Esta es una de las frases magistrales que nos legó BAUCHER.
Y, creo, fácil de entender y retener. La explicación a
alumnos novatos –y no tan novatos- viene a ser: “ Cuando empujes con las
piernas, previamente brazo relajado y rienda floja, o sea, adelantando la mano.
Y cuando cierres dedos para acortar o parar, las piernas que se mantengan totalmente quietas. En definitiva, que nunca
el caballo sienta manos y piernas a la vez. ”
Hoy en día, en lugar de decir “Manos sin piernas y piernas
sin manos” se utiliza la expresión “independencia de ayudas”. Expresión que da
mucho de sí, creo, y que cada uno puede interpretar a su manera porque el
lenguaje hípico sigue siendo muy ambiguo – con una base científica nula o casi-
por lo que fácilmente puede contentar a todos (el que no se consuela es porque
no quiere). Desde luego al que no contenta en absoluto es al caballo. ¿Razón?
Manos y piernas tienen funciones polivalentes –de la polivalencia
de las manos vengo hablando desde artículos anteriores- pero cuando actúan
instintiva y simultáneamente siempre lo hacen de la misma manera: las manos
frenan y las piernas empujan. El equivalente en un coche a apretar el freno y
el acelerador a la vez. El caballo, que también es una máquina, pero animal y
con una buena voluntad increíble, acaba aceptando la situación de recibir
órdenes contradictorias y responde de
una manera más o menos aproximada (más bien menos que más) a la intención del
jinete. Y éste se conforma.
Pero ¿por qué utilizamos ayudas contradictorias, incluso
muchas veces sin querer? Por una razón muy sencilla, mejor dicho, por un motivo
totalmente natural: nuestros movimientos son, siempre, simétricos; porque
representan la mayor economía del esfuerzo en nuestros desplazamientos, incluso
cuando gesticulamos hablando. Esto es fácil de comprobar precisamente cuando
gesticulamos, por ejemplo. Si pensamos en ello, comprobamos que cada vez que
movemos manos y/o brazos a la vez, los movimientos siempre son simétricos. Y
esta simetría corporal no es sólo de derecha e izquierda sino también de arriba
y abajo. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando aprieto las piernas,
instintivamente aprieto los brazos, y cuando
relajamos piernas, relajamos brazos. O viceversa.
Y cuando monto, no soy yo el que me desplazo sino es el
caballo el que lo hace por mí. Así, la manera de utilizar mis manos y mis
piernas como caballista cambia totalmente respecto a la manera de hacer como
peatón. Y este cambio exige conocimiento,
atención y esfuerzo, para repetir las veces que sean necesarias hasta llegar a
automatizar el nuevo manejo o desempeño de mis manos y piernas. Y ellas
responderán mejor o peor según haya sido el entrenamiento recibido.
Una de las ideas a erradicar en la inmensa mayoría de
caballistas, es la de creer que el paso de saber lo que quiero hacer a su
correcta ejecución es simple y rápido. Y resulta que no es verdad. El esfuerzo
por saber y conocer mejor es mínimo comparado con el que representa una atenta
ejecución. Y el gozo de una correcta
sincronización caballista-caballo compensa con creces el esfuerzo concentrado
para conseguirlo.
MANOS SIN PIERNAS. PIERNAS SIN MANOS.
Fácil de decir y difícil de hacer. Pero al final, el
esfuerzo queda recompensado con creces. Y el caballo, encantado de la vida… que
le damos
Paz y espero que le sirva a alguien
Paz y espero que le sirva a alguien
Seguro que estas reflexiones les sirve a muchos de los que montan a caballo, una manera de hacenos pensar cuando montamos, todo el que lea tu articulo, seguro que cuando se monte en el caballo, lo primero que haga será comprobar lo que tu has escrito y el resultado será una mejor manera de montar y para el bienestar del caballo, que es el fin primordial.
ResponderEliminarSaludos de Gabriel.