Desde el principio
de los tiempos, la metodología para la enseñanza de la equitación ha variado
muy poco. El profesor/a situado en el centro de la pista cuenta al alumno sus
conocimientos y el alumno/a escucha, intentando asimilar lo que puede así como reproducir sobre el caballo aquello que cree
entender de lo que se le está narrando.
Se trata de un
proceso, generalmente unidireccional, en el que el maestro/a suele recibir el
feed-back sobre todo, observando cómo evoluciona el caballo y haciendo, en
función de sus observaciones las indicaciones y correcciones que considera
oportunas.
En la mayor parte de
las ocasiones no hay una especial preocupación por parte del que enseña por los
procesos mentales que el alumno/a está realizando ni del grado de asimilación
de lo que está pasando. El alumno/a, se limita generalmente a reproducir las
continuadas órdenes que va recibiendo, y que en la mayor parte de los casos no
comprende, dándose profesor/a y alumno/a por satisfechos cuando el caballo
realiza el gesto técnico que el docente está buscando. La sesión se da por
concluida, independientemente de que el alumno/a haya comprendido, ni mucho
menos interiorizado. lo que acaba de
ocurrir.
De esta manera,
consideramos un buen alumno/a, a aquel/aquella que es capaz de reproducir como
un autómata sobre el caballo aquello que le vertemos sin hacerse grandes cuestionamientos y
creyendo a pies juntillas todo aquello que se les indica. De esta manera no es
raro ver a jinetes con un alto grado de perfección técnica, que tendrían graves
dificultades en explicar o justificar
aquello que están realizando.
Normalmente, este
proceso de enseñanza-aprendizaje es fruto de la improvisación y de la necesidad
inmediata del caballo, que con suerte, será el adecuado para las necesidades
del alumno/a. Si no es así, nos adaptamos a lo que el caballo necesita y ya
está.
Pero… existen otras
formas de enseñar/educar en la equitación. Existen numerosas y variadas teorías
sobre la educación, que lejos de
sustituir a aquellas que están establecidas, pueden aportarnos a
profesorado y alumnado estrategias para lograr un mayor acercamiento
y comprensión del mundo ecuestre.
En esta introducción
me daría por satisfecho si lograse despertar algún tipo de inquietud sobre el tema
entre aquellas personas que se encuentren inmersas en el proceso de
enseñanza-aprendizaje del mundo ecuestre. El primer paso es plantearnos que
existen otras formas de enseñar-educar y
sentirnos motivados a investigar sobre ello.
Paz.
Marcos Núñez
García-Delgado
Muy interesante Marcos. Un abrazo
ResponderEliminarObjetivo conseguido! Somos mucho los que investigamos, e incluso experimentamos, para mejorar lo que trasmitimos!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Marcos. En el mundo entero ya resuenan voces de muchos que son conscientes de que el paradigma educativo está totalmente obsoleto, y las pruebas son evidentes. Y yo no se por qué, en lo ecuestre, se avanza siempre tan lento.
ResponderEliminarEspero impaciente tus aportaciones en este sentido.
Pienso, que lo difícil es encontrar, a un profesor que motive a los alumnos, que sea un buen pedagogo y que sea capaz de despertar la chispa de la equitación....
ResponderEliminar¿Cuanta gente se ha aburrido y a dejado la equitacion, por sus malas experiencias?
Buenos días! Acabo de encontrar este blog y no puedo parar de leer artículo tras otro.
ResponderEliminarSoy alumna, me preparo para la prueba de acceso al TD1 y me veo reflejada en lo que dices Marcos!
A mis 34 años NECESITO entenderlo todo, el por qué, el funcionamiento, la accion_respuesta, al caballo, a mi misma....no soy un autómata de 15 años y siento que aunque tengo un profesor que considero estupendo y atento, me falta aprender a fluir, que me enseñen a sentir más que a entender. Y ahora mismo, previa fecha a la prueba, me siento insegura.
Enhorabuena al equipo por el blog, seguiré devorándolo.
Saludos!