miércoles, 5 de febrero de 2014

SALTO: SOBRE EL ENTRENAMIENTO. Publicado en la revista Galope nº72


Familia Sanchez-Pedreño Jimenez en el gimnasio de la Fundación Caballo Amigo


No pretendo exponer un método de trabajo, sino mas bien plantear las cuestiones que normalmente se presentan a los practicantes de esta disciplina –intentando ir al fondo de las mismas- , y aplicar soluciones posibles.
Objetivos: los marcados por el estudio que se hizo en la Universidad de Upsala hace 10 años, y que se reducen a los siguientes  cuatro principios:
1º.- Carácter centrado: que quiera ir al salto en calma
2º.-  Habilidad en el galope para alargar y acortar el tranco sin perder el equilibrio en ningún momento
3º.- Batida explosiva
4º .- Técnica del salto: línea superior redonda y espaldas yendo hacia delante
A estos cuatro puntos, lógicamente, hay que añadir la forma física correspondiente y propia de la disciplina del salto
El caballo que de natural posee todas estas características, es el caballo que normalmente “vale una pasta, o un pastón” como normalmente se dice el argot hípico.
Lo que no cabe duda es que la mayoría de caballos que vemos en nuestra competición nacional son bastante mejorables, si somos capaces de darle el trabajo mas adecuado.
Yo imagino que dentro de unos años las técnicas de entrenamiento de los caballos se parecerán mucho a las de los atletas humanos. Y, puestos a imaginar, pienso que las especialidades que más nos aportarán a nuestra disciplina  serán el lanzamiento de jabalina y el salto con pértiga. Luego aclararé este tema porque, creo, debo de hablar previamente del que le precede.
Pienso que para el caballo es muy beneficioso definir tres tipos de trabajo distintos: de aula, de gimnasio y de pista
Familia Sanchez-Pedreño Jimenez en el gimnasio de la Fundación Caballo Amigo

A)     Trabajo de aula: que el caballo esté receptivo y tranquilo. Es la mejor manera de resolver un problema que suele ser, en muchos casos, el pan nuestro de cada día: el caballo está pendiente de su entorno menos de lo que debe y no nos permite trabajarle como quisiéramos. Y es que resulta difícil darse cuenta de que estamos pidiendo dos cosas a la vez ¡o resolver dos problemas! Tanto el caballo como nosotros sólo podremos hacer las cosas bien si primero resolvemos un problema y, a continuación, el otro. El caballo porque su inteligencia no le da para más –es como un niño sin uso de razón- porque ni razona ni tiene sentido del futuro. Ambas cosas nos interesa tenerlas siempre bien presentes. Y el motivo es bien sencillo: como el resto de los animales, y a diferencia de los humanos, carece de corteza prefrontal. Un ejemplo muy corriente: caballos que salen del box rebosantes de energía y difíciles de controlar al principio, y que acaba siendo finalmente una pelea. La mejor solución es darles cuerda durante 15 minutos pero no sólo para que se desfoguen, sino que lo hagan con control, incluso con disciplina. Me explico. Los primeros minutos se le deja galopar pero con la rienda tensa para que note, si no control, sí que se dé cuenta que no puede hacer todo lo que quisiera. Y yo soy partidario de mantener un radio constante. Lo cual es bien fácil: mantener la cuerda con el mismo largo todo el tiempo y no mover un talón nuestro para girar sobre él. Pronto se acostumbran a mantenerse sobre el mismo círculo (y nosotros a no mover un talón), con lo cual no van tirando de nosotros sin ton ni son. A los pocos minutos el caballo quiere ponerse al trote; no hay que consentírselo. Obligarle a que mantenga el galope una o dos  vuelta más y, entonces sí, pedirle que se ponga al trote. Mantenerle a este aire y de vez en cuando que dé dos o tres vueltas al galope. Así al menos diez minutos sin dejarle que  caiga al paso nada más que para cambiar de mano: desahogo pero también disciplina. Y sin agobiarle en ningún momento; sólo que sepa qué debe hacer. Si sigue sobrado de energía a los diez minutos, seguir otros cinco minutos con el trote y galope sin consentirle que baje al paso. Mínimo, un trote corto y relajado, pero sin olvidar la disciplina. Y la precisión sobre un radio constante. Esto me permite ver la senda que marca el caballo y contarle los trancos de galope que da en cada vuelta……….. que suele ser siempre el mismo cuando el caballo ya está habituado, en lugar de ir dando tumbos por la pista. Es cuestión de muy pocos días de esfuerzo. Y si el caballo da siempre el mismo número de trancos en cada vuelta, me está diciendo que su equilibrio y su ritmo no varían. Y la cuerda, con dos dedos y tensión constante. Es cuestión de práctica, o sea, repetir y repetir sabiendo que al principio va a salir un churro. De esta manera, cuando nos montemos, nos encontraremos, normalmente, un caballo receptivo. Tal vez al principio siga sin concentración, mas bien despistado, y atento a cualquier cosa menos a nosotros, en cuyo caso creo necesario concentrarse en la concentración, valga la redundancia. Fundamental, corregir evitando el castigo, pero sin dejar de corregir, pidiendo algo que pueda y deba hacer en ese momento. Por ejemplo: que no se desvíe del trayecto que tenemos previsto por la pista y que mantenga el aire, normalmente empezamos por el paso, si no hay cambio de orden. Cuando empezamos a valorar estos detalles –que para el caballo no son tales, porque es una cuestión de disciplina-, es cuando realmente progresamos en nuestra equitación: damos importancia a lo que sí es importante para el caballo aunque a nosotros no nos lo parezca. A esto yo lo llamo “ganar sin luchar”. Con los años lo tengo mucho mas claro y, para mí, es uno de los principios fundamentales en nuestra relación con el caballo. El pesa diez veces mas que yo y en los momentos de desacuerdo, siempre, utilizará la fuerza (de una manera mas o menos peligrosa para mí) porque, como apuntaba mas arriba, carece de razón . Pero yo tengo bien claro que he de utilizar mis conocimientos para convencerle. Y como el caballo sigue siendo caballo , cuando utilizamos argumentos convincentes -fortaleza mental y también de piernas para mantenerle en el movimiento hacia delante-, acaba colaborando. Ha sido, y sigue siendo, su sino desde que el hombre lo domesticó. DESMOND MORRIS, empieza su estupendo libro “El Caballo, comprenderlo y entenderlo”  (editorial Plaza y Janes) diciendo:“Si el perro es el mejor amigo del hombre, del caballo podría decirse que es su mejor esclavo”.  Mas de un siglo antes, BAUCHER nos dijo:
“que el caballo crea que es nuestro amo para que acabe siendo nuestro esclavo”. ¡Qué razón tenía!El trabajo de aula no se refiere a un lugar sino a un concepto: preparar al caballo mentalmente para el trabajo que tiene que realizar: estar atento a su jinete y no tener la mente dispersa, afectándole todo lo que pase a su alrededor. Los caminos del caballo no son nuestros caminos, pero hay que predisponerle a ello dedicándole los primeros minutos del trabajo cotidiano. Para entender mejor al caballo, recomendable “La Lógica del Caballo” de LUCY REES,  editado por Lettera       

 Familia Sanchez-Pedreño Jimenez en el gimnasio de la  Fundación Caballo Amigo

 B)      Trabajo de gimnasio: En principio no debiera extrañarnos. ¿Qué atleta no pasa horas trabajando en el gimnasio? ¿y por qué el caballo no? Barras en el suelo para entrenar la propiocepción, cavaletti (salto pliométrico) subir y bajar cuestas para fortalecer grupos musculares que deben ser explosivos en el salto, subir banquetas al paso sobre distintas pendientes, en las que el caballo utiliza su cuerpo como en el salto pero sin la recepción brusca (además de ser un ejercicio pliométrico), carril para hacer paso atrás hacia arriba, etc, etc y mucha imaginación (por ejemplo, enseñar un esbozo de piaffe, incluso de levade). El caballo es un atleta y como tal hay que entrenarlo.  Al principio de esta lección hablaba de las similitudes del salto a caballo con el lanzamiento de jabalina y el salto con pértiga. Al igual que el lanzador de jabalina que corre hacia la línea de lanzamiento pero en las últimas zancadas echa el peso hacia atrás, también el caballo debe galopar hacia el salto echando el peso atrás en los trancos previos a la batida, y si estos además, son un poco saltados (doblando mas las rodillas), estará anticipando –preparando- el esfuerzo de la batida. De ello he hablado en la lección anterior (revista Galope nº 71). A partir de este momento, la batida y la parábola del salto se parece mas al salto con pértiga, en cuanto que tiene que haber una perfecta sincronización atleta-pértiga, la misma que debe haber entre jinete-caballo. En nuestro número, incluso en la élite, aún se está lejos, creo, de la perfecta sincronización caballo-jinete. Y ya no digamos del entrenamiento pormenorizado del atleta caballo, cuando sus necesidades son parejas a las de cualquier atleta; y el hecho de ser caballo no le exime de un entrenamiento riguroso. Un libro muy interesante sobre este tema y, además traducido al español, es “Forma Física Equina” de JEC ARISTOTLE BALLOU, y publicado por la editorial TUTOR. 
C)      Trabajo en pista. Este es el que mas se conoce porque es el que mas se trabaja (casi diría que exclusivamente). Y también casi me atrevería a decir que con criterios obsoletos. Y lo primero que hay que desterrar es el concepto de que hay que buscar en el trabajo cotidiano el natural del caballo, lo cual se contradice con el caballo atleta. Otra cosa, y ésta sí muy importante, es ser respetuoso y responsable con el caballo. Para mí, el libro mas importante sobre este tema es “Conditioning Sport Horses” de HILARY M. CLAYTON. Como complemento ideal, los escritos de DEB BENNET. Lamentablemente, todo en inglés
En el próximo número de esta revista seguiré profundizando en este tema  

 Paz y espero que os sirva a alguien 

Fundación Caballo Amigo

4 comentarios:

  1. Juan Carlos Clemente, en lo referido a trabajo de gimnasio ¿no es un buen trabajo para el salto el que se realiza en tiro? No me refiero a un carro, más bien arrastre de un peso moderado y al paso.Un saludo.

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  2. Gracias por tus artículos. Me encantan lo que se escribe de equitación últimamente: este blog, Tomas Mateo Cubero, CAVA, Equierrores ...
    Como aficionada con un nivel normal agradezco infinitamente estas enseñanzas y el tiempo que dedicais a los aficionados. Un saludo.

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  3. Gracias jose manuel por tus articulos y por hacernos pensar. Un saludo

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  4. Tuve una yegua, Uvilla, de una extraordinaria clase. Noble pero muy temperamental. Salía del box con una energía fuera de lo común. Desde los cuatro años hasta los quince, en que la retiré y la mandé a criar a Ibio, todos los días de su vida seguí el trabajo previo a la cuerda descrito mas arriba. No luché nunca con ella y me dio un resultado y rendimiento fenomenal. ¡Ah! y jamás tuvo una lesión seria, corriendo en todo tipo de pistas.

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