lunes, 22 de septiembre de 2014

Breves Notas sobre el Confort de mi caballo en épocas calurosas



Cuando por el cambio de estación, la temperatura ambiental aumenta, el caballo como animal homeotermo, mantiene su temperatura corporal dentro de un estrecho margen de variación. Entran en juego sus mecanismos de termorregulación, como un equilibrio entre el calor producido y el calor perdido.
            El caballo se beneficia de determinadas pautas rápidas de manejo, a este respecto:
1)      Durante el día asegurar el movimiento de aire en el establo, que haga tener un box con temperaturas confortables.
a.      De ahí el uso de VENTILADORES y equipos de nebulización incluso. Instalados con cableado fuera del alcance del caballo, y a una altura considerable.
b.      Boxes con puertas dobles amplias y ventanas exteriores que puedan abrirse en ocasiones de forma total hasta solo poner un ronzal cruzado o cinta que hagan únicamente de contención para mantener el caballo en el box.
c.       En el caso de naves con boxes interiores, un techo alto con uso de campanas extractoras, ventiladores y provisto de ventilación en las cumbreras.
2)      Es ideal montar los caballos durante las horas más frescas del día, por la mañana temprano, al caer la tarde o por la noche. Una pista cubierta es de gran ayuda. Prestando especial atención a cambios en el comportamiento( algunos individuos afectados por el calor pueden estar faltos de su energía habitual) y también a una sudoración excesiva o respiración agitada.
El comportamiento es variado, así como en otros aspectos relacionados con el dolor, habrá caballos voluntariosos o disciplinados que pueden mantener un ritmo de trabajo acercándose a límites no beneficiosos, ante las petición de una amazona/jinete poco observador/a.
3)      Ajustar el protocolo de trabajo dentro de cada sesión en función de las características del animal. Vigilar especialmente caballos mayores, aquellos fuera de condición física y animales obesos.
4)      Para animales obesos, vigilar su capa de pelo, algunos como los aquejados por el Síndrome Cushing, mantienen pelo largo al igual que en el invierno, lo cual actúa de aislante. Esquilarlos les facilitará una mejor refrigeración al evaporarse con más facilidad el sudor producido.
5)      Proporcionar agua fresca a libre disposición:
a.      ya sea a través de bebederos automáticos( donde su instalación adecuada evite el calentamiento del agua) o
b.      por recipientes o tanques donde a lo largo del día, se reponga lo gastado y se sustituya por agua fresca nueva aquella q se haya calentado. Este método es extremadamente útil pues se controla lo que cada animal bebe.
Bebederos y tanques de agua están convenientemente limpios periódicamente, a fin de evitar restos de comida (pienso, mash o forrajes) o proliferación de algas o bacterias. Nada debe perturbar el sabor típico del agua a la que cada caballo está acostumbrado.
6)      Aportar Sal (en forma de bloques o como una pequeña ración diaria en el pienso 50 gr) y suplementos electrolíticos (en pasta, polvo o granulados orales) a fin de reemplazar aquellos perdidos por el sudor.
El sudor del caballo es hipertónico ( más concentrado que el plasma sanguíneo) y cuyas pérdidas serán mayores en condiciones calurosas, donde la sudoración aumenta. Personalmente frecuentemente he tenido mejores resultados con las pastas orales y electrolitos orales en polvo en pienso, que añadiéndolos al agua de bebida. Electrolitos comerciales suelen estar muy cuidados. con aromas y saborizantes que los hacen muy apetecibles y palatábles para el caballo.
7)      Cualquier oportunidad es buena para incrementar la ingesta de agua, proporcionar heno mojado no solo será una opción beneficiosa para caballos con problemas respiratorios o laminíticos, también para cualquier caballo en época calurosa.
8)      Y si al final de la sesión del trabajo, tras un buen paseo, mi caballo sigue agitado, y su respiración esta algo elevada…una buena ducha prolongada, le ayudara a retirar de forma adecuada el exceso de calor producido, considerar mojar con agua circulante las zonas cercanas a los grandes vasos sanguíneos, venas yugulares en el cuello y en la cara interna de los muslos las safenas, con capas de agua que constantemente circula o sino retirando con la mano a modo de secador y volviendo a poner agua una y otra vez.
Estas son las medidas que ayudan al caballo a no sufrir o limitar el stress por calor, y sobre todo aquellas relacionadas con los momentos de trabajo.
El caballo, convierte la energía química almacenada en energía mecánica, asi obtiene la energía para la contracción muscular, lo que origina un aumento de su temperatura corporal.
Este aumento de calor tiene sus ventajas, mejora la actividad del músculo, facilita la liberación del oxígeno desde los glóbulos rojos e incrementa la frecuencia cardíaca máxima. A nivel metabólico las reacciones son aceleradas y la actividad enzimática es más rápida cuando la temperatura corporal interna aumenta.
Llegado a unos niveles este  aumento de calor, se disipa por parte de la naturaleza del caballo,  de entre los diferentes mecanismos físicos de flujo de calor elije fundamentalmente la evaporación (paso del agua de líquido a vapor, una reacción que se da con gasto de energía, es decir pérdida de calor). Siendo dos, el jadeo y la sudoración (fundamentalmente), los procesos por los que a través de la evaporación, se pierde calor, unos se da en el sistema respiratorio y otro a nivel de la piel.
El sistema Cardiovascular regula el flujo de sangre desde el interior en los sitios de producción de calor, hacia los lugares donde el calor se pierde, aparto respiratorio y sobre todo piel.
Así por toda la superficie del aparato respiratorio superior, el aire que entra es calentado hasta alcanzar la temperatura corporal, y posteriormente al alcanzar los alveolos pulmonares, se satura de vapor de agua. Al espirar, este aire exhalado sale del caballo, y en su recorrido hacia el exterior parte del vapor de agua cargado en la inspiración previa, se pierde al condensarse sobre la superficie mucosa de revestimiento de las vías aéreas altas. Por lo que la pérdida de calor real, por el sistema respiratorio, será el balance de estos dos procesos.
A medida que la temperatura y humedad ambiental sea más elevada, se limitará la evaporación y el calor perdido en consecuencia. De ahí la importancia de observar las condiciones medioambientales puntuales que afectan a mi caballo según día, estación o latitud en que nos encontremos.
Cuando las temperaturas no son los suficientemente elevadas, otros mecanismos previos a la evaporación ayudan a mi caballo a disipar el calor que no le hace falta (convección y radiación) sin tener que llegar a producir un sudor que se evaporará. 
Pero en situaciones donde el ambiente es cálido o se da un exceso de calor interno provocado por la actividad muscular derivada del ejercicio físico, el flujo sanguíneo se incrementa en la piel, el calor interno en gran medida se dirige a la periferia del animal, de aquí por convección se pierde hacia el aire circulante. Si aún es necesario perder más calor, este flujo sanguíneo periférico aporta fluidos necesarios para el sudor así como el calor necesario para su evaporación (ya comentamos que la evaporación es una reacción endotérmica, necesita energía para darse).
En este sentido, la piel en su vascularización  cuenta con una serie de anastomosis arterio-venosas( pequeños vasos que conectan la sangre que llega desde el corazón a través de la red arterial a la red venosa, por la que la sangre vuelve al corazón, tras haber regado, oxigenado y nutrido los tejidos recorridos). La apertura de esta anastomosis en mayor o menor proporción, hace que aumente la superficie de piel que recibe más riego, favoreciéndose una mayor superficie de flujo de calor a través de la piel hacia el exterior.
Es así como mi caballo regula su temperatura corporal y la mantiene en márgenes que no perjudiquen su salud, permitiéndole una actividad deportiva idónea. Mecanismos que no funcionaran de manera tan óptima en caballos obesos, fuera de forma por diferentes motivos (lesiones previas, falta de entrenamiento progresivo que lo condicione acorde con el rendimiento que se le exige en cada momento). Pero ante todo siempre con en lo relacionado con mi caballo “Ver, observar y reflexionar” E. Beudant y….actuar a tiempo cuando sea preciso…Más vale prevenir que curar.
Salud, flexibilidad, impulsión, equilibrio es lo que hace a mi caballo más poderoso, fácil y ligero día a día…rápido en los giros, “listo” y ágil en las combinaciones, resultados efectivos con ahorro en sus esfuerzos…cada detalle hace que gaste solo la energía necesaria y no más……al atleta se le construye en el día a día, en el box, en la pista, en la herrería…todo cuenta. Por ello intento cada día que mi caballo, pise la pista, en la mejor de las condiciones, y si puede ser según su edad y/o condición ir a más y más.

Jorge Cid Sánchez-DVM-

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