Cuando por
el cambio de estación, la temperatura ambiental aumenta, el caballo como animal
homeotermo, mantiene su temperatura corporal dentro de un estrecho margen de
variación. Entran en juego sus mecanismos de termorregulación, como un
equilibrio entre el calor producido y el calor perdido.
El caballo se beneficia de
determinadas pautas rápidas de manejo, a este respecto:
1) Durante el día asegurar el movimiento
de aire en el establo, que haga tener un box con temperaturas confortables.
a. De ahí el uso de VENTILADORES y
equipos de nebulización incluso. Instalados con cableado fuera del alcance del
caballo, y a una altura considerable.
b. Boxes con puertas dobles amplias y
ventanas exteriores que puedan abrirse en ocasiones de forma total hasta solo
poner un ronzal cruzado o cinta que hagan únicamente de contención para
mantener el caballo en el box.
c. En el caso de naves con boxes
interiores, un techo alto con uso de campanas extractoras, ventiladores y
provisto de ventilación en las cumbreras.
2) Es ideal montar los caballos durante
las horas más frescas del día, por la mañana temprano, al caer la tarde o por
la noche. Una pista cubierta es de gran ayuda. Prestando especial atención a
cambios en el comportamiento( algunos individuos afectados por el calor pueden
estar faltos de su energía habitual) y también a una sudoración excesiva o
respiración agitada.
El comportamiento es
variado, así como en otros aspectos relacionados con el dolor, habrá caballos
voluntariosos o disciplinados que pueden mantener un ritmo de trabajo
acercándose a límites no beneficiosos, ante las petición de una amazona/jinete
poco observador/a.
3) Ajustar el protocolo de trabajo
dentro de cada sesión en función de las características del animal. Vigilar
especialmente caballos mayores, aquellos fuera de condición física y animales
obesos.
4) Para animales obesos, vigilar su capa
de pelo, algunos como los aquejados por el Síndrome Cushing, mantienen pelo
largo al igual que en el invierno, lo cual actúa de aislante. Esquilarlos les
facilitará una mejor refrigeración al evaporarse con más facilidad el sudor
producido.
5) Proporcionar agua fresca a libre
disposición:
a. ya sea a través de bebederos
automáticos( donde su instalación adecuada evite el calentamiento del agua) o
b. por recipientes o tanques donde a lo
largo del día, se reponga lo gastado y se sustituya por agua fresca nueva
aquella q se haya calentado. Este método es extremadamente útil pues se
controla lo que cada animal bebe.
Bebederos y tanques de
agua están convenientemente limpios periódicamente, a fin de evitar restos de
comida (pienso, mash o forrajes) o proliferación de algas o bacterias. Nada
debe perturbar el sabor típico del agua a la que cada caballo está
acostumbrado.
6) Aportar Sal (en forma de bloques o como
una pequeña ración diaria en el pienso 50 gr) y suplementos electrolíticos (en
pasta, polvo o granulados orales) a fin de reemplazar aquellos perdidos por el
sudor.
El sudor del caballo es
hipertónico ( más concentrado que el plasma sanguíneo) y cuyas pérdidas serán
mayores en condiciones calurosas, donde la sudoración aumenta. Personalmente
frecuentemente he tenido mejores resultados con las pastas orales y
electrolitos orales en polvo en pienso, que añadiéndolos al agua de bebida.
Electrolitos comerciales suelen estar muy cuidados. con aromas y saborizantes
que los hacen muy apetecibles y palatábles para el caballo.
7) Cualquier oportunidad es buena para
incrementar la ingesta de agua, proporcionar heno mojado no solo será una opción
beneficiosa para caballos con problemas respiratorios o laminíticos, también
para cualquier caballo en época calurosa.
8) Y si al final de la sesión del
trabajo, tras un buen paseo, mi caballo sigue agitado, y su respiración esta
algo elevada…una buena ducha prolongada, le ayudara a retirar de forma adecuada
el exceso de calor producido, considerar mojar con agua circulante las zonas
cercanas a los grandes vasos sanguíneos, venas yugulares en el cuello y en la
cara interna de los muslos las safenas, con capas de agua que constantemente
circula o sino retirando con la mano a modo de secador y volviendo a poner agua
una y otra vez.
Estas son
las medidas que ayudan al caballo a no sufrir o limitar el stress por calor, y
sobre todo aquellas relacionadas con los momentos de trabajo.
El caballo,
convierte la energía química almacenada en energía mecánica, asi obtiene la
energía para la contracción muscular, lo que origina un aumento de su
temperatura corporal.
Este aumento
de calor tiene sus ventajas, mejora la actividad del músculo, facilita la
liberación del oxígeno desde los glóbulos rojos e incrementa la frecuencia
cardíaca máxima. A nivel metabólico las reacciones son aceleradas y la
actividad enzimática es más rápida cuando la temperatura corporal interna aumenta.
Llegado a
unos niveles este aumento de calor, se
disipa por parte de la naturaleza del caballo,
de entre los diferentes mecanismos físicos de flujo de calor elije
fundamentalmente la evaporación (paso del agua de líquido a vapor, una reacción
que se da con gasto de energía, es decir pérdida de calor). Siendo dos, el
jadeo y la sudoración (fundamentalmente), los procesos por los que a través de
la evaporación, se pierde calor, unos se da en el sistema respiratorio y otro a
nivel de la piel.
El sistema
Cardiovascular regula el flujo de sangre desde el interior en los sitios de
producción de calor, hacia los lugares donde el calor se pierde, aparto
respiratorio y sobre todo piel.
Así por toda
la superficie del aparato respiratorio superior, el aire que entra es calentado
hasta alcanzar la temperatura corporal, y posteriormente al alcanzar los
alveolos pulmonares, se satura de vapor de agua. Al espirar, este aire exhalado
sale del caballo, y en su recorrido hacia el exterior parte del vapor de agua
cargado en la inspiración previa, se pierde al condensarse sobre la superficie
mucosa de revestimiento de las vías aéreas altas. Por lo que la pérdida de
calor real, por el sistema respiratorio, será el balance de estos dos procesos.
A medida que
la temperatura y humedad ambiental sea más elevada, se limitará la evaporación
y el calor perdido en consecuencia. De ahí la importancia de observar las
condiciones medioambientales puntuales que afectan a mi caballo según día,
estación o latitud en que nos encontremos.
Cuando las
temperaturas no son los suficientemente elevadas, otros mecanismos previos a la
evaporación ayudan a mi caballo a disipar el calor que no le hace falta (convección
y radiación) sin tener que llegar a producir un sudor que se evaporará.
Pero en
situaciones donde el ambiente es cálido o se da un exceso de calor interno
provocado por la actividad muscular derivada del ejercicio físico, el flujo
sanguíneo se incrementa en la piel, el calor interno en gran medida se dirige a
la periferia del animal, de aquí por convección se pierde hacia el aire
circulante. Si aún es necesario perder más calor, este flujo sanguíneo
periférico aporta fluidos necesarios para el sudor así como el calor necesario
para su evaporación (ya comentamos que la evaporación es una reacción
endotérmica, necesita energía para darse).
En este
sentido, la piel en su vascularización
cuenta con una serie de anastomosis arterio-venosas( pequeños vasos que
conectan la sangre que llega desde el corazón a través de la red arterial a la
red venosa, por la que la sangre vuelve al corazón, tras haber regado,
oxigenado y nutrido los tejidos recorridos). La apertura de esta anastomosis en
mayor o menor proporción, hace que aumente la superficie de piel que recibe más
riego, favoreciéndose una mayor superficie de flujo de calor a través de la
piel hacia el exterior.
Es así como
mi caballo regula su temperatura corporal y la mantiene en márgenes que no
perjudiquen su salud, permitiéndole una actividad deportiva idónea. Mecanismos
que no funcionaran de manera tan óptima en caballos obesos, fuera de forma por
diferentes motivos (lesiones previas, falta de entrenamiento progresivo que lo
condicione acorde con el rendimiento que se le exige en cada momento). Pero
ante todo siempre con en lo relacionado con mi caballo “Ver, observar y
reflexionar” E. Beudant y….actuar a tiempo cuando sea preciso…Más vale prevenir
que curar.
Salud,
flexibilidad, impulsión, equilibrio es lo que hace a mi caballo más poderoso,
fácil y ligero día a día…rápido en los giros, “listo” y ágil en las
combinaciones, resultados efectivos con ahorro en sus esfuerzos…cada detalle
hace que gaste solo la energía necesaria y no más……al atleta se le construye en
el día a día, en el box, en la pista, en la herrería…todo cuenta. Por ello intento
cada día que mi caballo, pise la pista, en la mejor de las condiciones, y si
puede ser según su edad y/o condición ir a más y más.
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