En esta 2ª parte voy a tratar de los desequilibrios, tanto físico como fisiológico , que le ocasionamos al caballo.
Del desequilibrio físico hablan todos los tratados, incluso –desgraciadamente- los modernos. Ya JENOFONTE, hace casi 2500 años, recomendaba sentarse lo más atrás posible, para evitar el cargar demasiado las espaldas del caballo. La verdad es que no sé durante cuánto tiempo debieron hacerle caso de esta recomendación, porque pronto se vió que no era lógica. Lo que sí parece ser que en aquella época se buscaban caballos cortos de dorso para compensar la persistencia en el error de invertirles el cuello a todos los caballos (entonces, un poni “D” de ahora sería un caballo enorme). Pues a estos caballitos, los tenían que controlar con verdaderos instrumentos de tortura. ¿Por qué? Pues porque entonces de caballos sólo sabían de lo que veían. De cómo funcionaban por dentro no tenían ni idea. Del desequilibrio físico tenían idea porque saltaba a la vista. Pero del fisiológico no sabían ni que existía.
Pero como los caballos sí que se enteraron desde el principio de las molestias que le ocasionaba un hombre sobre su dorso, pronto se pusieron a “jalar” o sea, a tirar de la boca. Como consecuencia de ello, el hombre, en lugar de buscar el gesto confortable y económico del caballo (un poni “C” grande de los de ahora) –que ya existía pero que no lo conocían; me refiero al gesto-, se dedicaron a inventar instrumentos de tortura para controlarlos. Es lo que mejor supieron hacer nuestro ancestros hípicos
Qué lástima no haberle hecho caso al Apóstol Santiago en la recomendación de su Epístola: “Si le ponemos a un caballo un bocado en la boca para hacernos obedecer, controlaremos también su cuerpo entero”. Debiera ser la aspiración de todo caballista que se precie. Dificilísimo de conseguir porque requiere mucho tiempo. Pero hay que aspirar a ello. Tal vez hoy le llamaríamos la correcta reunión. O caballo conectado y llevándose a sí mismo y feliz. O de alguna otra manera que quiera decir prácticamente lo mismo. A propósito de la Epístola del Santo, se me ocurre que, en breve, escribiré sobre mi versión del CONTACTO.
Como el que mejor ha tratado el tema del desequilibrio fisiológico –de los que yo conozco- es el Dr. ANDRE en su “Mecanique Equestre”, voy a traducir lo que yo considero mejor al respecto. Debo hacer una aclaración previa.
En la 1ª parte hablo sólo del desequilibrio fisiológico que ocasionan las manos del jinete sobre el cuello del caballo; y que no es poco. Pero también está el importantísimo desequilibrio fisiológico que le ocasionamos al caballo en la cintura escapular, o sea, con nuestro peso, por la falta de clavícula. De esto ya he hablado en una entrada anterior. Conclusión: con nuestro peso hundimos el tórax entre sus omoplatos, y con las manos rematamos la faena encogiendo el cuello .
Dice el Dr. ANDRE en su “Mecanique Equestre”:
“Justificar únicamente la doma por la realización de un equilibrio mecánico estático es un grave error, una explicación fantasiosa que desconoce la esencia misma de la Equitación.
“La palabra equilibrio debe ser entendida en sentido fisiológico: para devolver la libertad de movimientos del caballo libre, poder dirigir fácilmente y utilizar agradablemente su montura, el jinete debe esforzarse en devolverle el equilibrio natural del que disponía antes de ser montado. El peso del jinete, por la sobrecarga que ocasiona y el reparto desigual de su peso entre los tercios anterior y posterior, produce un desequilibrio muscular. Ciertos músculos pierden su función natural para asumir la nueva tarea de rigidizar el tronco para llevar la nueva carga. ….
“La doma debe interpretarse como una gimnasia funcional capaz de devolver al caballo su equilibrio fisiológico, o de crear un nuevo equilibrio adaptado a la especialización de los movimientos que se le vayan a pedir. Este es el equilibrio ecuestre…..
“El equilibrio del caballo libre es natural, a la vez mecánico y fisiológico. El equilibrio mecánico permite la seguridad de los movimientos y actitudes (posición). El equilibrio fisiológico representa la armonía de las contracciones musculares, cuya libertad de acción de las distintas cadenas musculares, facilitan la obtención de los diversos movimientos. Este equilibrio fisiológico condiciona un funcionamiento muscular apropiado al fín, y en su justa medida.
”La doma debe, primeramente, restablecer el equilibrio fisiológico destruido por el peso del jinete”
“Los desequilibrios del caballo nuevo ocurren por la contractura o la distensión de grupos musculares pertenecientes tanto a la tensión superior como a la inferior del puente vertebral
¿Cómo se restablece el equilibrio natural?
“Con una gimnasia a base de elongaciones de los músculos contracturados y de contracción de los músculos distendidos
Como en el caballo todo son sinergias musculares que ayudan a la buena equitación –cuyo único problema es su correcto conocimiento primero y, seguidamente, su correcta aplicación-, el trabajo más importante será el bajarle la cara para que estire bien el cuello (todos los deportistas empiezan calentando y estirando , principalmente el cuello. El único atleta que empieza con encogimientos de cuello es el caballo). Y con las piernas, haciendo que trabajen los abdominales. En entradas más antiguas, explico el proceso.
Posiblemente sea el Comandante LICART el que mejor nos haya mostrado el organismo del caballo y demostrado la buena equitación. Creo que, por fín, en breve saldrá a la venta la edición castellana de “La Equitation Raisonneé” gracias a la Editorial LETTERA. Libro indispensable en toda biblioteca hípica que se precie.
Creo que ya sólo me queda exponer las leyes mecánicas que rigen entre la mochila y el que la lleva. En breve las expondré
Paz y espero que sirva a alguien
