras que se
utilizaban entonces –verdaderos instrumentos de tortura- porque el caballo se
partía por la base del cuello y, en esa posición, resultaba difícil de
controlar. En los frisos del Partenón se ven a los caballos con el cuello
invertido, incluso las arrugas de la base del cuello. Y FIDIAS podía ser tan
preciso esculpiendo como un fotógrafo moderno.
Los datos que he ido aportando ¿qué nos suponen en nuestro
día a día a caballo? De momento aclararnos ideas para saber mejor a qué
atenernos.
.La nuca nos parece la articulación más importante del
balancín por ser la de mayor amplitud de movimiento y, tal vez por ello, es con
la que se protege el caballo de las acciones incorrectas del jinete. Montados,
hay que tener muy presente que el hecho de no tener voluntad de hacer mal las
cosas, no quiere decir que no se hagan. Y para que funcionen correctamente los
resortes del balancín del caballo, primero hay que conocerlos. También
STEINBRECHT dijo: “Generalmente las mayores faltas se cometen en la manera de
trabajar el cuello del caballo”. Cuando
a un caballo lo que se le pide no corresponde a un gesto confortable y
económico, él se protege a través, o desde, la nuca por ser la articulación de
mayor amplitud de movimiento. Es lo que vemos a diario con la tan manida
hiperflexión o rollkur: la sensación de control es enorme –menuda llave de
jiujitsu se le aplica al pobre caballo- pero el que lo sufre es el propio
animal ya que sus gestos dejan de ser confortables y en absoluto económicos,
porque la ergonomía desaparece. Le queda el protegerse de esta masacre a través
de su nuca.
¿Cómo se corrige este desaguisado? En primer lugar tomando
conciencia de las tres articulaciones que estamos manejando continuamente. La
intuición, propia de algunos jinetes privilegiados, hay algunos momentos en que
falla. Cuando falla la intuición, la ciencia ayuda a buscar la mejor solución y
salir del atasco.
Dice LICART sobre los resortes del cuello en su libro
“Dressage”:
“Es la palanca articulada y elástica del cuello la que
permite al caballista controlar las fuerzas del caballo y su masa entera por
medio de acciones mínimas” (que nadie lo
vea pero que el caballo lo sienta). “Pero esto sólo es posible cuando todos los
resortes están convenientemente dispuestos y elásticos” “Los resortes de la
máquina animal son como todos los resortes: sólo se les debe comprimir para
dejarles explotar luego. Demasiado comprimidos o demasiado tiempo en
compresión, le harán perder su cualidad de resorte, su elasticidad”
Seguiré el análisis del cuello
Paz y espero que le sirva a alguien
No hay comentarios:
Publicar un comentario