Hace siete años escribía sobre “la cabeza y columna
vertebral como origen del movimiento”. En ellos, lógicamente, explicaba el
papel tan importante del cuello y la cabeza del caballo tanto en su locomoción
como en la conducción por parte del jinete.
¿Por qué insistir sobre ello? Han pasado unos cuantos
años y cada vez soy más consciente de la
importancia del balancín en la Equitación ¡y lo poco que se sabe de él!
La palabra “balancín” a mí me resulta familiar desde mi más
tierna infancia. Los caballistas de entonces –mediados del siglo pasado- solían
hablar del balancín cuando se referían al cuello y cabeza del caballo (sobre
todo cuando se hablaba de su manejo). Hoy, tal vez, muchos aficionados –incluso
apasionados- del caballo, no sepan qué
quiere decir.
¿Por qué se le llamaba balancín? Porque se le considera el segmento equilibrador más
importante del caballo. De la misma
manera que el balancín de los felinos es su cola: su posición correcta les
facilita la carrera.
¿Realmente es el elemento equilibrador más importante del
cuerpo del caballo? Cuando hablamos de Equitación yo creo que tan importante
para el equilibrio del conjunto caballo/jinete es el balancín cuello/cabeza
como las cuatro extremidades del caballo. Aún cuando no perdamos el equilibrio por
ir sobre cuatro patas. Pero sí ocurre que todo movimiento específico requiere
una distribución del peso sobre cada
pata y en cada momento. Para entendernos: es como ir en un monopatín de cuatro
ruedas: según qué quiera hacer, tendré que saber cómo distribuir mi peso sobre
cada rueda y en el momento oportuno. Ese control –conocimiento- de echar el
peso sobre una u otra rueda, es lo que nos permitirá hacer los ejercicios
pensados. (Y como decía San Sócrates,
saber y obrar no son la misma cosa). Insisto, yo hablo –escribo- desde el punto
de vista de la Equitación, o sea, el caballo montado por el caballista. De la
relación pie a tierra persona-caballo lo exponen mucho mejor que yo mis amigos
Lucy Rees, Vicente Franch, Edgar Guerrero, Marco Barba, etc (algunas cosas montadas también las hacen
mejor que yo ¡pero no todas!). Del control del equilibrio por medio del
balancín o de las patas del caballo, hablaré –y lo justificaré- en próxima
entrada.
¿Por qué es tan importante el balancín del caballo? Empiezo
por lo que salta a la vista. Son cosas obvias, y de tan obvias que no
reflexionamos sobre ellas ¡con lo importantes que son!
1 La primera es la gran diferencia que hay
entre el cuello del caballo y el del resto de los mamíferos. Conviene
aclarar que es el único segmento de la
columna vertebral cuyo número de vértebras es común para los mamíferos: todos tenemos siete vértebras
cervicales. Excepciones que confirman la regla: manatí y perezoso. (Esta
aclaración se la debo a mi alumno Miguel de G., biólogo y veterinario. Gracias
Michel)
2 Es el cuello más deformable. Los cuellos de
los mamíferos domésticos, apenas si les cambia a lo largo de su vida. El cuello del caballo puede cambiar en
segundos en razón de la calidad del jinete que lo monte
.
3 Relación posición del cuello y amplitud del
tranco (importante ser consciente de ella y respetarla). Tema a desarrollar
4 Es el único cuello extensible de verdad. El
camello y el dromedario, enderezan el cuello, pero prácticamente no lo estiran:
El caballo sí. El largo de riendas casi se duplica entre posiciones extremas,
pero correctas, del balancín. Porque los músculos –sobre todo los dorsales- del
cuello del caballo se estiran mucho; en cambio, los del camello, muy poco. Como
nosotros cuando hablamos de alargar el brazo: es más resultado de acción de
articulaciones –codo y hombro- que muscular
5 El
balancín cuello-cabeza del caballo está en voladizo respecto de su cuerpo, que
se halla apoyado sobre sus cuatro patas. Cuello a menudo en posición horizontal
con un pedazo de cabeza desproporcionadamente grande -aunque estemos acostumbrados a ello y, tanto
para el caballo como para nosotros, nos resulte normal-. Esta conformación particular del caballo
crea, físicamente (o mecánicamente), un momento de la fuerza considerable. (Jose
María Vazquez Goyoaga es el único al que he leído sobre este punto tan
importante). Como de lo que trato en
este artículo es de cosas obvias, voy a comparar con el cuello de la jirafa y
del camello. Tanto una como el otro pesan en torno a la tonelada y media, o
sea, casi tres veces un caballo normal. Aproximadamente.
El cuello de la jirafa es muy largo; muy ancho en la base, se va afinando hacia
arriba hasta llegar a la cabeza que es desproporcionadamente pequeña: si la
masa corporal es casi tres veces la del caballo, en cambio, la cabeza es casi
la mitad. ¿Y cuál es la posición normal del cuello? Muy cerca de la vertical,
luego el momento de la fuerza es muy pequeño.
El cuello del camello también es largo pero tiene forma de
“L”. La rama horizontal es muy corta pero muy masiva, y la vertical es más
larga y mucho menos masiva. Al final del cuello, una cabeza bastante más
pequeña que la del caballo. Conclusión: momento de la fuerza muy pequeño
también. Y como decía antes, el cuello se endereza pero no se estira
¿En qué consiste el momento de la fuerza? Voy a poner tres
ejemplos casi diría de nuestra vida
cotidiana para poderlo entender (prácticamente lo mismo que hicieron conmigo
cuando empecé a plantearme esta cuestión).
1º: Balanza romana: Antes de la electrónica era la báscula
ideal para pesar por su fácil manejo. Prácticamente ya desaparecida. De un lado
del punto de aplicación /sujeción, y muy próximo a él, se colgaba el saco de
cebada que se quería pesar (era lo que más veía entonces) y sobre la varilla
larga y con marcas se deslizaba una pieza de metal que pesaba menos de un kilo
hasta equilibrarse con el peso del saco. Una pieza de un kilo muy separada del punto de aplicación
iguala los 50 del otro lado
2º ejemplo: no es lo mismo cerrar –o abrir- una puerta
empujando cerca de los goznes de sujeción que del otro extremo de la puerta.
Por eso las manivelas siempre las ponen en el otro extremo de los goznes:
movemos la puerta con el mínimo esfuerzo
3º ejemplo y para mí el más hípico. En muchas hípicas se
barren los pasillos con unos cepillos de madera que abarcan bastante espacio:
el cepillo en sí mide un metro, y en el centro una barra redonda ensamblada perpendicularmente, con la que lo arrastramos para barrer. Si lo
ponemos horizontal sujetándole a un
metro de lo que es el cepillo, sufriremos para aguantarlo. En cambio, si lo ponemos
vertical (cepillo arriba o cepillo abajo, pero la barra que lo sujeta vertical), podremos aguantarle mucho tiempo.
Porque hemos reducido a cero el momento de la fuerza.
Otro ejemplo casero y también hípico. Que además, podemos
comprobar sin ser vistos ni tachados de nada. El mocho (fregona) bien empapado
de agua (si se envuelve con una bolsa de plástico no chorreará el agua). Lo
ponemos en posición horizontal y luego
vertical. Y tomamos nota de ambas por la sensación de nuestros brazos. Y luego
podemos dar unos saltitos en ambas posiciones. Y también notaremos la
diferencia. Y sigue siendo el mismo mocho, que pesa lo mismo (a condición de
meterlo en la bolsa de plástico). Pero cambia muchísimo de llevarlo de una
manera a otra. ¿Por qué? Por el momento de la fuerza
Esto es, aproximadamente, lo que siente el caballo según la
posición de su balancín, o sea, de su cuello y cabeza.
También hay otras especificidades del balancín del caballo
que no son tan obvias. Y el primero que nos lo mostró fué LICART (o San
LICART). Pena la poca cuenta que se le echa cuando es, sin lugar a dudas, el que nos ha enseñado
el camino para conocer de verdad al caballo con una visión totalmente moderna y
revolucionaria. Como debe ser. El San
SÓCRATES de la Equitación (a San SOCRATES lo condenaron a beber cicuta por
cuestionar los dogmas de su época. San LICART, sumido en la ignorancia) . Casi
me atrevería a decir que es el Nuevo Testamento de la Equitación.
Lo no obvio:
1º.- La “S” de las
vértebras cervicales. Ningún otro mamífero
se le parece ni remotamente. Es
lo que le permite, principalmente, estirar
--y NO enderezar—el cuello. Y encogerlo, según la posición de una u otra
curva de la “S”. La silueta que vemos del mismo puede cambiar radicalmente en
segundos: pasar de un cuello redondo a invertido y viceversa. Porque la
musculatura del cuello es la que cambia radicalmente.
2º.-El papel del
ligamento nucal + supraespinoso. Importantísimo tanto para el caballo en
libertad como montado. Es el único animal que tiene la misma sinergia
cuello/riñones que nosotros los humanos. Ni perros, ni gatos, ni toros,
ni…. Los únicos mamíferos capaces de
enroscar el dorso como nosotros y los caballos, son la ballena y el delfín.
Pero ni tienen cuello ni patas (según SLIJPERS).
3º.- Papel de las nueve
articulaciones del balancín, que no corresponden a lo que normalmente se dice o
escribe. Cuando los seguidores de la dogmática HDV12 se preocupen de
estudiarlas --como al ligamento nucal, y
más--, seguro que entenderán mejor al caballo. Una cosa es lo que nos
imaginamos –o se sabía del caballo hace 100 años- y otra muy distinta lo que ya
vamos sabiendo de lo que siente el caballo. Que es lo que realmente, creo, debe interesar a todo caballista que se
precie…..
4º.- Detalles de
fisiología, mecánica, incluso sicología, a los que antes no les dábamos mayor
importancia y que hoy sabemos que son importantes para los caballos. Porque
ellos lo sienten o lo sufren . Es cuestión de empatía y respeto al caballo.
Habrá que buscar en todo momento el
gesto confortable y económico, luego ergonómico, del caballo. En esto consiste
su verdadero bienestar.
En sucesivas lecciones iré desarrollando los distintos
puntos y sus por qué.
Paz y espero que le sirva a alguien