miércoles, 2 de enero de 2013

Artículo de opinión. AHORA ES EL MOMENTO (II). Por Javier Hernansanz Ballesteros. Doctor en veterinaria


La elección del semental PSI más apropiado es otro mundo y se podía escribir multitud de páginas con otras tantas versiones y opiniones. Para mí es fundamental que la genealogía esté libre del semental “Northern Dancer” (Canadá 1961-1990), probablemente el mejor y más influyente caballo de hipódromo del siglo XX. Este fenómeno de las carreras, ganó 14 de sus 18 salidas a pista, rubricando el resto de actuaciones con 2 segundos y 2 terceros puestos. A día de hoy, entre un 50 y un 80 % de las cartas genealógicas del PSI tienen a Northern D. en sus antepasados, lo que nos puede dar una idea de la dificultad de encontrar a un semental adecuado. Curiosamente y revisando las genealogías de los últimos PSI con los mejores resultados deportivos fuera del hipódromo, constatan que no tienen a este semental en sus ancestros. La explicación a este hecho puede venir de una profunda reflexión, deduciendo que este prodigio posee una exclusividad única y excepcional para las carreras de velocidad pero también se puede deducir que esta súper especialización anula completamente el resto de capacidades para el deporte que poseían hasta entonces los pura sangres. Todo este análisis genealógico nos da una idea de la primera dificultad de encontrar el semental conveniente; aparte están las premisas de carácter, conformación, etc.

Ahora hay que hacer un inciso porque hasta ahora únicamente hemos estado dando referencias para la producción de caballos de salto y utilizando como madres únicamente aquellas yeguas PRE. Si lo que pretendemos es criar potros funcionales, útiles para cualquier actividad o concurso hípico, son también válidas las yeguas H-á. De esta forma obtendríamos el conocido como “tres sangres”, aunque personalmente opino que siempre debe mantener un mínimo de 50% de sangre de carreras, que es quien nos va aportar la fuerza y la elasticidad necesaria para la competición.
Para dar un ejemplo vivo que confirma que este cruce funciona nos tenemos que remontar hasta la hemeroteca del ABC Sevilla del día 25 de julio de 1959 donde  Don Álvaro Domecq y Díez, en su apartado literario llamado Historia de un Caballo, hablaba de su legendaria yegua con estas palabras, indicando las líneas maestras del cruzamiento para obtener buenos caballos de deporte: “Espléndida” había nacido de la cruza de un pura sangre, “Duck Bridge”, “el Duque”, como le llamaban los conocedores de la dehesa, importado directamente de los turf ingleses por ese ganadero impar que fue Don Manuel Guerrero y “Presumida”, una yegua torda, hispano-árabe, una de esas yeguas panzudas y pacíficas, con la cabeza pequeña y los ojos de enormes pestañas negras, que el Marqués de Domecq, mi tío, llevó al Palacio de Cristal de Londres en una Exposición Mundial de Ganadería.
Como vemos, no es ni más ni menos que los cruces que se han realizado en Europa para obtener las actuales razas deportivas. Haciendo un repaso bibliográfico, la ASSOCIATION NATIONALE DES ELEVEURS DE CHEVAUX DERACE SELLE FRANCAIS (ANSF) cita que el Silla Francés, se crea en los alrededores de las granjas estatales de Saint Lô y Le Pin en el departamento de Normandía, durante el siglo XIX, al importar sementales Pura Sangre Inglés y Trotadores de Norfolk y cruzarlos con yeguas nativas. Según HENDRICKS (1985) y THE AMERICAN HOLSTEINER ASSOCIATION, INC., los caballos Holstein o Holsteiner son el producto de un sistemático cruzamiento en la provincia norteña de Schleswig-Holstein, entre caballos napolitanos, españoles y orientales, por un lado, y animales autóctonos, por otro, durante el siglo XIII, teniendo gran importancia la continuación de la cría en los monasterios de la zona durante los siglos posteriores. Después de la Segunda Guerra Mundial, se introdujeron Pura Sangre Inglés para refinar y aportar habilidad deportiva a los ejemplares.
En cuanto al hannoveriano, la información que aporta THE AMERICAN HANOVERIAN SOCIETY, acerca de su origen, nos remite al estado de Lower Saxony hace 400 años, estableciéndose en Celle en 1735 la yeguada estatal. Posteriormente, sementales Pura Sangre Inglés fueron cruzándose con yeguas nativas para adaptarse a las necesidades atléticas y de velocidad que requieren los tiempos modernos. Otra raza alemana, el westfaliano era, en un principio, sólo una versión más pesada del hannoveriano pero la influencia de algunas líneas de purasangres le influyeron enormemente, refinando el tipo para satisfacer la actual demanda del mercado, según HOLDERNESS-RODDAM (1999). El origen del Trakehner se remonta a tiempos de Federico I de Prusia, estableciendo la raza en 1732, usando para ello pequeñas yeguas nativas, llamadas “Schwaike” y cruzándolas con sementales Pura Sangre Inglés importados de Inglaterra y con Pura Sangre Árabes, según fuentes de THE AMERICAN TRAKEHNER ASSOCIATION. La historia del Oldemburgo, se remonta al Conde Antón Günther von Oldenburg (1603-1667), citando información THE NORTH AMERICAN DIVISION OF VERBAND DER ZÜCHTER DES OLDENBURGER PFERDES E.V.
Durante el siglo XIX se da forma a la raza y posteriormente, en 1935 se da entrada al primer semental Pura Sangre Inglés para mejorar la raza. Según THE IRISH DRAUGHT HORSE SOCIETY OF NORTH AMERICA, en el Siglo XII, arribaron en Irlanda los Anglo-Normandos con sus fuertes caballos de guerra que dejaron patente su influencia. Siglos después, durante el XVI, se produce un fuerte mestizaje entre caballos españoles con yeguas autóctonas irlandesas. Pero es la centena que va de 1850 a 1950, la época durante la cual se fija la morfología del caballo irlandés que conocemos actualmente, cuando se cruzaba estas yeguas con Pura Sangre Inglés obteniéndose el afamado mundialmente “Irish Hunter”, actualmente conocido como Caballo de Deporte Irlandés.
Conociendo estas exitosas experiencias de cruzamientos, no es de extrañar que algunos entusiastas del deporte hípico intentasen el cruzamiento entre yeguas de tiro ligero de la zona de Babia, en León con sementales pura sangre pero el proyecto quedó ahí. Personalmente creo que aunque pudiera ser una buena idea a largo plazo, la escasa selección de las yeguas madres para fines deportivos nos conllevaría mucho más tiempo y trabajo, siendo más efectivo aprovechar las mejores yeguas PRE o H-á como población de yeguas madres con una genealogía estricta y con resultados deportivos contrastados, tanto de ellas mismas, si fuera el caso, como de padres, hermanos, etc. La única ventaja que podríamos obtener de utilizar otras razas autóctonas poco seleccionadas es que el tamaño de sus crías sería ser lógicamente mayor, aunque este detalle actualmente está en desuso y se prefieren caballos de una talla mediana pero mucho más elásticos que el formato antiguo que todos conocíamos de los caballos de deporte europeos de hace unos años.
Las ventajas de este caballo “media sangre español” o “tres sangres” son muchas, destacando su versatilidad, pudiendo utilizarse para la alta competición de salto, como los ejemplos antes citados, como para concurso completo, también para doma, así como en faenas camperas, acoso y derribo, rejoneo, etc. Estos caballos serían únicos en el mundo ecuestre, aprovechando las características raceadoras del pura sangre, con la nobleza, la disposición al trabajo y la rusticidad de nuestras yeguas españolas. A cualquier otro país le sería muy difícil “fabricar” este tipo de caballos, ya que ninguno posee la cabaña de yeguas de raza PRE e H-á, que en nuestro caso harían el verdadero papel de yeguas nativas que hemos visto en otros países. En definitiva, estaríamos creando el verdadero CABALLO ESPAÑOL DE DEPORTE, que se distinguiría del CDE por el aporte de sangre española, siempre aportado a través de las yeguas.
Por último, y reiterando un punto de vista personal, hay otra variante para cruzar esta población de yeguas españolas con otra raza que no sea el PSI y obtener caballos de deporte. La utilización de sementales Holstein o Holsteiner puede resultar muy beneficiosa por múltiples motivos, mucho más que cualquier otra raza europea, pero estos porqués se explicarán en un capítulo aparte.

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