Son tres cuestiones que se están planteando últimamente en
nuestro mundo del caballo y que a todos nos conciernen.
Desde este rincón, intento dar mi versión sobre estos
problemas que nos afectan a diario en nuestra relación con el caballo
ETICA
Creo que la palabra que más conviene, o que mejor define
nuestra relación con el caballo, es “respeto”. Lamentablemente, sólo suele
utilizarse en un sentido, en el de que el jinete debe hacerse respetar por el
caballo. Pero en el sentido ético, es al
revés: el hombre debe respetar al caballo. ¿De qué manera? La respuesta más sencilla, al menos aparentemente, es
dejándole que sea caballo, ¡que no es poco!. Esto no supone abandono sino
responsabilidad. Y tan responsable es el jinete que se da su paseo cotidiano
como el de la alta competición en cualquiera de las múltiples disciplinas en
las que podemos disfrutar del caballo.
El Comandante LICART, en su excelente obra “EQUITATION
RAISONNEE” dice:
“Por encima de esta modesta e indispensable exigencia –el
jinete iniciando la reunión- el caballista no actúa por el bien del caballo,
sino únicamente para una mayor facilidad de manejo y para su comodidad”. Nos
dice concisamente lo que solemos hacer, y también lo que debemos hacer.
Está claro que en el deporte –sobre todo de competición-
utilizamos a los animales para nuestro placer personal, lo cual supone una gran
responsabilidad. Porque, como dice Andrew McLEAN “hemos de admitir que el caballo es un
compañero inocente de nuestras ambiciones”.
También es importante tener siempre bien presente que a los
caballos, como a cualquier otro animal , NO se les puede aplicar valores
morales: ni tienen, ni pueden tener, sentido del bien y del mal. Responden, a
su manera, a lo que entienden en ese preciso momento que se les pide (nos guste
o no nos guste). Y aquí entran bastantes condicionantes.
EMPATÍA
Creo, como caballista, que la definición que mas nos
conviene es “la capacidad de ponerse en el sitio del otro”; en nuestro caso, en
el lugar del caballo. Conocemos
porque vivimos, sentimos, la
simpatía y la antipatía; ambas como respuesta emocional a nuestra relación con
personas, animales, etc. Pero la empatía es, en principio, fruto de la razón y del
conocimiento. Primero utilizar –desarrollar- una empatía cognitiva, saber mas
del caballo, conocerle mejor, y luego la empatía emocional, la que después de
buscar soluciones nos incita a colaborar y no competir. Colaborar con el
caballo y competir con las personas en su debido momento.
Conocer mas al caballo, para montar mejor. Me he tomado en
serio el encontrar las discrepancias a tener en cuenta entre caballo y
caballista. Digamos, los distintos puntos de vista entre ambos. Y mientras sea
el caballo el que nos lleve y deba hacer lo que queramos, somos nosotros los
que debemos ponernos en su lugar, o sea, pensar como caballo. Llevo anotadas ya
más de 30 discrepancias. De ellas hablaré más adelante.
ERGONOMÍA
¿Qué hay que pedirle
al caballo en cada momento? El gesto confortable y económico más apropiado para
el ejercicio que se le esté pidiendo. Pura ergonomía y duro conocimiento.
De esto y más seguiré platicando el mes que viene.
Saber para hacer mejor.
Paz y espero que le sirva a alguien.