Siguiendo con la asignatura de ETOLOGIA, y gracias a
Vicente –y a Eulalia- , publico
su segunda lección.
Paz y espero que sirva a alguien……. además de a mí.
En este
capítulo hablaremos sobre cómo son los caballos.
Para conocer su naturaleza, sus valores y sus
preferencias hay que conocer qué comen y como lo hacen (necesidades
relacionadas con la alimentación), como perciben y captan el entorno y
responden a este; y como funciona su vida social.
Son miedosos por naturaleza. Su condición de
presas les ha proporcionado una rápida capacidad de reacción ante las amenazas.
Sus sentidos están orientados a detectar estos peligros y cualquier cambio en el
entorno. Por esta razón, ven mejor las siluetas y el movimiento que la
definición. Detectan las vibraciones del suelo a través de sus cascos. Su oído
y su olfato están mucho más desarrollados que el nuestro.
Son herbívoros. En libertad comen una amplia variedad
de plantas que puede variar según sus necesidades fisiológicas del momento.
Mientras comen, andan. Estos desplazamientos, que incluyen la búsqueda de agua
o de los mejores pastos, pueden llegar a los 10 kilómetros diarios.
Su forma de relacionarse es importante y conocerla
es clave para relacionarnos nosotros con ellos. En libertad, viven en grupos de
un semental con algunas yeguas y sus potros. La yegua mas vieja suele ser la
líder de la manada. No dirige a sus miembros sino que toma la iniciativa ante
determinadas situaciones y los demás la siguen por voluntad propia. La edad y
la experiencia de ésta, dan seguridad a los miembros de la manada. Conocer el
terreno, lo que hay en el, dónde buscar o donde ir ante una amenaza, es una
forma de “control del espacio”.
Los caballos no se organizan en base a una
jerarquía de dominancia. No hay ningún individuo que esté por encima de los
demás ni que controle o organice a otros miembros de la manada. Podemos
observar situaciones en las que un individuo parece decir a otro que se vaya,
mostrando gestos tales como poner las orejas hacia atrás, lanzar un mordisco o
lanzando una coz. El que se va, puede hacerlo sin más o mostrando también
señales de desacuerdo. El caballo que “echa” lo único que hace con este gesto
es reclamar el espacio donde estaba el otro y lo que había en él; o simplemente
evitar que se acerque. Esto es otra forma de “control del espacio”. A diferencia de los animales
jerárquicos, donde el que “manda” controla a los demás individuos, aquí lo único
que se controla es el espacio o los recursos. En la vida natural, estas
muestras son poco frecuentes pero cuando los caballos viven con limitaciones en
cuanto a sus necesidades (espacio, alimento…) la competencia, el control de los
recursos y los gestos agresivos son mucho más frecuentes. Esto no es natural para ellos.
Una elevada frecuencia de muestras de agresividad
no es sinónimo de liderazgo ni de fortaleza. Tiene que ver con las condiciones
de vida y con el carácter y temperamento de cada individuo.
Su miedo natural podemos
utilizarlo para relacionarnos con ellos, para que elijan permanecer a nuestro
lado mientras estén en nuestro entorno humano, bajo cada circunstancia que
creemos con ellos. Deberemos mostrarnos como el líder seguro en quien confiar. Esto
no es tarea fácil. En el próximo capítulo hablaremos de cómo hacerlo y de cómo
aplicar su forma de ser, sus valores y sus necesidades a las condiciones de
vida, al manejo y al trabajo. Si se generan preguntas sobre lo expuesto hasta
ahora, no duden en hacerlas. Este capítulo está hecho con la colaboración de la
bióloga Eulalia Roger