Al menos así piensa la comunidad científica,
según la Declaración publicada el 7 de julio de 2012 en Cambridge, y rubricada
por un grupo internacional de
neurocientíficos, neurofarmacólogos, neurofisiólogos, neuroanatomistas y
neurocientíficos de la computación, en presencia del mismísimo Stephen Hawking
(1,2,3).
«De la ausencia de neocórtex
no parece concluirse que un organismo no experimente estados afectivos. Las
evidencias convergentes indican que los animales no humanos tienen los
sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos, y neurofisiológicos de los estados de
la conciencia junto con la capacidad de exhibir conductas
intencionales. Consecuentemente, el grueso de la evidencia indica que los
humanos no somos los únicos en poseer la base neurológica que da lugar a la
conciencia. Los animales no humanos, incluyendo a todos los mamíferos y
pájaros, y otras muchas criaturas, incluyendo a los pulpos, también poseen
estos sustratos neurológicos.»
—Cambridge University, UK (4)
La Declaración de Cambridge sobre la Conciencia no puede dejar
indiferente a nadie, y tal como declaró Philip Low en su presentación de la
declaración (cuyo mentor es nada menos que Francis Crick Premio Nóbel por sus
trabajos en la doble cadena de ADN): "decidimos llegar a un consenso y
hacer una declaración para el público que no es científico. Es obvio para todos
en este salón que los animales tienen conciencia, pero no es obvio para el
resto del mundo. No es obvio para el resto del mundo occidental ni el lejano
Oriente. No es algo obvio para la sociedad." (5).
Por el respeto que da escribir al lado de estos
textos, existe una buena colección de enlaces al final del artículo, con una
más amplia información y mejores opiniones, para aquellos que quieran profundizar
en este apasionante tema.
La conciencia está presente en distintos grados
en todo el Reino Animal. No funciona
como un interruptor de encendido- apagado, sino más bien como varios botones de
volumen, que aumentan o disminuyen según la especie. La tendencia que se
observa al avanzar los conocimientos científicos es que cada vez se va haciendo
más difícil diferenciar la separación entre animal consciente del no-
consciente, incluyendo algún modo de sentimientos. Esto hace resquebrajarse los
conceptos que habíamos aprendido en nuestra educación clásica y
antropocéntrica.
El neocórtex es donde radica una
parte de la conciencia. Uno de los asuntos ya aclarados hace tiempo por los
investigadores Aiello y Dunbar fue encontrar una relación directa entre el
tamaño del neocórtex y la cantidad de miembros que forman grupos sociales (7). Mientras más grandes los grupos
sociales, mayor es el neocórtex. Esto da un indicio de que el desarrollo y
evolución del neocórtex (y de la inteligencia) fue impulsado principalmente por
la necesidad de mantener complejas relaciones sociales (como la cooperación, la
competencia, la alianza, el engaño, etc). El caballo es una de las especies más
sociales que existen, luego es de suponer que posea un neocórtex
mayor y una mayor
conciencia.
¿Hasta dónde llega la conciencia
animal? ¿Cuáles son sus límites?. Cada vez son más fascinantes los trabajos de
investigación, como el de la Universidad de Sussex en el que demuestran que
algunas decisiones son tomadas democráticamente en bandadas de cisnes y en
manadas de búfalos o ciervos, mediante movimientos de patas, colas o miradas
(8). Hasta que un porcentaje adecuado de miembros de la manada no vota por
moverse, la manada permanecerá en el sitio.
Probablemente el caballo tiene su propio lenguaje para la toma de
decisiones que afectan a la manada. Sería bonito observar lo que pasa entre los
caballos de Przewalski.
Son preciosos los estudios
realizados para conocer los mecanismos cerebrales que afectan a la toma de
decisiones. Cuando un animal se queda bloqueado ante una situación de alerta, no
es un simple bloqueo momentáneo, sino una reacción a través de la cual el animal
busca las distintas posibilidades que tiene para poder escapar de dicho peligro
(9). Un caballo cuando comete un rehúse,
¿no hace una toma de de decisión?
Otra investigación enseña como el altruismo
existe entre animales: un chimpancé ayuda a otro sin esperar ningún favor a
cambio. Hay un tipo de oveja salvaje
(Barbari Sheep) que vive en manada, y utiliza entre sus miembros un
lenguaje con la cola. En un zoológico había una manada de estas ovejas y una de
ellas perdió la cola. El resultado fue que tuvo una tremenda depresión, no
quería ni salir de la cuadra. Fue tratada con buenos cuidados y Prozac. Y se
recuperó. Indica que si el Prozac alivia algunos procesos depresivos en humanos
y también lo hace en animales; luego al menos en algún tipo de depresión,
compartimos los mismos sustratos anatómicos, que producen y corrigen dicha depresión (12). Ya no nos
diferencia ni el lenguaje. Como en el caso de Alex, un loro gris que ha tenido
un entrenamiento para conocer, no solo las palabras, sino su significado e
introducirlas en el contexto (13). Copio un especialmente bonito e interesante
experimento acerca de la capacidad de engañar de los animales, tomado de La Inteligencia Animal (14):
“Emil Menzel, de la State
University of New York, trabajaba con seis chimpancés cautivos que pasaban
mucho tiempo jugando en un espacio exterior, diseñado especialmente para este
estudio. Todos los días, antes de dejar a los animales que salieran, Emil
llevaba a una hembra joven llamada Belle al recinto y en su presencia escondía
un poco de fruta en uno de los árboles o en medio de la hierba. A continuación
todos los chimpancés salían al espacio. El investigador estaba interesado en
saber, si los animales «ignorantes» podían averiguar a partir de la conducta de
Belle, donde estaba la comida. Al principio, Belle se dirigía directamente al
lugar con alimento. No obstante, la situación cambió cuando un macho dominante
(Rock) repetidamente impedía que Belle y el resto de los monos comiesen. Rock
echaba «a patadas» a Belle y se quedaba con toda la fruta. A partir de estos
episodios, Belle dejó de dirigirse directamente a la comida. Si Rock estaba presente,
iba a llegar lentamente hasta el escondrijo, sentarse sobre él sin descubrir
nada y esperar a que el macho dejara de prestarle la atención.
Rock pronto se dio cuenta de lo
que estaba haciendo y empezó a perseguirla siempre que se sentara. Así que
Belle tuvo que cambiar de estrategia y empezó a sentarse cada vez más lejos del
sitio incriminado. En cambio, Rock se puso a inspeccionar los alrededores del
lugar donde estaba sentada, al tiempo que se fijaba en Belle. Esta se ponía más
nerviosa a medida que el macho se acercaba a la fruta escondida y Rock utilizó
estas señales conductuales para encontrar la fruta deseada. Otro cambio
interesante se produjo, cuando el experimentador enseñó a Belle dos escondites
(en lugar de uno) – el primero con
poca fruta y el otro con el montón habitual. Enseguida, Belle empezó a llevar
al grupo intencionadamente al lugar con menos fruta y después, cuando Rock estaba entretenido,
se volvía al otro escondrijo. Con el tiempo, Rock se
dio cuenta y dejó de hacer caso
al escondite con poca fruta. A veces, cuando el macho consiguió encontrar el montón
grande, Belle tuvo verdaderos ataques de rabia. Ambos individuos estaban implicados en
una competición, donde cada uno intentaba salirse con la suya. Belle sabía que
Rock desconocía la posición de la fruta e intentaba engañarle. Cuando el macho
descubría su estrategia, Belle buscaba otra para impedir que le quitara la
comida, y así sucesivamente”.
Ya en nuestro mundo ecuestre, con bastante
frecuencia, vemos caballos muy bien cuidados pero con comportamientos
anormales. Comportamientos como tiro de oso, tragador de aire, cocear paredes,
no querer salir de los cajones en las carreras de caballos, o algún tipo de caballo que rehúsa realizar un determinado
ejercicio como un salto o los cambios de pie al tranco, o simplemente el que
tira al jinete por rutina. Los llamamos vicios, pero ¿no sería mas acertado
llamarlos neurosis? Sin duda son estados de no salud y poco bienestar. ¿Tenemos
que reconsiderar la facilidad con la que confinamos a nuestros caballos a la
soledad, -en el aislamiento de los boxes-, en ocasiones durante años, sabiendo
que son animales extraordinariamente sociales? Cuándo aparecen problemas, ¿tratamos
y observamos a los caballos con la mente lo suficientemente sensibilizada frente a que son animales conscientes? Ya
dicen los científicos de la Declaración de Cambridge que no.
Somos nosotros, los que disfrutamos de los
caballos, y sobre todo los profesionales los que debemos mentalizarnos -de una
vez por todas- que los caballos tienen
conciencia. Y somos los que tenemos la obligación de profundizar en su
estudio para mejorar su bienestar.
Acabado de escribir el día en que la FEI expulsa a la Federación Hípica de los
Emiratos Árabes Unidos por “abusos contra el bienestar de los caballos en las
competiciones de raid”.
Paz y que le sirva a alguien.
2:http://es.wikipedia.org/wiki/Declaraci%C3%B3n_de_Cambridge_sobre_la_Conciencia
3: http://www.iieh.com/noticias/339-declaracion-de-cambridge-sobre-la-conciencia
4: The Cambridge Declaration on Consciousness
5: http://ecosofia.org/2012/07/los_animales_no_humanos_tienen_conciencia.html
6: http://fcmconference.org/img/CambridgeDeclarationOnConsciousness.pdf
7: Libro "La especie elegida", 1998, de Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez. Capítulo 11 "La inteligencia social", subtítulo "Tamaño del cerebro y tamaño del grupo social".
8: http://elpais.com/diario/2003/02/26/futuro/1046214003_850215.html
9: http://www.agenciasinc.es/Noticias/Desvelan-los-mecanismos-cerebrales-que-hacen-posible-la-toma-de-decisiones
10: http://es.wikipedia.org/wiki/Test_de_Turing
11: http://es.wikipedia.org/wiki/Eugene_Goostman
12: http://www.nytimes.com/2014/07/06/magazine/zoo-animals-and-their-discontents.html?_r=0
13: http://www.ugr.es/~setchift/docs/conciencia_capitulo_3.pdf
14: http://www.ugr.es/~setchift/docs/conciencia_capitulo_3.pdf
http://www.iieh.com/noticias/339-declaracion-de-cambridge-sobre-la-conciencia
http://blogs.scientificamerican.com/octopus-chronicles/2012/08/21/octopuses-gain-consciousness-according-to-scientists-declaration/