Las leyes de THORNDIKE, al contrario de las de NEWTON y de
las que yo he llamado de la Mochila Inteligente y que se refieren a la
mecánica, están ligadas al aprendizaje.
Gracias a ellas descubrí
que autores clásicos de la Equitación nos enseñaron a respetar estas
leyes mucho antes de que se establecieran como tales, apenas hace cien años, por el profesor de sicología del Teachers
College de Columbia (USA) EDWARD L. THORNDIKE .
A título anecdótico, añado que a su interés por investigar sobre la
teoría del aprendizaje colaboró la información recibida sobre un caballo que realizaba operaciones
matemáticas. Debió ser la historia de “Hans el Listo” con quien su propietario
Wilhem von Osten se propuso probar su teoría de que los animales eran capaces
de resolver problemas casi tan bien como los humanos. Lo que sí acabó siendo una demostración
impresionante de la efectividad de un entrenamiento específico y de cómo el
condicionamiento puede conseguir las asociaciones más increíbles. (A retener por nosotros, aprendices de
caballista). Esto ocurrió en 1888.
En 1993, mi alumno JOSE LLIN me entregó como trabajo final del curso de monitores regionales que
impartí en mi tierra, “Apuntes sobre la Teoría del Aprendizaje” y, sobre lo que
me escribió entonces –y tomé buena nota-, escribo yo ahora. Para confirmar su vigencia he consultado
recientemente a dos alumnas mías profesionales de la enseñanza: a Lucía
–castellano-manchega- y a Noelia –castellano-leonesa-.
Transcribo del trabajo de Jose LLin:
EL CONDICIONAMIENTO INSTRUMENTAL:
El aprendizaje
mediante condicionamiento instrumental puede resumirse en que “el efecto
positivo de una acción tiende a reforzarla”
Según
THORNDIKE este aprendizaje está ligado a
tres leyes:
1)
Ley de la preparación o disposición.- Significa
que la preparación o disposición del sujeto contribuye al aprendizaje , porque
cuando un organismo está preparado para hacer algo, le satisface el hacerlo.
2)
Ley del ejercicio.- Dice que el ejercicio o
práctica de la respuesta apropiada contribuye
a fortalecer la conexión entre
ella y el estímulo correspondiente.
3)
Ley del efecto.- La sucesión de estímulos y
respuestas no basta para que se produzca el aprendizaje; sin refuerzo, el
hábito no se forma. Esta ley afirma simplemente que cuando un acto va seguido
de una recompensa, tiende a repetirse; mientras que cuando va seguido de un
castigo disminuye la probabilidad de su repetición.
En definitiva, el
condicionamiento instrumental o también llamado condicionamiento operante
(SKINNER), significa que se aprende en función de las consecuencias que siguen
a una determinada conducta. Si la conducta que emite el sujeto es seguida por
consecuencias positivas o agradables, esta conducta tenderá a repetirse en el
futuro.
Y de todo lo que dice THORNDIKE –y
que yo suscribo- quiero resaltar una ley, la primera y, sobre todo,
el por qué: “… porque cuando un organismo está preparado para hacer algo, le
satisface el hacerlo”. Esto justifica lo que se viene afirmando
en las mas recientes investigaciones sobre la búsqueda del bienestar del
caballo. Pero que no data de ahora sino que hace 25 siglos Jenofonte describió
la actitud que adopta el caballo cuando quiere parecer bello y, si el jinete
colaboraba , aquel trabajaría por placer.
“”Si, con una mano ligera, se le
enseña al caballo a trabajar, a subir el
cuello y flexionar la cabeza, provoca en él acciones que él mismo ama y que le
producen placer. Y hé aquí la prueba de por qué lo ama: cuando quiere
pavonearse en libertad delante de otros caballos, y principalmente ante las
yeguas, endereza su cuello y flexiona perfectamente su cabeza adoptando un aire fogoso, levantando las patas con
soltura y la cola en trompa. Entonces, si el jinete es capaz de ponerle en esta
disposición, el caballo es capaz de sobrepasarse para hacerlo bello, le produce
placer el trabajar, se vuelve magnífico, fogoso, brillante”” (Jenofonte:
Peri Hippiké).
Como dice P. Franchet d`Esperey,
Jenofonte transcribía de esta manera en el dominio de la Equitación, los tres
conceptos fundamentales de la filosofía de Sócrates (o San Sócrates), del cual
era discípulo: lo bello, lo bueno y lo verdadero. (Posteriormente, los romanos lo expresaron
magníficamente en cuatro palabras, sólo que en latín: bonum, verum, bellum,
convertuntur)
Queda demostrado que ya por
entonces, Jenofonte intuyó que si el jinete era capaz de poner al caballo en la
mejor disposición, éste se complacería en hacer lo que se le pide de manera
bella y buena, luego verdadera.
Después del oscurantismo
medieval, vuelve a aparecer la literatura hípica. Tal vez la mas abundante de
los siglos XV y XVI sea la española –mas
bien la ibérica-, pero como sigue estando mal vista todavía hoy, nada se habla
de ella. Además, del tema que nos ocupa, no recuerdo que hable de él ni
siquiera Pero Fernández de Andrada en sus dos magníficos libros , sobre los
cuales escribí en esta revista GALOPE hace ya tiempo.
Ya en el siglo XVII, dos grandes
autores, La Broue, franc és (y mas que
probable padre de la Equitación francesa), y el inglés William Cavendish (Duque de Newcastle), coincidían en que había
que enseñar al caballo a complacerse en todo lo que hiciera, hasta llegar a
hacerlo libremente. Este último también
nos dejó otra frase que bien debiera tenerse en cuenta a día de hoy: “Arte y
ciencia coexisten, creando el movimiento perfecto”. Lástima que la mayoría de los actuales
aprendices de caballistas se inclinen más por lo primero que por lo segundo.
Pero no dicen la razón verdadera: sólo son capaces de esforzarse en lo que les
gusta, montar a caballo, pero no son capaces de esforzarse en lo que,
además, se necesita: saber mas y mejor
del caballo y de nosotros mismos: ejemplo de ello es conocer, en lo que nos
atañe como caballistas, las leyes de Newton, las de la Mochila (Inteligente) y éstas
de THORNDIKE. Lo que no cabe duda es que
estos conocimientos nos ayudan a ser mucho mejores caballistas y, también, a serlo mas rápidamente. La frase “lo que la
evolución ha enseñado en mucho tiempo, la cultura lo ha hecho en muy poco”,no
parece que sea, para nosotros, lo importante que sí debiera serlo. Bueno, yo en
la medida de mi experiencia de 73 años –cuando leas esto, hecho que nadie me
puede quitar-, es lo que intento transmitir a los jóvenes….. que sois todos los
mas jóvenes que yo; o sea, no pocos.
Otro importante enseñante del
siglo XVIII fue Rousselet, q uien
decía que hay que hacer amar la obediencia al caballo. Importante
intuición, pero la ciencia de entonces
no daba para mas. Por aquel entonces, Bourgelat sí que nos hace un buen
anticipo de la transformación (o sea, cambio)
del caballo por el entrenamiento. Pero no habla del aprendizaje.
Siglo XIX, parada obligatoria para
aprender –y cuestionar- lo que nos intenta transmitir Baucher sobre todo sobre el
tema aprendizaje y no tanto sobre la
técnica de la Equitación. Por ello me voy a limitar a citar a los
importantísimos autores alemanes L.
Seeger, G. Steinbrecht, alumno del anterior (y, sin lugar a dudas, el mas
importante) y P. Pliztner, alumno a su vez de Seinbrecht . En el prefacio de la
primera edición de “El Gimnasio del Caballo” dejan bien claro Steinbrecht como
Plintzner –tanto monta- que van a tratar del “desarrollo lo mas armonioso y
completo de los dones del cuerpo del caballo”. Su preocupación filosófica no va
mas allá de “no tener que reprocharse
amargamente a la vejez el haber arruinado muchos caballos buenos, y el haber causado a
otros, o a sí mismo, una pérdida importante – sin hablar del pecado que supone el estropear tan útil y noble criatura”. Pero
Baucher, además de ser un magnífico ejecutante a caballo –auténtico equitador-,
no lo fue menos como enseñante o, al menos, como filósofo de la Equitación. Una
filosofía totalmente práctica y que responde a la mayoría de las
interrogaciones hípicas que hoy, en pleno siglo XXI, se nos plantean. El gran
problema con que nos encontramos hoy es que la comunicación rápida, los
desplazamientos rápidos, la vida rápida, hasta la comida rápida, van en contra
del aprendizaje: lectura lenta, gestos lentos, que son los que nos permiten
asimilar los nuevos conocimientos.
Baucher, entre otras intuiciones
geniales, no se cansa de decir –incluso de varias maneras- que la posición
precede a la acción. Aún llega mas lejos con su: “coloca y deja hacer”: el colmo de la 1ª ley
de THORNDIKE, la cual también nos explica el por qué ¡fundamental!. Es como si
le dijéramos al caballo: “te guío en la primera mitad del camino y en la
segunda te las ventilas tú para seguir haciendo lo que yo quiero….. porque te
sientes impelido, o predispuesto, a ello”. Con razón llega a decir: “que el
caballo crea que es nuestro amo para que acabe siendo nuestro esclavo”. Y para
mas aclaración de esto último, lo que él mismo dice: “el tiempo, que cambia las
costumbres, no cambia menos el sentido de las palabras”.
Conclusión: 24 siglos antes de
ser inventadas, ya se aplicaban en la Equitación las 3 leyes 3 de THORNDIKE.
Hoy en día su conocimiento nos aclara algún por qué de las múltiples
interrogaciones que se nos plantean. Saber mas para conocer y montar mejor. O,
también, saber mas para acabar sabiendo hacer mejor. La mejor manera, creo, de
hacer feliz al caballo
Paz y espero que le sirva a
alguien