Por Félix Lara Canovaca
Los caballos que presentan el defecto
de puesta en mano de invertir su cuello (pesando en la mano y tirando de ella)
tienen su referencia visual en la musculatura del cuello. Puede apreciarse en
ellos tensión en el esternocefálico que esbozará una línea convexa y engrosada.
La solución al problema empieza por doblar el cuello, ya que al hacerlo eliminamos
la tensión en dicho músculo y en consecuencia se relaja amoldándose a una línea
cóncava y más delgada. Y es que ciertamente, como dice Jean Licart: “La acción aislada de uno de estos
músculos pares coopera en las incurvaciones
del cuello”
Fotografía
1: Los esternocefálicos son mecánicamente músculos flexores del cuello junto
con los braquiocefálicos.
Figura
1: Las incurvaciones del cuello, incompatibles con la contracción simultánea de
sus dos inversores, obligan al alargamiento de uno de ellos. Es imposible para
el caballo incurvar e invertir el cuello a la misma vez.
Al doblar el cuello debemos tener en
cuenta SIEMPRE que la rienda exterior es la que aguanta -o coge- al caballo, que puede llegar a pesar 600 kg y que,
por tanto, debe funcionar paralela al eje del caballo, osea a su columna
vertebral, luego normalmente no hay que subir la mano. Por contra, la mano de
dentro es la que dobla el cuello, sube la nuca, descontrae… y siempre en
definitiva, referida al balancín del caballo que puede pesar unos 60 kg. Es por
ello, que no debe ejercer la misma tensión el brazo de dentro que el brazo de
fuera. Fundamental es, que la mano de dentro no aguante cuando incurvamos o
descontraemos (codo y hombro relajado y bíceps cero).
El método para desinvertir comienza
siempre al paso, por ser el aire que más equilibrio y menos inercia aporta. El
modo de hacer consiste en subir la nuca y mover los dedos al acecho de la
cesión de mandíbula. Justo en el momento en que el caballo tire de la mano –y
aquí la velocidad es importantísima: no llegar tarde- he de romperle el eje
doblándole el cuello (rienda exterior aguanta e interior dobla) e
inmediatamente después de la flexión –cesión del caballo- aflojamos la rienda
dejándola resbalar por nuestra mano al tiempo que ponemos la pierna a tope. En
caballos con tendencia a tirar SIEMPRE, no se deben soltar las riendas para que
no aprendan que tirando se libran del contacto. En este caso particular, tras
doblar el cuello y conseguir la flexión, inmediatamente con la rienda exterior
vamos enderezando el cuello poco a poco hasta ponerlo donde nos interesa.
Comprobaremos, tras las repeticiones oportunas, como el caballo se aguanta cada
vez más con la nuca bien alta, sin pesar en la mano y con la mandíbula relajada
soltando el hierro. Conviene ser comedidos con la exigencia que le supone al
caballo este nivel de reunión y alargar el aire a los dos o tres trancos buenos
a cámara lenta.
A medida que el caballo vaya
asimilando AL PASO que tirando de la rienda no consigue el gesto confortable declinará
por abandonar el hábito de tirar y es en ese momento cuando podremos repetir el
ejercicio a trote y galope. (Siempre de menos a más y sin olvidar que lo que
sembremos al paso lo recogeremos al galope).
Tras varias sesiones y tras dedicarle
largos tiempos a desinvertir el cuello al paso, puede sentirse la elasticidad1 en la nuca,
distinta de la flexibilidad2. Es precisamente la elasticidad la que
permite al cuello bascular correctamente -sobre todo al paso y al galope- lo
que redundará en un mejor equilibrio. No hay que olvidar la importancia del
balancín cuello-cabeza en el equilibrio del caballo
Durante toda la sesión hemos de tener
muy en cuenta la máxima de Baucher “Manos sin piernas y pierna sin manos” (o una
cosa o la otra, para no confudir)
Dedicar el tiempo necesario a este
ejercicio, tanto como el caballo necesite para soltar el hierro y quedar
enterado de que tirando no gana, sino justo lo contrario: gesto confortable y
económico.
Oponer a la fuerza, -tirones del
caballo- no la fuerza, sino el momento de la inercia, o lo que es lo mismo
doblar el cuello –en torno a su base: eje de giro vertical-, ya que el momento de inercia sólo depende de la geometría del
cuerpo y de la posición del eje de giro; pero no depende de las fuerzas que
intervienen en el movimiento.
Tras unas semanas de
práctica y tras probar varios hierros, el filete de palillos ha resultado ser
una valiosa herramienta por su eficacia a la hora de doblar el cuello. Potencia
el juego de los dedos y es por ello que nos ayuda a inutilizar el bíceps, o por
lo menos a pensar en inutilizarlo, que no es poco.
(1) La
elasticidad es por definición la propiedad general de los cuerpos sólidos,
mediante la cual recobran su extensión y forma, tan pronto como cesa la acción
de la fuerza que las deformaba.
(2) Disposición
para doblarse fácilmente.