Casi como si fuera un “tornillazo” de un caballo, cambio de
dirección y, en lugar de seguir
escribiendo sobre el salto, me adentro en el camino de la filosofía de
la Equitación. Un camino que sé dónde comienza, y aproximadamente, a dónde
quiero llegar, pero sin tener conciencia de los vericuetos por los que
transitar. (Espero no caerme del caballo por culpa del tornillazo)
Además, ¿he de escribir de una filosofía o de “mi” filosofía
de la Equitación?. A fuer de sinceros,
he de reconocer que no puedo expresarme mas que a partir de mis propios
puntos de vista –de mis conocimientos, experiencias y reflexiones sobre mi
quehacer hípico-, o sea, de mi propia filosofía de la Equitación. Me consuela pensar que todos los filósofos
realmente han escrito “su” filosofía, y me anima el que muchos autores que escriben sobre
caballos, escriben también de su filosofía de la Equitación.
Mi intención es ayudar a reflexionar (al que le interese el
tema) sobre el caballo compañero del hombre, sobre el hombre compañero del
caballo, y la relación de ambos desde el momento en que comenzó la
domesticación. No es una redundancia el citar al caballo compañero del hombre y
viceversa, sino una declaración de intenciones: si importante es conocer al
caballo, tan importante es conocernos a nosotros mismos como compañeros del
caballo.
Mi deseo constante de montar mejor y de que mis alumnos
monten mejor, hoy, en pleno siglo XXI, me incita a plantearme muchos “por qués”,
los cuales me llevan a los orígenes, no sólo de la Equitación, sino de la misma
domesticación y, sobre todo, de lo que el hombre pensaba del caballo desde los orígenes
de su relación. Una aclaración: para mí, “montar mejor” comienza por establecer
la mejor relación posible con el caballo que monto, luego no es un problema
puramente físico o técnico sino también de reflexión (no es fácil, en
principio, poner de acuerdo dos mentes).
Hay dos hitos históricos que me aclaran en gran medida el por qué de mi
pasión por los caballos (creo que común a la de muchísima gente joven de hoy).
El primero es el escrito de KIKULI sobre el entrenamiento
del caballo hitita. Unas tablillas que datan de los siglos XIIII y XIII antes
de Jesucristo. Resulta que es el primer tratado de “fisiografía” –educación
física o entrenamiento del atleta (en este caso el caballo)- que, al menos
hasta el momento, se conoce. Este hecho
nos demuestra la importancia tan enorme que tenía el caballo ya por aquel
entonces.
El segundo se refiere al comienzo del poema de Parménides, y
que dice:“Los caballos que me llevan, me llevaron tan lejos como es mi deseo” Aclaración
previa: dicho poema, del siglo V a.C., es el primer tratado de metafísica que
se ha escrito en la Historia. Y comienza diciéndonos de una manera concisa pero
totalmente exacta –aunque dudo que plenamente consciente-, lo que el caballo
supone –y no solo supuso- a la Humanidad.
¿Por qué digo esto? Precisamente, una de las características
del hombre es su deseo, o necesidad, de superar sus propios límites, no conformarse
con lo que es o lo que tiene, incluso lo que sabe. ¿Y qué ser es el que más le
ha ayudado a ello? Sin lugar a dudas, el caballo. ¿Razones? Sólo voy a enumerar
algunas y, casi diría, por orden de aparición en la Historia.
1ª Comenzó por
hacernos más fuertes: los fardos de comida o de leña, o a saber de qué, en
lugar de transportarlos sobre las propias espaldas, el hombre “domesticador”
transfirió su carga a lomos de los caballos. Conviene recordar que por
entonces, estoy hablando de hace entre cuatro y cinco mil años, el tamaño del
caballo era, aproximadamente, muy
parecido al de un poni “A” actual. Y
añado: posiblemente sea la única especie animal que sobrevive gracias a la
voluntad del hombre porque lo que sí está claro es que el caballo estaba en
proceso de extinción (por eso, además de pequeño, era raquítico, o sea,
inmontable).
2ª Nos permitió ir
más lejos. El mero hecho de dejar de ser
él mismo “bestia de carga”, le permitió al hombre desplazamientos mucho
más largos
3ª Y, sobre todo, nos
permitió ir más rápido. Pronto el caballo se enganchó primero a algo parecido
al trineo. Hay que tener presente que los habitantes de las estepas arias, cuna
del caballo, aún no conocían la rueda.
Esto le dio una capacidad de movilidad y velocidad enorme, cuya consecuencia es
la cuarta razón
4ª La capacidad de
ser –o sentirse- superior a otros
hombres, incluso de ser más poderoso. Transcribo lo que dice RAUL LION
VALDERRABANO en su estupendo libro “El Caballo y su Origen”:
“Pero a diferencia de ambos hallazgos (se refiere a los
descubrimientos de la rueda y de los metales), la domesticación del caballo fue
para el hombre un progreso que, por sus instantáneas consecuencias, influyó
decisivamente en la vida de los pueblos de las estepas al acortar de golpe, y
tan considerablemente, las distancias que les separaban de los demás pueblos al
aumentar la velocidad de las comunicaciones, lo que favorecía su propia
propagación pero, sobre todo, a causa de la toma de conciencia de la enorme
superioridad que les dio el caballo, por fuerza, palpable desde su primer
contacto con los vecinos más próximos”
Lo que fue una casualidad –la domesticación del caballo y
sus consecuencias inmediatas- , algunas mentes del siglo pasado lo consideraron
como atributo de la superioridad intelectual del pueblo ario. Fue el caballo el
que propició que salieran de sus propios límites –no sólo físicos sino también
culturales- a los habitantes de las estepas arias . Precisamente de aquella época surgen los tres
pilares de la civilización, Sumer, Egipto y Creta, pero ninguno de ellos
conocía al caballo. Gracias a éste comenzaron las grandes migraciones, con las
consiguientes consecuencias políticas, militares, comerciales y culturales. Y se produjo una notable mejoría en las vías
de comunicación.
Casi dos milenios antes de que apareciera el caballo
domesticado, en Sumer ya se enganchaba el onagro en carros de 2 y 4 ruedas. En
Creta y Egipto, a pesar de lo avanzado de sus culturas, como no conocían la
rueda, sólo utilizaban al asno como animal de carga.
De repente, irrumpe el caballo. Como consecuencia de ello, el
onagro desaparece como especie animal y
el asno queda reducido a animal de carga y, en el mejor de los casos, como
factor de mulos. ¿Qué cualidad poseía el caballo para relegar a un segundo término a sus dos ilustres
predecesores? Sin lugar a dudas, su
espíritu de colaboración. Algo debió fallar en este punto el onagro, para
acabar desapareciendo como especie.
Gracias a los avances de la ciencia, hace muy poco tiempo se ha podido
recuperar al onagro. Al asno se le conoce bien y vale para lo que vale. Incluso
se intentó domesticar a la cebra, pero su carácter impredecible y su
empeoramiento con la edad, ha hecho que siga en estado salvaje.
Así pues, y teniendo en cuenta otro animal fundamental en la
vida del hombre como es el perro, podemos exponer la diferencia de lo que ambos
han supuesto para la humanidad, afirmando que la principal aportación del
perro, yo creo, ha sido en el terreno emocional: es el animal de compañía por excelencia,
aunque puntualmente, también ha ayudado.
En cambio el caballo, como creo haber demostrado, ha sido a lo largo de
la Historia el animal que siempre ha
ayudado al hombre a superar sus propios límites.
Desde hace menos de un siglo, el caballo ha dejado de ser
imprescindible en el transporte, en la agricultura y en la guerra, pero no así
para el hombre moderno con sus nuevos retos, retos del siglo XXI, y que sigue
contando con el caballo para poder superarlos. Una de las actividades hípicas
más en auge es la Hipoterapia. ¿Quién mejor que el caballo para ayudar a
personas con grandes limitaciones?
Hay una frase genial –para mí- del no menos genial JEAN
D’ORGEIX, que define lo que es el caballo para el hombre:
“La presencia del caballo en este deporte, permite al jinete
verse como él desea y no como realmente es”
HERACLITO Me he
investigado a mí mismo
Pues la naturaleza desea ocultarse, lo sabio es trascender el mundo de
la apariencia
SOCRATES Una
vida sin reflexión, no merece la pena ser vivida
ARISTOTELES
Filosofía es la ciencia que se busca
Los hombres sienten por naturaleza el afán de conocer
ORTEGA Y GASSET
Conocer es no contentarse con las cosas según ellas se nos presentan,
sino buscar tras ellas su “ser”.
El hombre
se compone de lo que tiene y de lo que le falta
GOETHE Yo
me declaro del linaje de esos
que de lo oscuro hacia lo claro aspiran
BARUCH SPINOZA La
esencia del hombre es el deseo
JOSE A. MARINA
El ser humano se ha rebelado contra la limitación de sus sentidos
EDWARD TOPSEL El
caballo posee un cuerpo singular y un espíritu noble cuyo rasgo principal es su
abnegación por servir al hombre, al que siempre ha respondido en la guerra y en
la paz, por lo que forzosamente hemos de
considerarlo el mas noble y necesario de los cuadrúpedo. (principios del siglo
XVII)
ANDREW McLEAN “La
verdad sobre los caballos” Como humanos
nunca sabremos lo que significa ser un caballo. Lo único que es posible hacer
es emplear las herramientas de investigación objetivas para determinar la
naturaleza exacta de la mentalidad equina.
…….. Conviene aprender a custodiar con justicia y ética a estos animales
FRANZ MAIRINGER
Horses are made to be horses (Los
caballos están hechos para ser caballos) Es el sugerente título de este excelente
libro
Paz y espero que os sirva a alguien
Paz y espero que os sirva a alguien