Acaban de cumplirse cien años de este evento. Y considero
muy interesante para los practicantes de la disciplina del salto –tanto
profesionales como aficionados- el poder comparar los recorridos de antes con
los de ahora. A juzgar por lo que vemos en ambos gráficos, da la impresión de
que hoy se practica otro deporte. Sencillamente, ha ido evolucionando la
disciplina hasta no parecerse en nada los recorridos de antes con los de ahora.
De entonces sólo se conservan los títulos de las pruebas,
Copa de Madrid y Copa del Rey. Y otro detalle, nefasto, que no entiendo como no
se le ha dado una solución más digna: la eliminación por rehúses,
desobediencias, errores, etc. En esto
seguimos como hace cien años, o sea, manteniendo una de las formas de cargarse
la afición. Y pocas cosas más perduran.
Si los recorridos han evolucionado tantísimo, quiere decirse
que el caballo y la equitación han evolucionado en la misma proporción. Mi
primer recuerdo de un concurso hípico –entonces se llamaban así- es el de Valencia de 1955, y que se celebró
en el viejo cauce del río Turia (Recuerdo lo exótico del concurso: el teniente
Rahali con su caballo Dinamita, precioso, y las amazonas, señoritas Tatona
Lucas (¿), Paula Elizalde –Alpenjaeger- y Maria Luisa Arrate –-Añover de Tajo-)
. Desde entonces, creo, no me he perdido ninguno, o sea que puedo dar fé de lo
que han evolucionado los caballos y la –o mi- equitación desde entonces.
En enero del 2011 publiqué en este blog una entrada
comparando dos recorridos de sendos jinetes importantísimos y separados
solamente por 25 años. Nada que ver la equitación de uno y otro jinete, ni la
técnica de uno y otro caballo. Seguro que dentro de otros 25 la diferencia
respecto de hoy será por el estilo. Es más, no me extrañaría que dentro de una
década hayamos alcanzado un conocimiento bastante más profundo del caballo y de
las diversas técnicas de cada disciplina. A mí, personalmente me encantaría
poder decirme que hoy sé mucho menos de lo que sabré entonces, dentro de diez
años. Segurísimo que los caballos serán los primeros en agradecer ese cambio.
En España debiéramos tenerlo más fácil porque somos conscientes de nuestro
retraso respecto de Holanda y su entorno.
Donde parece que el tiempo se ha detenido es en la “escala
de entrenamiento alemana” la famosa HDV12. Las siglas se refieren al manual del
ejército para el entrenamiento del caballo del mismo. Y el 12 corresponde al
año en que se puso en vigor: 1912, o sea, hace 101 años. Dudo que exista algún
deporte en el que se mantengan criterios de entrenamiento, no ya de hace un
siglo, sino ni siquiera de un cuarto. Tambien he de decir que no los conozco
todos, pero sí muchísimos porque de todos intento aprender para poder aplicar a
los caballos. Y encuentro cosas interesantísimas (aprendo mucho más de otros
deportes que de la escala). Sobre la
escala he leído bastante en las lenguas romances que domino (al menos su
lectura): español, catalán, francés, italiano y portugués. Y en inglés. El
alemán no lo controlo pero he leído versiones en otros idiomas. Lo mejor que he
leído sobre el tema es lo del Dr. Thomas Ritter
en ArtisticDressage.com. Lo recomiendo. Y está en la red. Está en alemán
e ingles. Y el traductor, un pelín, ayuda. Empieza haciendo una crítica
constructiva y acaba desmontando la escala. Como debe ser. Cuando la HDV 12
estuvo en su apogeo, no existían otras
siglas que en el siglo XXI resultan ser importantísimas en la educación, en el
deporte y en toda actividad humana (y que pueden ser la clave de la superación
de la crisis que nos va atosigando) : me refiero a I+D+I, es decir,
Investigación +Desarrollo + innovación. Salirse de los criterios de la escala
de entrenamiento (árbol, pirámide (= tumba), o escala de juzgar), es
convertirse en un Galileo de la equitación –o sea, en un hereje- y lo peor, con
la Inquisición amenazando con la hoguera. Soy de la opinión que muchos hablan de ella
pero pocos la practican. Lógico si estamos en el siglo XXI. Pero, al menos creo
yo, no ayuda mucho. (¿Es la escala de entrenamiento nuestra Inquisición
hípica?)
Hace pocos días leí en la prensa un comentario de, o sobre,
Pep Guardiola –nuevo entrenador del Bayern de Munich C. de F. (club de futbol)-
que me confirmó –un dato mas- por dónde debe empezar la escala de entrenamiento
del siglo XXI. La información decía que Pep dedica cuatro horas diarias a
estudiar alemán. Una buena comunicación exige un idioma común que la facilite o
posibilite. Con el caballo ocurre lo mismo: hay que empezar por la mejor
comunicación posible, que no quiere decir que sea buena desde el principio
sino, sencillamente -estamos hablando de caballos-, que sea o exista. Del j/a
dependerán los progresos
Seguiré con el tema en la próxima entrada
Paz y espero que os sirva a alguien
Sobre 1983, debajo de la tribuna del jurado de la UER pegué la oreja a una conversación, amistosa pero algo acalorada, entre nuestros queridos Coroneles Nardiz (Juan) y Zarandieta. Era sobre los efectos, ventajas o inconvenientes de las leveling. En aquellos momentos pensé que no se ponían de acuerdo. Con el paso del tiempo me he dado cuenta que no capté nada. No en vano, yo era un joven Teniente y además alumno. Impermeable a la enseñanza que diría Jaime Chapa Sr (tío Jaime).
ResponderEliminarLa verdad es que ese tipo de riendas las he visto usar poquísimas veces. Y poco o nada, he leído sobre ellas. Me gustaría que alguien me contara algo sobre su utilidad y beneficios, amén de lo que comentan algunas páginas comerciales (Efecto medio entre las riendas alemanas y las martingalas…). Y si es por experiencia propia mejor que mejor.
José Manuel Sales,
ResponderEliminarA la Sta. Tatona Lucas la tengo sentada a mi lado, con unas cuantas prótesis de primera y hasta de segunda generación, pero con el mismo espíritu intrépido de su juventud, y con mucha ilusión de ser recordada junto a Paula Elizalde y María Luisa Arrate.
(Si pudiera le enviaría un foto de la Sta. Lucas y el el entonces Comandante del Hierro, quien le prestó a Tatona su Amado Mío para participar en una prueba hípica en el Polo de Barcelona sin haberlo montado antes. ¡Ay estas amazonas y estos jinetes!)