Como seguidor de algunos concursos
morfológicos de PRE., uno se acostumbra a las polémicas por los ganadores, algo
normal y habitual. Pero como amante de
los caballos, no se acostumbra a ciertas cosas muy preocupantes de este tipo de
concurso. La más importante y básica es la que afecta a la salud de los
caballos, que es lo que ante todo debemos cuidar. A día de hoy hemos llegado a
un punto en que para tener alguna opción de conseguir una buena clasificación
en un concurso morfológico es obligatorio llevar a tu caballo obeso, gordísimo.
La obesidad se premia. O dicho de otra manera, para ganar conformidad con algún
lector, si llevas a tu caballo/ yegua a un concurso morfológico con los kilos
adecuados según su edad y entrenamiento, los jueces casi con toda probabilidad
no la calificarán bien -por delgada-, poniéndola varios puestos por debajo de
lo que le correspondería si la hubieras presentado cebada como un cochino.
Cualquier profesional de la
medicina asegura que la obesidad no es un estado saludable, es insano, y con
toda probabilidad si acudes a una consulta médica simplemente para un chequeo y
eres obeso, el facultativo de turno tomará medidas mediante la aplicación de un
tratamiento médico. Creo que no es justificable, ni ético, poner en juego la
salud de los animales, y menos para satisfacer el canon de un concepto puramente
estético, como son hoy los concursos morfológicos. Tampoco me cabe duda sobre
que un caballo gordo tapa muchos defectos, y que personas muy experimentadas no
son capaces de adivinar como sería en realidad ese caballo si estuviera en unas
condiciones de peso y entrenamiento adecuadas. Por lo que la gordura además de tapar y esconder defectos, engaña,
incluidos a los jueces.
Hay ocasiones en las que
simplemente hay que replantearse los conceptos más básicos para ver mejor:
- ¿Qué es un concurso morfológico?
Aquel en el que se ponen en orden clasificatorio a los caballos/ yeguas
dependiendo de su conformación. Se supone que a mejor conformación, mejor
clasificación.
- ¿Qué es una buena conformación?
Aquella que permite al caballo/ yegua realizar el trabajo al que esté
destinado con mayor tendencia a permanecer sano, a no tener lesiones.
Los morfológicos de P.R.E. se
posicionaron y estacionaron hace ya años en el conformismo, haciendo una
pantomima de prueba de funcionalidad con
un nivel bajísimo en machos -doma para pasear-, y una trotadita de la mano en
hembras. Han cubierto el expediente. Se han conformado en que el uso del
caballo es y va a seguir siendo solo ese: los machos pasear y las hembras ni
eso, ¡ todas a criar, ya que no hay ni que domarlas, ni montarlas! Con este
nivel de exigencia, no nos queda más remedio que aceptar que no importan los
aplomos que tenga el ganador, o los 700 kilos que pese una hembra, o si tiene
un tórax amplio, o no tiene cruz, o si la grupa es corta, o si el fémur es
muchísimo más corto que la tibia, o si tiene patitas de cabra………….., ya que con
los esfuerzos exigidos nunca se van a lesionar.
En los concursos morfológicos
actuales, los responsables de clasificar los caballos- enarbolando la bandera
del prototipo racial, o de las características raciales-, con facilidad se
inhiben o sortean su obligación de dar la importancia adecuada a aquellos
defectos que pudieran poner en peligro la salud del caballo en el caso de que
tuviera que trabajar medianamente fuerte en alguna disciplina deportiva. Es
decir, en su búsqueda de un prototipo racial, pueden contemplar como
descalificante una mala forma del ojo en una yegua con un dorso muy bueno, y
pueden premiar una yegua con una forma de ojo muy racial pero con un mal dorso.
Completamente al contrario de lo que debería ser. Con un buen dorso y un ojo
con una forma u otra se puede tener una yegua para montar y trabajar, pero una
yegua con un mal dorso probablemente presente problemas de salud cuando se la
trabaje, independientemente de la forma que tenga su ojo.
Este enfoque único de los
concursos morfológicos hacia los prototipos raciales, ranciamente estáticos en
la estética, y sin enjuiciar a los
animales por su conformación es -en mi opinión- enormemente injusto con la raza
por dos razones: Hace que pasen de generación en generación animales con defectos
de conformación que aumentan la tendencia
a no permanecer sanos, a tener lesiones en el caso de que tuvieran que trabajar.
La segunda razón es porque muchos caballos con una gran conformación pero con
defectos raciales tienen que quedarse en el anonimato. Simplemente se quedan en
casa, ya que no tienen ninguna opción de destacar en los morfológicos, mientras
se mantengan éstos criterios puramente estéticos. Es lo que a veces oímos en
alguna cuadra: “es un buen caballo PRE, lástima que parezca un cruzado, un
inglés o un Hannoveriano”, y como coletilla – qué coincidencia-, “es un muy buen caballo trabajando, tiene
muchos medios”.
Viendo el vaso medio lleno. Por
favor, no más obesidad en las pistas de los morfológicos, ya que se incita a la
enfermedad y se tapan defectos que imposibilitan una adecuada forma de juzgar
un caballo. Premiemos conformaciones que permitan evitar lesiones y
enfermedades, y siempre de cara al uso deportivo del caballo, incluido el
paseo, pero no exclusivamente el paseo. Hay que aumentar el nivel de exigencia
existente, -algo más que la actual trotadita de la mano en hembras, y la básica
prueba de funcionalidad en machos, ya que los caballos pueden servir para otras
cosas y desde luego para algo más que pasear, y las hembras para algo más que
para ser admiradas, pero sin montarte encima. Diversifiquemos los usos y esto
traerá como consecuencia una diversificación de conformaciones ideales -verdadero enriquecimiento para una
raza- ya que es como quitarle el corsé. Los juicios sobre acercamiento al prototipo
racial, siempre deberían hacerse de cara y con posterioridad a estos criterios.
Las diversas conformaciones
ideales según los diferentes usos, están más claras que el agua. Cada vez los
caballos dedicados al salto son más clónicos entre si, y los de carreras, y los
de doma, cada vez se parecen más entre si según su uso. Es lo mismo que pasa
con los coches, los Fórmula 1 son cada vez más parecidos entre si, o con los coches de rally. Un caballo de
carreras con la grupa corta, o las palomillas atrasadas o la espalda vertical
es dificilísimo de encontrar, ya que debido a su trabajo- correr-, se han
seleccionado durante generaciones grupas más largas, espaldas más oblicuas y
palomillas más adelantadas. Al contrario que un caballo de doma, que tendrá las
espaldas más verticales, y puede permitirse tener algo más retrasadas las
palomillas, y que la grupa tenga un mayor ángulo, lo que le otorgara un poco
más de facilidad para articular la lumbo sacra y bajar la grupa. Igual que es
más difícil cada día encontrar un caballo de saltos con poco hueso por abajo o con
los corvejones pequeños.
Al tener distintos usos
tendríamos más posibilidades para elegir y corregir entre espaldas más o menos
verticales, palomillas más o menos adelantadas, fémures más largos o menos
largos, y un sin fin de etcéteras.
En el sentido inverso, lo mismo
ocurre cuando se entra en un solo uso, en una sola “profesión” para una raza de
caballos, como es el caso de la tiranía o monopolio del prototipo racial. La
realidad del día a día es que se acentúan virtudes raciales, pero también se
acentúan carencias de conformación, y además esas carencias se sitúan en partes
estructurales básicas que imperiosamente deben tener un mínimo de fortaleza,
que a priori garantice de algún modo que va a poder asumir el uso al que se
destine. Estos son requisitos mínimos independientes de la raza de caballos que sea. Normalmente en
aquellas partes juzgadas con poco rigor, como son aplomos y carencias de
desarrollo y consistencia en sus huesos, poco desarrollo de músculos
impulsores, y debilidades en las estructuras destinadas a soportar el peso del
jinete y el trabajo.
Conozco dos razas que han caído
en gran parte bajo la tiranía del prototipo racial: los árabes y los PRE. En
ambas razas vemos rasgos raciales muy marcados, pero defectos de conformación
que se repiten y repiten. Cuesta encontrar un caballo árabe criado para
morfológicos (en esta raza salvan una parte al criar árabes para carreras,
raid) con buenos aplomos y con un físico o una talla que te invite a
entrenarlo. En caballos PRE lo mismo, cuesta mucho encontrar uno con una grupa
larga, o con las palomillas adelantadas, o con espaldas oblicuas, incluso con
dorsos poderosos. Y no nos engañemos, hoy por hoy no es todavía una raza con
una demanda grande para el deporte.
Si partimos de aquí, seguro que
seguiríamos teniendo nuestras polémicas de si el que ha quedado tercero me
gusta más que el primero (lo de
siempre), pero el camino cuando los morfológicos se pongan al servicio de
seleccionar conformaciones según el uso o aptitud, será mucho más objetivo y
enriquecedor. Daría algo de luz en un mundo dominado por las sombras.
Para acabar una foto de algo
cercano a lo que se ve en las pistas de morfológicos, tomada precisamente de
una página que hace referencia a la terrible laminitis, enfermedad que con bastante
frecuencia aparece en animales obesos y en fase de engorde. Foto tomada del enlace http://www.nutricionequina.com/fundamentos-de-la-laminitis/
Paz y espero que le sirva a
alguien.
Buen artículo, espero tenga mucho eco. Como profesional de la podología (distribuidor y apasionado del tema en particular y el caballo en general) me he "peleado" con jueces, jinetes, propietarios,... sobre el enórme despropósito de lo que llamaba "concursos morfo-ilógicos" y de las pruebas de funcionalidad para ... todo, nada en concreto, con pruebas de nada o casi nada. He visto caballos laminíticos (enfermedad muy usual en PRE gracias a las grasas que cita) llegar a pista arrastrándose para camuflar su dolor en una pista muy mullida; escandaloso. Se ha echo del PRE un pedestal barroco precioso para que su jinete luzca y presuma, un caballo sin funcionalidad para casi nada, deportivamente hablando. Es nuestra indiosincrasia, vivimos de cara a la galería, mucha forma y nada de fondo, delirios de grandeza, rico y famoso, que unque no tengas un duro subido a un PRE lo pareces. Hemos visto y constatado tanto desastre, hemos reclamado tantas veces,... para nada de nada. Yo ya lo dí por perdido, una vez más y como siempre ocurre que el mayor problema de un caballo es su dueño. Le deseo mayor éxito que el mío y que su prestigio haga sonrojar y recapacitar a tanta mente de cortísimo plazo y pelotazo, que contra más arriba de las instituciones llegue mayor es la ceguera.
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