En una de mis frecuentes visitas al muro del CLUB EQUITACION
NATURAL GUADACORTE, recientemente me he
encontrado con un artículo compartido sobre la relación peso del jinete/peso
del caballo.
Mi opinión: dice
verdad pero no toda la verdad
En mi anterior entrada sobre lo que yo llamo la “mochila
inteligente” –porque creo que es la primera sensación que percibe el caballo
del jinete, dicho con lenguaje humano de la calle-, expongo las tres leyes
mecánicas que rigen la relación entre
una masa transportadora, en nuestro caso el caballo, y una masa transportada, o
sea, el jinete.
A estas leyes mecánicas, necesariamente, es a lo primero que
nos tenemos que atener cuando montamos a caballo, precisamente por su valor
universal, sin excepciones.
El único libro de
caballos –de los que yo conozco- que
habla de esta relación de masas es “Comprendre l’Equitation” de JEAN SAINT-FORT
PAILLARD, y no me importa transcribir de nuevo estas tres leyes:
“El hecho, para cualquier ser, de llevar una carga, pronto
acaba siendo normal y no altera “apenas su equilibrio, a condición de que
cumpla estas tres condiciones:
“1ª que el peso (del
jinete) sea lo suficiente proporcional a la fuerza del portor (el caballo)
“para que la fatiga provocada, le resulte llevadera
“2ª que los puntos de
aplicación del peso (la posición del jinete y el equilibrio consiguiente),
“estén situados funcionalmente.
“3ª que el peso se sienta siempre de la misma manera, es
decir, que la masa transportad a “(el jinete) sea perfectamente solidaria de la masa
transportadora, el caballo”
Está claro que el artículo sólo se refiere a la primera ley
y parece ignorar las otras dos. Así como parece ignorar también la Historia. Ya que solamente recordando cómo era el caballo de la época grecorromana, el caballo de origen mongol con el que a lo
largo de toda la Edad Media no paró de conquistar media Europa y media Asia,
desde Atila hasta Tamerlán, y el caballo
árabe, nos da idea de una relación de
pesos muy distinta a la que se expresa
en el citado artículo. Yo calculo que la relación de masas de estos caballos
que he citado, distara mucho de 1 a 5, o sea, el doble de la proporción
1/10. Hoy en día, para respetar este valor ideal, la equitación aun se
convertiría en más femenina. (También
podría citar a nuestra jaca vaquera, al cuarto de milla, al criollo, al caballo
de guerra y un largo etcétera). Lo que no cabe duda es que hay que tender a
ello, pero incluso en los ponis, pocas veces se respetará la proporción 1/10. De hecho, la
domesticación, que debió empezar por el caballo de carga, ante el tamaño exiguo
de entonces, - debía ser un poni “A” y raquítico-, fue caballo de tiro durante
muchos siglos hasta alcanzar un tamaño próximo a lo que hoy es un poni “C” para
comenzar la Equitación, y eso debió ser a fines del segundo milenio antes de
Cristo. Es de las pocas cosas que
nuestros antepasados tuvieron claro
porque, sencillamente, es lo que más salta a la vista: buscar un caballo grande
para que nos lleve mejor.
Desgraciadamente, las otras dos leyes, tan importantes como
la primera –la que más salta a la
vista-, aunque se desconocían (ningún clásico de la Equitación habla de ellas),
los grandes maestros sí que las intuían y, a su manera, las hacían respetar .
Pero estamos en el siglo XXI, y no tiene nada que ver la Equitación actual -de ocio o de deporte fundamentalmente- con
la anterior a la 2ª contienda mundial, cuando el caballo era instrumento de
trabajo. Y los avances científicos están consiguiendo no sólo que el deporte se
haya convertido “en otro deporte” sino que sea deporte para todos y no
privativo de los mejor dotados (o privilegiados). Hoy empieza a ser posible que
la actitud, y no la aptitud, nos lleve a la altitud. Y esto depende de la
voluntad y conocimientos del individuo. Y del conocimiento científico es de lo
que más adolece nuestro deporte.
Precisamente, la 2ª y
3ª ley son las bases de la buena Equitacion.
La 2ª determina la buena posición, que debe ser la mas
ergonómica para el caballo. Aunque ha habido –y aún siguen habiendo- ciertas
modas, cada vez hay una conciencia más exacta de la posición ideal a caballo.
Hace muchos siglos que la experiencia –a la fuerza- hizo que las monturas de
culturas muy distantes fueran, mecánicamente, muy similares, como las tártaras,
árabes y vaqueras nuestras, que exigían al jinete una posición inamovible y un
equilibrio perfecto (entonces el jinete echaba muchas horas a caballo ¡y sobre el mismo caballo normalmente!). Es el equivalente a caballo de los puntos de
aplicación de una mochila. La posición a caballo debe ser, principalmente, la
base de un perfecto equilibrio el cual debiera ser la aspiración de todo
caballista que se precie. Podríamos decir: “sin equilibrio no hay caballista”
(como sin equilibrio no hay deportista).
Y la 3ª ley nos dice que el caballo nos debe sentir siempre
de la misma manera. O sea, equilibrio y coordinación de movimientos para no
interferir en los movimientos del caballo en ningún momento, respetando siempre
el gesto confortable y económico del caballo, lo cual exige un buen
conocimiento de la mecánica –y de la mente- del caballo.
Y aquí debo hablar de lo que he aprendido al respecto de la
ESCUELA DE EQUITACION GUADACORTE.
He visto varios vídeos de los que ha colgado Mercedes en su
muro: recorridos de salto de sus alumn@s
con caballos, o ponis, sin nada en la boca. Lección que he podido sacar
de lo visto, o sea, de lo que me entra por los ojos: no he visto ningún
caballo, o poni, que se desequilibre en la batida de ningún salto. Llegaban más
o menos cerca, pero todos, podían
echarse para atrás sin problema: gesto confortable y económico en ese momento. Este facilitar el gesto de báscula del
caballo en la batida, no se ve a menudo en los recorridos de menores y
aficionados. Naturalmente tenemos prisas por pasar el salto o reaccionar a lo
que nuestra amígdala (del sistema límbico) nos dicta y, en ambos casos, es
prácticamente imposible coordinar bien con el caballo en las pocas décimas que dura la batida: o
nos adelantamos –lo más normal- o nos “quedamos en el rabo”, causando el
inevitable desequilibrio en el caballo: no se respeta la 3ª ley. En cambio, con
las riendas a la cabezada de cuadra, por un lado el caballo difícilmente pierde
el equilibrio –tiene complicado el apoyarse en la mano- y, por otro, el jinete
se habitúa a quedarse más quieto al sentir al caballo más equilibrado y cómodo
aunque la sensación de control es distinta. De esta manera se respetan mucho
más la 2ª y 3ª leyes. Y es entonces, conociendo ambas leyes, cuando son mucho
más fáciles de ver y, sobre todo, de darles la importancia que tienen.
Un ejemplo, el Campeonato (maratoniano) de España de Menores
que finalizó ayer. La inmensa mayoría de los participantes respetaban la 1ª
ley. Y muy pocos, la 2ª y 3ª. Conclusión: he visto caballos buenísimos que, a
pesar de los errores de sus correspondientes “mochilas inteligentes”, iban tan
sobrados que poco les afectaba dichos errores. Y tengo bien claro que un menor
no está obligado a hacerlo todo perfecto y comportarse como un caballista adulto
y experto. Pero se ha de ver –o notar- que tiene una buena base. Que “quiere”
hacer en cada momento lo que “debe”, aunque no le salga; tienen edad de ir
aprendiendo lo mejor posible, no de “ejecutar” perfectamente.
Estos días de Campeonato le insistía a mi alumno Antonio a
diario: cuanto más difícil e incómodo te lo pongas, más fácil y cómodo se lo
pones al caballo. No sé las palabras que utilizará Mercedes con sus alumn@s,
pero el concepto es exactamente el mismo (es lo que creo yo): ponérselo bien
fácil al caballo para que pueda hacer de una manera confortable y económica lo
que deba hacer (hay quien le llama a
esto el hacer las cosas naturalmente. Yo prefiero hablar del gesto confortable
y económico).
Conclusión: las tres leyes son igualmente importantes: la 1ª
se ve fácilmente y la 2ª y 3ª se hacen bien después de conocerlas y repetirlas
miles de veces. Aquí está la verdadera Equitación
Y no me enrollo más aunque es inevitable reflexionar sobre
lo que nos dijo Aristóteles:
“MIRAR es recorrer con los ojos lo que está ahí y CONOCER es
buscar lo que no está ahí, el ser de las cosas”.
El mundo del caballo, lamentablemente, sigue rondando el
paleolítico. Mientras los enseñantes no cambien, seguiremos en él. Y casi diría
que vivimos erncantados. Seguro que hay una diferencia abismal con otros
deportes.
Acabo transcribiendo lo que considero interesante para
nosotros de un artículo que leí ayer en la prensa escrito por Daniel Capó,
referente a la educación en España, comparándola con la finlandesa:
“… la clave de la bóveda que sustenta el éxito del sistema
es la calidad del profesorado, escogido entre las élites de cada promoción…….
En Finlandia, la meritocracia llama a las puertas de los maestros”.
Y acaba el artículo:
“La transmisión del saber no funciona en nuestro país.
Correctamente, quiero decir. Y ejemplos como los de Finlandia, Corea del Sur o
Singapur nos demuestran que existen soluciones. Diferentes en cada caso,
conforme con la realidad de cada sitio. Pero existen. Y hay que aplicarlas”
Yo además tengo la grandísima suerte de poder aprender de
mis hijos y de bastantes alumnos.
Paz y espero que os sirva a alguien
Magníficas reflexiones. Totalmente de acuerdo con las tres reglas del asiento (podemos decirlo así)y rematadas por la de la educación. Uf...cuánto camino queda!!
ResponderEliminarMagnífico artículo, es un placer leerle. Estoy muy de acuerdo con muchas cosas de las que Usted dice. Especialmente me quedo con una frase :"Y del conocimiento científico es de lo que más adolece nuestro deporte."
ResponderEliminarUn poco en otro orden, desde hace cierto tiempo, he creido que la relación adecuada del peso que puede soportar el caballo, es la del quince por ciento de su masa corporal, por que este es el peso que acaba teniendo un potro con placenta y liquido amnioticos incluidos. De esta manera, parece que el peso que se hace portar al animal, es de una magnitud natural. Es tan solo una referancia práctica y observable, no solo teorica. De las otras dos leyes, hay mucho de qué hablar y también por supuesto de la educación, aunque estoy básicamente de acuerdo con Usted. Pero creo que será mejor dejarlo para otro espacio y tiempo...