Mi nieta ya iniciándose en la lectura de El Principito. Lola Pérez Sales
Siempre que hablo de la filosofía de la Equitación,
inevitablemente pienso en El Principito. Muchos –y sobre todo muchas- de los
que me leéis, también lo habréis leído. No en balde, parece ser, es el libro,
junto con la Biblia, mas leído de todos los tiempos.
Desde luego es un libro muy especial: desde un cuento para niños hasta un manual de vida plena para
un adulto.
Cuando doy cursillos sobre Fundamentos de la Equitación, que
es lo mío, siempre recomiendo su lectura y, a continuación , una reflexión hípica
sobre los capítulos XXI, X y V. Y, precisamente, por este orden.
Orden que voy a seguir para exponer mis razones sobre la
filosofía aplicable a nuestra Equitación
Capítulo XXI
No sólo es el mejor capítulo del librito, sino un verdadero
monumento de la literatura universal. En él se narra –se fabula- el encuentro
del Principito con el zorro. Después de
un frío saludo entre ambos, el Principito le pide al zorro que juegue con él y éste le responde que no puede porque “no
está domesticado”. Como el Principito no
entiende lo que quiere decir domesticar, el zorro se lo aclara:
--Es algo demasiado
olvidado –dijo el zorro-. Significa “crear lazos”
--¿Crear lazos?
--Claro –dijo el
zorro--. Para mí tú no eres todavía mas
que un niño parecido a cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me
necesitas. Pero si me domesticas , nos necesitaremos el uno al otro.. Serás
para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo
Este comienzo de conversación debe aclararnos nuestra
relación con el caballo, sea de competición , de ocio o de compañía, ya que las
posibilidades de relacionarnos con él tienden al infinito.
Aunque el status del caballo ha cambiado desde mediados del
siglo pasado –hoy en día ya no es un importante instrumento de trabajo- y, seguramente
debido a una mala educación por parte de los enseñantes de la equitación -a su vez, indebidamente educados-, aún queda
un largo trecho por recorrer en cuanto a respeto y conocimientos. Si pensamos
este capítulo en términos hípicos, nos acorta mucho el camino.
El eminente zoólogo DESMOND
MORRIS, comienza su interesante
libro “EL Caballo, comprenderlo y entenderlo” (editorial Plaza y Janés)
diciendo:
“Si el perro es el mejor amigo del hombre, del caballo
podría decirse que es su mejor esclavo………. Siempre al servicio de la ambición
humana…….. Tan prolongada explotación ha
sido posible gracias a su extraordinaria
predisposición a colaborar con los hombres…… Al caballo le ha costado
caro tener tan buen carácter”
Este era el concepto
más extendido que se tenía del
caballo hasta, aproximadamente, el cambio de status del mismo. Incluso los Generales L’HOTTE y DECARPENTRY, por poner dos
ejemplos de autores muy importante,
hablan de la sumisión del caballo. Recientemente, DOMINIQUE OLIVIER, en su libro
“Equitation, emploi des forces du cheval”
(Editions Chiron, 1997) subraya:
“Si el hombre, en sus relaciones con el caballo razonara más
en términos de cooperación que de sumisión, desarrollaría una cultura que le
situaría por encima de la simple satisfacción de ser obedecido por el animal”
Finalmente, JEAN-LUC CORNILLE, para mí uno de los estudiosos
--del caballo y de la equitación-- más importante hoy en día, habla siempre de
la educación basada en la asociación de dos inteligencias, la del jinete y la
del caballo. Y “este tipo de educación se basa en la bondad y el respeto “. Muy recomendable su página web “The Horse in
Motion”
Así pues, el Principito nos muestra, de una manera poética,
la relación ideal entre la persona y el caballo: los lazos que se van creando
gracias al respeto mutuo y al conocimiento. De este último yo casi diría
“conocimiento profundo” por parte de la persona. Lamentablemente, el profesional de la
Equitación se preocupa poco por profundizar en la mente y el funcionamiento del
cuerpo del caballo (la Equitación es puro movimiento). Estos lazos exigen mucha
paciencia y también respeto a los ritos.
Paciencia y tiempo son indisociables. En nuestro número nos empeñamos en
recurrir muchas veces a palabras extranjeras como si nuestro idioma fuera más
pobre que otros cuando, gracias a Dios, disponemos de uno de los mas ricos. Lo
digo por la costumbre de utilizar “timing” cuando hablamos de coordinación o
tiempo oportuno. Y el colmo son las
palabras alemanas impronunciables, tanto mas cuanto la mayoría de los que las
utilizan saben poco alemán. Volviendo al
tema de la paciencia, diría que lo contrario de ella son las prisas. Y éstas
suelen abundar mucho en nuestra relación con el caballo. Ir paso a paso y,
sobre todo, saber en cada momento dónde se está. Si importante es para nosotros, humanos, el sentido del futuro
–sentido del que carece el caballo--, tan importante es el sentido del
presente, saber dónde estamos realmente. Precisamente porque el caballo sólo
está instalado en el presente; y SU presente debemos asumirlo
--Hay que tener mucha paciencia –contestó el zorro-. Empezarás por sentarte un poco lejos de mí,
así, en la hierba. Te miraré de reojo y no
dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás
sentarte un poco mas cerca
El tema del rito creo que es importantísimo para los
caballos. Razón fundamental: el cerebro del caballo, como el de todos los
animales, carece de la corteza prefrontal , origen del razonamiento, privativa del hombre. Luego la única manera
de aprender del caballo es por asociación y por repetición y que lo que se le
pida sea genéticamente posible. Desde JENOFONTE hasta los autores modernos, el
hablar del “natural del caballo” era algo habitual en
todos ellos. Hoy en día, que sabemos mucho mas, buscamos la optimización en la coordinación de
gestos del caballo –lo que yo entiendo como gesto confortable y económico-, en
vistas a algo NO natural (salto, domas varias, raid, enganches, incluso
carreras que, se supopne, es lo mas natural para el caballo). Pienso que lo que
veo en cualquier tipo de competición, no
tiene nada que ver con la vida “natural” del caballo. Pero el rito es muy
importante para este aprendizaje: sólo las mismas causas producen los mismos
efectos. En lenguaje hípico: sólo los mismos gestos del caballista
producirán las mismas respuestas en el caballo. Para lo bueno y para lo
malo. ¿Cuántas cosas consentimos en el trabajo cotidiano –sobre todo al paso, e
incluso al trote- y que al galope o en la competición, no nos gustan y no
sabemos cómo corregir? Sigo pensando que lo que sembremos al paso, recogeremos
al galope. ¡El problema es interiorizarlo!, es decir, reflexionar sobre ello y
aplicarlo a nuestra diaria equitación. Recuerdo las palabras de BEUDANT:
“Observar, reflexionar y tratar de
hacerlo lo mejor posible. Y no culpar al caballo de nuestros errores”
Al final del capítulo XXI, cuando el Principito se despide
del zorro, éste le dice:
--Adiós –dijo el
zorro-. Este es mi secreto. Es muy sencillo: sólo se ve bien con el corazón. Lo
esencial es invisible a los ojos
Esta es, sin duda, la frase mas universal de este cuento
universal. HERACLITO ya nos dijo que “lo
sabio es trascender el mundo de las apariencias”. Y con múltiples aplicaciones.
Por ejemplo, veo a mucho aprendiz de caballista joven queriendo imitar a
grandes jinetes: siempre sobre lo mas aparente (y que no suele ser una de sus
virtudes).. También es verdad que el talento es de muy difícil transmisión.
Creo muy buena la actitud que sugiere KARL MIKOLKA –uno de los últimos jefes de
la Escuela de Viena-: “Mantén el oído
abierto a las necesidades del caballo, y un corazón abierto a sus limitaciones
físicas y mentales”
--No hay nada perfecto --suspiró el zorro
¿Cuántas veces le pedimos a los caballos la perfección, no
sólo desde una posición imperfecta , sino también desde unos conocimientos o
una concentración imperfecta? Como decía antes, si importantes son los
objetivos –el futuro- , igualmente lo es el presente. Como decía nuestro
ANTONIO MACHADO: “caminante no hay camino, se hace camino al andar…..”. En definitiva, yo creo que lo importante es
la progresión: saber dónde se está y
saber avanzar por el mejor camino. Con criterio, o con conocimiento (cuanto mas
profundo, mejor)
Ultimas reflexiones
del zorro:
--El tiempo que
perdiste con tu rosa hace que tu rosa sea tan importante
--Los hombres han
olvidado esta verdad –dijo el zorro--. Pero tú no debes olvidarla. Te haces
responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa
Capítulo X
Este capítulo –el del rey absolutista--, como diría mi amigo
CAROLO LOPEZ QUESADA en el foro de su página web, es de una importancia brutal en el quehacer
diario a caballo. Resumiendo: “sólo se
deben dar órdenes razonables”. O sea, no se le puede pedir al caballo nada que
en ese momento no pueda hacer (ésta
frase pedagógicamente no es la mas adecuada porque habla en sentido negativo.
Pero es la pura realidad). Yo creo que para llegar a dar “órdenes razonables” conviene tener bien presente la oración del DOCTOR NIEBURH: “Que Dios me dé paciencia
y serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, coraje y fortaleza
para cambiar las que sí pueda y sabiduría para discernir ambas”
Tal vez la frase mas bella de este capítulo sea:
--Hay que exigir a
cada uno lo que cada uno pueda dar –prosiguió el rey--. La autoridad se apoya
ante todo en la razón. Si ordenas a tu pueblo que vaya a tirarse al mar, hará
la revolución. Tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son
razonables
Y otra frase también hípicamente importante:
--Pues te juzgarás
a ti mismo –le respondió el rey--. Es lo mas difícil. Es mucho mas difícil
juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás….. Si consigues juzgarte bien es que
eres un verdadero sabio.
¡Cuántas veces somos
jueces y parte! Posiblemente sea lo que
mas retarda la progresión en la Equitación. En ALLEGE IDEAL leí: “En el deporte utilizamos a los caballos
para nuestro placer personal, lo cual conlleva una pesada responsabilidad.
Hemos de admitir que el caballo es un compañero inocente de nuestras
ambiciones” . Y hace dos tercios de siglo JEAN LICART nos advirtió:
“El jinete no actúa por el bien del caballo, sino por una mayor
facilidad de manejo y para su comodidad”
Capítulo V
En donde explica el drama de los baobabs: una semilla, como
tal insignificante, que producía una planta mala que debe ser arrancada en cuanto se la pueda reconocer. Y si un baobab no se arranca a tiempo, ya no es posible librarse de él jamás.
Obstruye todo el planeta
--Es cuestión de
disciplina –me decía mas tarde el Principito--.
Cuando uno termina de asearse por la mañana, tiene que asear
cuidadosamente el planeta. Tiene que someterse a arrancar con regularidad los
baobabs en cuanto se los distingue de
los rosales, a los que se parecen mucho de pequeños. Es un trabajo muy
fastidioso , pero muy fácil
El equivalente en el TAO TE KING:
“Lo que es reciente es fácil de corregir”
“Lo que es frágil, es fácil de romper”
“Lo que es pequeño es fácil de dispersar”
“Prevenir los problemas antes de que se planteen”
“Poner las cosas en orden antes de que existan”
Lo difícil a caballo –o con el caballo- es tomar conciencia
del inicio de sus “desviaciones”. La
mayoría de las veces no les echamos cuenta porque, en ese momento, no son
importantes para nosotros, pero el caballo no piensa lo mismo. A su manera, el
se dice: ¿si lo he estado haciendo antes, ahora por qué no?. Los caminos de los
caballos, no son nuestros caminos. O sea, sus motivos no son nuestros motivos. El gran y complejo problema del
caballista está en aprender a hacer amar al caballo sus motivos, los del
caballista.
Estas, y yo creo que mas, son las reflexiones con las que El Principito nos ayuda a ser
mejores aprendices de caballista
Paz y espero que le sirva a alguien
Paz y espero que le sirva a alguien
Sirve, sirve...
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