7. FINES PERSEGUIDOS: CALMA, ADELANTE, DERECHO
Estos fines pueden expresarse en tres palabras:
· CALMA
· ADELANTE
· DERECHO
Para el jinete poco habitual, en lugar de derecho, yo diría DIRECCIÓN.
El orden en el cual estos tres fines deben ser perseguidos, es invariable, absoluto, y es preciso no buscar el siguiente más que después de haber alcanzado el precedente.
CALMA
Para que el caballo pueda apreciar nuestras acciones, y responder adecuadamente, es preciso ante todo que esté tranquilo y confiado.
Cualquiera puede con solo hacer memoria, estar seguro de que todo trabajo emprendido sobre un caballo irritado, impaciente, inquieto, preocupado de lo que le rodea o temeroso de su jinete, no puede ser más que malo.
Este primer fin, comparado a los siguientes, ofrece la particularidad de que debe ser alcanzado completamente, cualquiera que sea el grado de sumisión que se quiera imponer al caballo.
ADELANTE
El caballo estando tranquilo y confiado, es preciso que nos entregue sus fuerzas impulsivas para que podamos seguidamente explotarlas. La franqueza de la marcha hacia delante es el primer testimonio y caracteriza el fin ofrecido al jinete que no quiere someter a su caballo más que a pocas exigencias.
El resultado se obtendrá, cuando al primer toque de talón el caballo responderá, ampliando su acción, sus fuerzas, yendo y manteniéndose hacia delante, sin que los movimientos ganen sensiblemente en elevación. Solo así el caballo podrá ser puesto francamente en el movimiento hacia delante, incluso marchando al paso; mientras que los aires vivos no darían este resultado si el trote, en lugar de ser franco y decidido, ganará en altura más que en extensión y si, en lugar de estirarse al ponerse al galope, se encogiera. Es pues la manera con que el aire se presenta, tanto si es lento como si es vivo, y no en los aires vivos en sí mismo, donde se encuentra el testimonio de que el caballo nos entrega sus fuerzas impulsivas, y de manera que baste a las exigencias de la equitación corriente.
Pero para el jinete que tiene miras elevadas, el fin no será alcanzado más que el día en que, a lo largo de todo movimiento, de toda situación, el caballo testimonie el deseo de ir adelante. Ello debe ser así, incluso para el saltador en los pilares, y sin que por ello empuje contra las cuerdas que le sujetan.
Mientras que el caballo permanezca un instante sobre los pies, cuando se le ha pedido ir adelante, en lugar de mostrarse rápido y como inasible entre las piernas; mientras que en la transición de un aire vivo al paso, el caballo se retrase, disminuyendo este último aire, en lugar de activarlo tan pronto caiga en él, mientras que la grupa no empuje a la más leve presión de uno u otro talón y que en la marcha en dos pistas, sea pesada y perezosa, marcando el caballo un instante de vacilación para marchar derecho hacia delante, mientras que se acueste en la vuelta, no pasando en lugar de pasar instantáneamente de la vuelta sobre los pies, de la pirueta tanto natural como inversa, a la marcha directa, mientras que un tiempo de parada para pasar del paso atrás al movimiento hacia delante, no marchando derecho hacia delante sin ser solicitado, en el instante mismo en que cesen las acciones para el paso atrás, el fin no está completamente alcanzado. La grupa, este foco de las fuerzas impulsivas, que deben animarse, vibrar a la más ligera presión de los talones, no es suficientemente activa, DILIGENTE, según la expresión de La Guérimere.
En el curso del trabajo, el juego activo de la grupa debe pues mostrarse constante, jamás la grupa debe mostrarse inerte, perezosa, la fuerza quedándose en ella. El jinete debe sentirse siempre que la fuerza pasa hacia delante, o dispuesta a hacerlo en caso de que se le haya dado otra dirección.
La diligencia de la grupa tiene su repercusión en el conjunto del caballo, provocando la animación. En él todo se encadena, y sus resortes, provocan resistencia, se ven solicitados a mostrase vivos y a entrar en acción al primer toque de las ayudas.Cuando la actividad de la grupa no deje nada que desear, el caballo, por su actividad, y en todas circunstancias, parecerá decir: “Yo quiero ir hacia delante” = (deseo constante de ir hacia delante).
El funcionamiento perfecto de las fuerzas impulsivas no puede evidentemente obtenerse, más que a la larga, pero lo que importa, en la progresión de la doma, es que la preocupación por la impulsión anteceda siempre a las exigencias que se siguen, primero, adelante, segundo, lateral.
DERECHO
El caballo una vez tranquilo y entregado, hay que ordenarlo. Aquí se nos presentan dos maneras de hace, según que el jinete sea más o menos hábil.
Si el jinete es poco hábil, es por la repetición de los cambios de dirección y de movimientos en general, como llegará a plegar al caballo a sus exigencias. Como consecuencia, no hay por qué recurrir a procedimientos propios para obtener la perfección en la ejecución. Aquí se trata sobre todo de actuar sobre la masa, estableciendo el equilibrio entre las fuerzas que empujan hacia delante y las que moderan.
De acuerdo con la constitución del caballo, el peso se enviará allí donde sea necesario para llegar a su buena distribución. La regularidad de los aires se conseguirá como consecuencia y los cambios de dirección se obtendrán remetiendo los pies, no teniendo casi ceder en su conjunto, en la dirección a seguir. Los movimientos a observar, siendo simples y poco numerosos, no comportan más que pocas modificaciones en el equilibrio de la masa, no exigiendo consecuentemente más que una flexibilidad limitada de los resortes. Sería entonces superfluo empeñarse en el ejercicio de procedimientos en vistas a la completa sumisión de todos los resortes.
El fin será alcanzado en el momento en que, sin esfuerzo notable por parte del jinete, las fuerzas determinando el movimiento buscado le llevará sobre las fuerzas contrarias; una posición rigurosamente exacta no hay por que buscarla aquí. Con vistas a este fin, si se trata de ir derecho, poco importa al jinete que el cuello o la grupa no estén exactamente sobre la línea a seguir, a partir del momento en el caballo, en su conjunto no se desvíe. El trazar una línea sobre una referencia y pasar por la línea varias veces, ver el surco de la línea.
Pero otra cosa es el jinete-profesor que quiere llevar lejos la doma. Para él, su trabajo debe reposar en la búsqueda del caballo rigurosamente derecho de la cabeza a la cola. En principio, el dominio del caballo será completo en el momento en que el jinete pueda colocar y mantener las diferentes regiones del animal en una dirección exactamente determinada y recuperarla con facilidad después de todo movimiento que exija que el caballo se aparte de él. Cuando el caballo está derecho, los pies siguiendo exactamente las líneas trazadas por las manos, se sigue que la grupa y las espaldas se presentan en condiciones que aseguran la rectitud de su juego reciproco. Equilibrio.
Las dos caderas funcionan igualmente, la distribución del peso es regular. Sus traslaciones son fáciles, las fuerzas que emanan de ambos puntos del caballo no experimentan en su juego combinado ninguna contradicción y funcionan ambas hacia un fin común, la marcha directa, para lo cual el caballo se encuentra entonces en acuerdo, o, si se quiere, ajustado, alineado, armonizado; estas diversas expresiones tienen toda la misma significación.
Pero si marchando por derecho, los pies salen de la línea seguida por las espaldas, (muchas veces el desequilibrio lateral de las espaldas es lo que hace desviarse al caballo), se ve desaparecer, a la vez la relación armónica que existía entre la fuerzas de los posteriores y de los anteriores, la junta repartición del peso, la igual facilidad que presentaban las diversas direcciones a tomar, y se verá a la grupa formar un arco en oposición a las espaldas. En fin, ocurrirá con el caballo como con un instrumento de cuerda que hubiera perdido el acuerdo.
En el curso del trabajo, las posiciones comandando los diferentes movimientos, serán tanto más juntos cuanto menos se separan de la posición derecha. Cuanto menos sensible sea la separación, más perfecta será la ejecución, más fácil resultara la sucesión rápida de movimientos variados, incluso contrarios. Es entonces cuando, para el espectador, el caballo parecerá moverse con la ligereza de pajar.
Para el jinete-profesor, tanto trabajo justo, fácil y brillante, reposa sobre el caballo derecho y la grupa activa, dando finalmente el resultado que debe ser constantemente ambicionado: EL CABALLO YENDO Y MANEJÁNDOSE COMO POR SI MISMO. Esta perfección de ejecución tiene como punto de partida, no sabré afirmarlo en demasía, la constancia en la energía de la impulsión.
Si la impulsión se debilita, simultáneamente disminuye la asistencia indispensable que debe dar a los procedimientos necesarios y las posiciones comandando los diferentes movimientos. La marcha pierde entonces su franqueza para resultar incierta, dudosa, arrastrada. Los movimientos no tienen ni elasticidad ni brillantez. Toda ejecución resulta blanda y lenta.
Para decirlo en dos palabras: a más impulsión más caballo.
Hay que hacer notar que la búsqueda de la posición derecha, comportando el enderezamiento de todas las falsas inflexiones o inclinaciones que pueden producirse de la cabeza a la grupa, mata los principales focos de resistencia que pueden presentar los resortes. (Que son como se nos presentan).
8. CARÁCTER DE LIGEREZA
Pero la LIGEREZA, cuyo carácter reside en la flexibilidad elástica y mullida de todos los resortes, no podrá adquirirse más que después de la desaparición completa de las resistencias, es decir, todas las contracciones inoportunas.
Suponiendo que se obtenga este resultado, es necesario convencerse de que la ligereza, está piedra de toque de la equitación superior, no se mantendrá en el curso del trabajo más que con la ayuda de la armonía que el jinete sabrá establecer en el juego de las fuerzas entonces bajo su dependencia.
Ya entramos en materia pura y dura, este el lenguaje que me gusta, meu Mestre.
ResponderEliminarLa VERDAD, SIN TAPUJOS.
BASICS,BASICS&BASICS.
PREPARAR PREPARAR Y MAS PREPARAR, hasta en momento sublime, aunque solo dure 1-2 o 5 seg.
La llama sigue Viva,José, no te olvido lo tuyo, aunque tarde algo.
Bon Dia Meu Mestre e Equitaçao da Boa escola.
Jorge.
Hola soy Lorena:
ResponderEliminar¿Se acuerda de mí?
Soy de Gran Canaria y usted me dió clases durante una semana. Usted siempre decía que yo le ponía mala cara...(jajaja) ¿Se acuerda?
¡A ver si vueles por aquí! ;)
Bueno, espero verle pronto.
Saludos, Lorena