Ayer, como cada noche, entré en la página de mi amigo Carolo. Y después de leer su “ME
TEMBLABA EL SUELO”, éste dejó de temblar para mí. Llevaba mucho tiempo
queriendo escribir sobre estas palabras, para mí maravillosas, de Don José
acerca del deporte. Creo que nos ayudarán a aclarar ideas a enseñantes, padres
y practicantes. Sin temor ni temblor voy escribiendo y que cada lector vaya
sacando sus propias conclusiones. A continuación transcribo tres párrafos de su
libro “LA CAZA Y LOS TOROS”, de la Colección
Austral (Editorial Espasa Calpe).
“He aquí a los humanos colocados frente a dos repertorios opuestos de
ocupaciones: las trabajosas y las felicitarias. Es conmovedor y de gran
melancolía ver como en cada individuo combaten ambos. Los trabajos nos quitan
el tiempo para ser felices, y las delicias mordisquean cuanto pueden el tiempo
reclamado por el trabajo” (página 16)
“Las ocupaciones felices, conste, no son meramente placeres; son
esfuerzos, y esfuerzo son los verdaderos deportes. No cabe, pues, distinguir el
trabajo del deporte por un mas o menos de fatigas. La diferencia está en que el
deporte es un esfuerzo hecho libérrimamente, por pura complacencia en él,
mientras el trabajo es un esfuerzo hecho a la fuerza en vista de su rendimiento”.
(p.22)
“Esta es la contraposición ‘vivida’ en el significado originario de la
palabra ‘deporte’, es decir, en su etimología. (Las etimologías no son
meramente de interés lingüístico, sino que nos permiten descubrir situaciones
‘vividas’ efectivamente por el hombre y que en ellas quedaron conservadas ‘con
pleno frescor de actualidad’, como la carne de los mamudes, conservada durante
milenios en el hielo de Siberia y de que hombres actuales pudieron alimentarse.)
La palabra ‘deporte’ ha entrado en la lengua común procedente de la lengua
gremial de los marineros mediterráneos, que a su vida trabajosa en la mar
oponían su vida deliciosa en el puerto. ‘Deporte’ es ‘estar de portu’. Pero la
vida de puerto no es sólo el marino plantado en el muelle, con las manos en los
bolsillos del pantalón y la pipa entre los dientes, que mira obseso al
horizonte como si esperase que en su líquida línea fuesen de pronto a brotar
islas. Hay, ante todo, los coloquios interminables en las tabernas portuarias
entre marinos de los pueblos mas diversos. Esas conversaciones han sido uno de
los órganos mas eficientes de la civilización. En ellas se transmitían y
chocaban culturas dispares y distantes. Hay, además, los juegos
deportivos de fuerza y destreza. En la cultura trovadoresca de la Provenza
aparece ya recibida la palabra; y con frecuencia en esta pareja ‘deports e
solatz’, donde, al revés que ahora, ‘deport’ es, más bien, el juego de
conversación y poesía, mientras que ‘solaces’ representa los ejercicios
corporales: caza, cañas, justas, anillos y danzas. La pareja, pues, resume una
vez más el eterno repertorio felicitario. En la "Crónica Oficial" de
Don Enrique IV se emplea el verbo ‘deportar’ referido a la caza. Hoy
juzgaríamos este uso como galicismo, y probablemente lo fue entonces -fue un
provenzalismo-. Porque conviene recordar que los galicismos no son invento de
estos últimos decenios”
¿Qué me sugieren estas palabras, hoy, en pleno siglo XXI?
Disponemos hoy en día de un tiempo de ocio cada vez mayor, impensable hace sólo
medio siglo. Y en él, el deporte juega un papel muy importante. No se trata
sólo de “llenar” ese tiempo sino, sobre todo, de sacarle partido ¡carpe diem!
Esta labor educativa ya se está aplicando en cantidad de
escuelas de atletismo, fútbol, baloncesto, tenis, etc. En cambio, el movimiento
poni que surgió como escuela para niños, resulta que ahora se ha convertido,
fundamentalmente, en ganar como sea y a costa de lo que sea. El pagano, el poni
sin lugar a dudas. Gracias a Dios, aún hay escuelas como Dios manda, desde
Guadacorte hasta el País Vasco, pero creo que la Federación poco ayuda. Y
también hay voces, desde Madrid hasta la periferia todo hay que decirlo, que no
claman en el desierto, pero casi...
He repetido varias veces la palabra “escuela”. Y no sin
propósito. Esta palabra procede originalmente (etimológicamente) del griego skholé
que quiere decir nada menos que ¡ocio!. Y los primeros en utilizarla fueron los
pitagóricos (¿quién no conoce el teorema de PITÁGORAS?). Porque utilizaban el
tiempo de ocio para educarse (según sus
propios objetivos, claro; pero no dejaba de ser educación). Debió ser por
aquella época un tránsito parecido al de
nuestra Historia reciente desde la postguerra de la última guerra mundial
(hubiera podido poner contienda pero lo hubiera desvirtuado o edulcorado) hasta
hoy, o sea, dos tercios de siglo aproximadamente. Incluso menos. Porque hace exactamente medio siglo estuve
trabajando durante las vacaciones estivales en la presa de Almendra (Salamanca)
de peón, claro (entonces era estudiante de filosofía), ¡66 horas semanales! No
había tiempo de ocio, sino tiempo para descansar ¡sólo el domingo! (razón:
gente cansada -y más o menos ocupada-, no crea conflictos). Hoy, casi todo el
mundo tiene disponible viernes tarde, sábado y domingo; algo impensable hace
unos años.
Pero volvamos a la Grecia clásica, allá por el siglo V antes
de Cristo, época de esplendor del teatro –tanto de la tragedia como de la comedia– y que surgió,
cómo no, para llenar ese tiempo de ocio de novísima generación y que además,
educara. ARISTÓFANES, en su comedia “Las
Ranas”, nos deja el siguiente diálogo:
“Esquilo: ¿qué determina la grandeza de un poeta?
Eurípides: es el talento, el fin educador, y nuestro oficio de hacer
mejores a los hombres en nuestras ciudades”
Creo que no tengo nada más que añadir.
Paz y espero que le sirva a alguien
Confianza, respeto, empatía, cooperación, ... aptitudes y actitudes básicas y necesarias para poder llegar a un buen entendimiento y relación entre un hombre y un caballo... que se entiende también debieran ser entre humanos. Difícil encontrar mejores maestros que los caballos. Terapias, coaching, "mutuo" adiestramiento natural, vuelta a la naturaleza,... las posibilidades son enormes. El futuro esta en la creatividad, la cooperación, etc. y en enterrar el individualismo, la competición y ganar por encima de todo. Gracias maestro!!
ResponderEliminar