domingo, 23 de septiembre de 2012

ETOLOGÍA (2ª lección) por VICENTE FRANCH


El período comprendido desde el nacimiento del potro hasta su introducción a la equitación debería consistir en su domesticación, es decir, “hacer al caballo de casa”. La domesticación es un proceso que requiere de tiempo y que puede llegar hasta donde nosotros queramos. Este período puede determinar que un potro empiece a trabajar con el hombre sin demasiados problemas o que ya esté resabiado antes de ser montado, con carencias que posteriormente afecten al trabajo, a su físico y a la relación con los humanos. Estas carencias pueden estar relacionadas con las condiciones de vida y/o con el manejo.

Algunos potros nacen y viven en condiciones de vida mas o menos naturales y casi ajenos a la manipulación humana. Otros nacen y viven bajo condiciones mucho más limitadas y con intervención humana cercana y frecuente. En el primer caso, no se suele actuar hasta el momento de prepararlos para la equitación. Hasta entonces, nuestro papel se limita a proporcionarles espacio y condiciones lo más parecidas a sus necesidades naturales.  Cuando no interfiere el hombre, los problemas son inexistentes.

Por el contrario, los potros que viven en condiciones poco naturales suelen sufrir destetes estresantes y aterrantes (la angustia que supone la separación se suele pasar por alto. La  fuerte unión madre-potro y la nueva situación de soledad del potrillo, a menudo aislado en cuadras cerradas y oscuras no se considera un problema), crecen con falta de espacio (lo que implica problemas de desarrollo y crecimiento relacionados con huesos, tendones, musculatura y metabolismo que afectaran a su equilibrio, resistencia y agilidad y en definitiva, a su vida útil si son montados) y de vida social (que derivan en posteriores problemas de relación con otros caballos y con humanos). En el caso de los machos, no pasan por la manada de solteros, período indispensable para completar su crecimiento físico y como individuos (las carreras, los juegos y los retos forman parte de este período de desarrollo de estrategias para más adelante ser capaces de formar su manada y protegerla). La mayoría de machos suelen ser castrados y aunque no sientan la imperiosa necesidad de formar su haren que proporciona la testosterona, deben completar esta parte de aprendizaje de sus programas naturales porque aunque menos intensos, estos no varían.




Una yeguada con el corral de las yeguas y potros junto a la vivienda del cuidador. La proximidad de la convivencia facilita el conocimiento mutuo entre humanos y caballos.




En la misma ganadería, el corral de las yeguas es contiguo a un corral habitado por dos castrados. Este corral se usa en el destete de los potros (los castrados se ubican en otro corral). La proximidad facilita una separación yegua-potro  muy poco traumática.


El corral de la manada de solteros.


La actitud y el liderazgo también forman parte de la domesticación. Anteriormente hablamos de liderazgo natural y de confianza como forma de funcionar socialmente entre ellos. Cuando están con nosotros, debemos despertar su confianza para aparecer como líderes en el entorno humano. Nuestra actitud, entonces, debe ser segura, tranquila, de reacciones claras y consistentes. Domesticar un potro no es hacer que acepte nuestras imposiciones y condiciones porque doblegarle la voluntad puede hacerlo autista o puede convertirlo en un animal resabiado antisocial y peligroso (según sea su carácter y temperamento). Domesticar un potro es despertar su motivación para cooperar con nosotros desde la complicidad. Hacer un potro “de casa” comporta que no nos tema, que se sienta cómodo y relajado con nosotros, que nos conozca y sobretodo, que confíe y busque nuestro consejo cuando se siente inseguro. Las actitudes relajadas, claras y seguras son las que favorecen la relación y que facilitan la domesticación del potro, tanto en los ratos que pasemos con ellos disfrutando de su compañía como en otras breves intervenciones  (curas ocasionales, vacunas…)  y más adelante, en la posterior preparación a la equitación.
Tenemos un potro de 3 años, con manejo previo correcto y vamos a montarlo. De ello hablaremos en el próximo capítulo.

2 comentarios:

  1. Me alegra mucho que hayas introducido esta formación en tu blog. No sabía que se llamara Etología. Siempre me ha interesado conocer al caballo desde este punto de vista y es fundamental para entenderle. Saludos!
    Gemma

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  2. Muy ilustrativo.
    Esperamos la continuación con sumo interés.

    Saludos.

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