sábado, 23 de julio de 2011

ACERCA DE “QUESTIONS EQUESTRES”

Después de releer por enésima vez este primer capítulo de las “QUESTIOS EQUESTRES” del General L`Hotte, creo que no se pueden expresar mejor los fundamentos de la equitación. Importantísimo para todo caballista que se precie, tanto más si se dedica a la enseñanza.

¿En qué, creo yo, se nota el paso del tiempo? A parte, la manera de expresarse

1º. – Si ya hay una gran diferencia entre el caballo de deporte de ahora respecto del de hace un tercio de siglo, imaginad la diferencia que puede haber entre el caballo de hoy y el de hace mas de 100 años

2º.- Este libro se escribió en los últimos años del siglo XIX. En aquel entonces, la Equitación –al alcance de sólo unos pocos privilegiados--, era considerada como un arte, y de tal se hablaba. (¡Ojo!, artistas seguro q no llegaban ni al uno por cien, a pesar de las facilidades que tenían dichos privilegiados). También se decía que la enseñanza era un arte, y hace 60 años SKINNER –un revolucionario de la enseñanza, incluso del caballo y caballista—dijo bien claro: ” siempre se ha dicho que la enseñanza es un arte, pero hoy en día cada vez encontramos más razones para acabar pensando que es una ciencia”. El arte está al alcance de muy pocos, y la ciencia al alcance de muchos, de todos los que quieren saber y esforzarse por aprender. Y hoy en día, cada vez son más los amantes del caballo. Al alcance de cualquiera está el montar bien.

¿Qué nos aporta a los caballistas que nos dedicamos a la enseñanza?

aclaración: hay que saber –si no muchísimo, sí mucho—para enseñar bien a los principiantes. Cada vez lo tengo más claro y cada vez disfruto más dando clases de tanda. Y rara es la semana que no doy un repaso a 2/3 caballos de tanda. Ellos me lo agradecen –los caballos, sin duda—y yo feliz de hacerlos felices.

Es muy riguroso en la exposición de la metodología, y nosotros debiéramos serlo, casi, en su ejecución.

Bases de la doma: calma, adelante y derecho. Imposible decir más con menos. Y al final, pero que hay que buscarla desde el principio, la ligereza

De la CALMA, hoy en día se podría decir algo más que ayudaría a entenderla mejor. Espero que alguien me lo recuerde para, más adelante, escribir sobre ello.

Sobre la impulsión --ADELANTE--, lo dice todo clarísimo. Muchos problemas de principiantes y menos principiantes, se solucionarían releyendo las veces que hagan falta este apartado. Los “mientras” como para saberlos de memoria. Y la última frase sobre la impulsión: “primero adelante; segundo, lateral”. Un ejemplo de nuestros días que nos lo aclara: cuando un coche nos derrapa, instintivamente queremos controlar con el volante, cuando lo correcto es acelerar. Pero esto nos lo tienen que enseñar. Pues los caballos, que derrapan a diario un montón de veces sin tomar nosotros conciencia de ello, estos desajustes los corregimos con las riendas en lugar de poner al caballo delante. Al final, desagradables a la mano y sordos a la pierna, porque lo hacemos al revés: primero agarrados a la boca y luego empujar

6ª DERECHO. Empieza, como quien no quiere la cosa, diciendo una verdad como un templo. Al caballo hay que “ordenarlo”, no pensar en dar órdenes continuamente, sino en poner orden. En lenguaje moderno sería, buscar el gesto confortable y ergonómico. Creo, que el caballo derecho hay que relacionarlo más con el equilibrio que con la rectitud. Esta siempre es consecuencia de aquél. El sentido del equilibrio –del caballo--, a caballo, yo creo que es de las cosas que más nos cuesta aprender. Es bastante lógico porque, al fín y al cabo, nosotros somos la masa transportada y el caballo la transportadora. Del nuestro nos enteramos, del equilibrio del caballo nos cuesta más. Pero tampoco se hace mucho por enseñarlo. Por ejemplo, cuando un caballo se agarra de una rienda, no suele ser problema de boca sino de equilibrio: se deja caer sobre esa espalda y, consecuentemente, se apoya más en esa rienda. Se arregla enderezándole, no tirando más de esa rienda. Hasta que se equilibre. En definitiva, tomar conciencia de sobre qué espalda se deja caer el caballo. Un método de arreglo: trabajar sobre el cuadradito mágico: trabajar sobre un cuadrado –aproximadamente de 20x20—sobre el que vamos dejando huella, y estas huellas son las que, finalmente, nos emiten un juicio

LIGEREZA. Creo que esta cualidad es una de las mayores aportaciones de la disciplina de salto a la Equitación moderna. (Como añadido a lo que dice el General L`Hotte)

Esta traducción me la curré hace 18 años para los cursos de monitores que daba yo por entonces, por encargo de algunas territoriales: Sigo estando orgulloso de ella, como de otras 40 más que me curré. Mas un libro entero, “L`EQUITATION RAISONNEE” del Comandante Licart que, por fín, espero que vea la luz hispana en breve gracias a LETTERA. Como la RFHE, o no se entera, o no quiere enterarse, o a saber la empanada mental, lo que es verdad que su despreocupación por lo hecho, no solo le condena a repetirlo, sino que es peor de lo de hace 20 años. A las pruebas me remito

Paz y espero que os sirva a alguien

miércoles, 13 de julio de 2011

QUESTIONS EQUESTRES-3 (General L'Hotte): calma, adelante, derecho y ligereza

7. FINES PERSEGUIDOS: CALMA, ADELANTE, DERECHO

Estos fines pueden expresarse en tres palabras:

· CALMA

· ADELANTE

· DERECHO

Para el jinete poco habitual, en lugar de derecho, yo diría DIRECCIÓN.

El orden en el cual estos tres fines deben ser perseguidos, es invariable, absoluto, y es preciso no buscar el siguiente más que después de haber alcanzado el precedente.

CALMA

Para que el caballo pueda apreciar nuestras acciones, y responder adecuadamente, es preciso ante todo que esté tranquilo y confiado.

Cualquiera puede con solo hacer memoria, estar seguro de que todo trabajo emprendido sobre un caballo irritado, impaciente, inquieto, preocupado de lo que le rodea o temeroso de su jinete, no puede ser más que malo.

Este primer fin, comparado a los siguientes, ofrece la particularidad de que debe ser alcanzado completamente, cualquiera que sea el grado de sumisión que se quiera imponer al caballo.

ADELANTE

El caballo estando tranquilo y confiado, es preciso que nos entregue sus fuerzas impulsivas para que podamos seguidamente explotarlas. La franqueza de la marcha hacia delante es el primer testimonio y caracteriza el fin ofrecido al jinete que no quiere someter a su caballo más que a pocas exigencias.

El resultado se obtendrá, cuando al primer toque de talón el caballo responderá, ampliando su acción, sus fuerzas, yendo y manteniéndose hacia delante, sin que los movimientos ganen sensiblemente en elevación. Solo así el caballo podrá ser puesto francamente en el movimiento hacia delante, incluso marchando al paso; mientras que los aires vivos no darían este resultado si el trote, en lugar de ser franco y decidido, ganará en altura más que en extensión y si, en lugar de estirarse al ponerse al galope, se encogiera. Es pues la manera con que el aire se presenta, tanto si es lento como si es vivo, y no en los aires vivos en sí mismo, donde se encuentra el testimonio de que el caballo nos entrega sus fuerzas impulsivas, y de manera que baste a las exigencias de la equitación corriente.

Pero para el jinete que tiene miras elevadas, el fin no será alcanzado más que el día en que, a lo largo de todo movimiento, de toda situación, el caballo testimonie el deseo de ir adelante. Ello debe ser así, incluso para el saltador en los pilares, y sin que por ello empuje contra las cuerdas que le sujetan.

Mientras que el caballo permanezca un instante sobre los pies, cuando se le ha pedido ir adelante, en lugar de mostrarse rápido y como inasible entre las piernas; mientras que en la transición de un aire vivo al paso, el caballo se retrase, disminuyendo este último aire, en lugar de activarlo tan pronto caiga en él, mientras que la grupa no empuje a la más leve presión de uno u otro talón y que en la marcha en dos pistas, sea pesada y perezosa, marcando el caballo un instante de vacilación para marchar derecho hacia delante, mientras que se acueste en la vuelta, no pasando en lugar de pasar instantáneamente de la vuelta sobre los pies, de la pirueta tanto natural como inversa, a la marcha directa, mientras que un tiempo de parada para pasar del paso atrás al movimiento hacia delante, no marchando derecho hacia delante sin ser solicitado, en el instante mismo en que cesen las acciones para el paso atrás, el fin no está completamente alcanzado. La grupa, este foco de las fuerzas impulsivas, que deben animarse, vibrar a la más ligera presión de los talones, no es suficientemente activa, DILIGENTE, según la expresión de La Guérimere.

En el curso del trabajo, el juego activo de la grupa debe pues mostrarse constante, jamás la grupa debe mostrarse inerte, perezosa, la fuerza quedándose en ella. El jinete debe sentirse siempre que la fuerza pasa hacia delante, o dispuesta a hacerlo en caso de que se le haya dado otra dirección.

La diligencia de la grupa tiene su repercusión en el conjunto del caballo, provocando la animación. En él todo se encadena, y sus resortes, provocan resistencia, se ven solicitados a mostrase vivos y a entrar en acción al primer toque de las ayudas.Cuando la actividad de la grupa no deje nada que desear, el caballo, por su actividad, y en todas circunstancias, parecerá decir: “Yo quiero ir hacia delante” = (deseo constante de ir hacia delante).

El funcionamiento perfecto de las fuerzas impulsivas no puede evidentemente obtenerse, más que a la larga, pero lo que importa, en la progresión de la doma, es que la preocupación por la impulsión anteceda siempre a las exigencias que se siguen, primero, adelante, segundo, lateral.

DERECHO

El caballo una vez tranquilo y entregado, hay que ordenarlo. Aquí se nos presentan dos maneras de hace, según que el jinete sea más o menos hábil.

Si el jinete es poco hábil, es por la repetición de los cambios de dirección y de movimientos en general, como llegará a plegar al caballo a sus exigencias. Como consecuencia, no hay por qué recurrir a procedimientos propios para obtener la perfección en la ejecución. Aquí se trata sobre todo de actuar sobre la masa, estableciendo el equilibrio entre las fuerzas que empujan hacia delante y las que moderan.

De acuerdo con la constitución del caballo, el peso se enviará allí donde sea necesario para llegar a su buena distribución. La regularidad de los aires se conseguirá como consecuencia y los cambios de dirección se obtendrán remetiendo los pies, no teniendo casi ceder en su conjunto, en la dirección a seguir. Los movimientos a observar, siendo simples y poco numerosos, no comportan más que pocas modificaciones en el equilibrio de la masa, no exigiendo consecuentemente más que una flexibilidad limitada de los resortes. Sería entonces superfluo empeñarse en el ejercicio de procedimientos en vistas a la completa sumisión de todos los resortes.

El fin será alcanzado en el momento en que, sin esfuerzo notable por parte del jinete, las fuerzas determinando el movimiento buscado le llevará sobre las fuerzas contrarias; una posición rigurosamente exacta no hay por que buscarla aquí. Con vistas a este fin, si se trata de ir derecho, poco importa al jinete que el cuello o la grupa no estén exactamente sobre la línea a seguir, a partir del momento en el caballo, en su conjunto no se desvíe. El trazar una línea sobre una referencia y pasar por la línea varias veces, ver el surco de la línea.

Pero otra cosa es el jinete-profesor que quiere llevar lejos la doma. Para él, su trabajo debe reposar en la búsqueda del caballo rigurosamente derecho de la cabeza a la cola. En principio, el dominio del caballo será completo en el momento en que el jinete pueda colocar y mantener las diferentes regiones del animal en una dirección exactamente determinada y recuperarla con facilidad después de todo movimiento que exija que el caballo se aparte de él. Cuando el caballo está derecho, los pies siguiendo exactamente las líneas trazadas por las manos, se sigue que la grupa y las espaldas se presentan en condiciones que aseguran la rectitud de su juego reciproco. Equilibrio.

Las dos caderas funcionan igualmente, la distribución del peso es regular. Sus traslaciones son fáciles, las fuerzas que emanan de ambos puntos del caballo no experimentan en su juego combinado ninguna contradicción y funcionan ambas hacia un fin común, la marcha directa, para lo cual el caballo se encuentra entonces en acuerdo, o, si se quiere, ajustado, alineado, armonizado; estas diversas expresiones tienen toda la misma significación.

Pero si marchando por derecho, los pies salen de la línea seguida por las espaldas, (muchas veces el desequilibrio lateral de las espaldas es lo que hace desviarse al caballo), se ve desaparecer, a la vez la relación armónica que existía entre la fuerzas de los posteriores y de los anteriores, la junta repartición del peso, la igual facilidad que presentaban las diversas direcciones a tomar, y se verá a la grupa formar un arco en oposición a las espaldas. En fin, ocurrirá con el caballo como con un instrumento de cuerda que hubiera perdido el acuerdo.

En el curso del trabajo, las posiciones comandando los diferentes movimientos, serán tanto más juntos cuanto menos se separan de la posición derecha. Cuanto menos sensible sea la separación, más perfecta será la ejecución, más fácil resultara la sucesión rápida de movimientos variados, incluso contrarios. Es entonces cuando, para el espectador, el caballo parecerá moverse con la ligereza de pajar.

Para el jinete-profesor, tanto trabajo justo, fácil y brillante, reposa sobre el caballo derecho y la grupa activa, dando finalmente el resultado que debe ser constantemente ambicionado: EL CABALLO YENDO Y MANEJÁNDOSE COMO POR SI MISMO. Esta perfección de ejecución tiene como punto de partida, no sabré afirmarlo en demasía, la constancia en la energía de la impulsión.

Si la impulsión se debilita, simultáneamente disminuye la asistencia indispensable que debe dar a los procedimientos necesarios y las posiciones comandando los diferentes movimientos. La marcha pierde entonces su franqueza para resultar incierta, dudosa, arrastrada. Los movimientos no tienen ni elasticidad ni brillantez. Toda ejecución resulta blanda y lenta.

Para decirlo en dos palabras: a más impulsión más caballo.

Hay que hacer notar que la búsqueda de la posición derecha, comportando el enderezamiento de todas las falsas inflexiones o inclinaciones que pueden producirse de la cabeza a la grupa, mata los principales focos de resistencia que pueden presentar los resortes. (Que son como se nos presentan).

8. CARÁCTER DE LIGEREZA

Pero la LIGEREZA, cuyo carácter reside en la flexibilidad elástica y mullida de todos los resortes, no podrá adquirirse más que después de la desaparición completa de las resistencias, es decir, todas las contracciones inoportunas.

Suponiendo que se obtenga este resultado, es necesario convencerse de que la ligereza, está piedra de toque de la equitación superior, no se mantendrá en el curso del trabajo más que con la ayuda de la armonía que el jinete sabrá establecer en el juego de las fuerzas entonces bajo su dependencia.

viernes, 1 de julio de 2011

QUESTIONS EQUESTRES-2 (General L'Hotte): acerca del lenguaje

3. HABLAR POCO PERO A PROPÓSITO

Las doctrinas ecuestres, así como los medios prácticos a que se refieren, pueden ser tratadas sin que la condición presida a lo expuesto. Pero no ocurre lo mismo con los principios que forman la esencia: todo principio debe expresarse en pocas palabras, no teniendo sinónimos, en cuyo caso, no se habría encontrado su verdadera fórmula.

El jinete-profesor no llega a ésta conclusión más que con la ayuda de maduras reflexiones, habiendo marchado durante mucho tiempo de acuerdo con una perseverante e inteligente práctica.

Es en ella, en la práctica, y no en investigaciones especulativas, donde el jinete-profesor debe encontrar su inspiración. Únicamente de esta fuente pueden manar los principios, verdaderamente útiles para el uso del caballo y presentando el carácter de permanencia que debe consagrarles.

En el curso de su enseñanza práctica, bien se trate de la instrucción del jinete o de la doma del caballo, el jinete-profesor debe ser sobrio de palabras, señalar claramente el fin a alcanzar, y nunca jamás perseguir dos fines a la vez.

Así eran los grandes maestros, Abzac, D´Aure, Baucher, sabiendo mucho y precisamente por ello diría, hablaban poco, pero sabían hablar a propósito. Ahí está la dificultad; ahí se encuentra caracterizado el ta­lento del verdadero maestro. Sabe también encontrar expresiones que fotografían un hecho. Quizás no siempre sean irreprochables a los ojos del purista, pe­ro poco importa, pues desde el momento en que son comprensi­bles, mejor que el lenguaje más correcto, las expresiones creando imagen son propias para esclarecer el sentimiento del jinete.

4. CADA ARTE TIENE UN LENGUAJE QUE LE ES PROPIO

Cada arte tiene un lenguaje que le es propio y sólo en raras ocasiones hace referencia a los lenguajes científicos. El arte ecuestre se encuentra incluso a veces, en su lenguaje, en desacuerdo con los principios que la ciencia consagra.

Así ocurre con "la fuerza" que, en equitación, se aplica únicamente a la acción muscular, y jamás al peso de la masa, mientras que ésta, en matemáticas, representa igualmente una fuerza.

Yo diría también que, a mi entender, cuando el reparto del peso, sus traslaciones, han de intervenir en sus demostraciones, el jinete-profesor debe evitar de hablar del centro de gravedad; primero porque aquí el punto que ocupa no es fijo como en los cuerpos inanimados, pues su posición varía sin cesar en el animal como consecuencia de las manifestaciones de la vida; después, porque las demostraciones ecuestres no deben reposar sobre una punta de aguja, exigiendo el arte ser tratado de una manera más amplia, más práctica, más comprensible para todo el mundo.

La intervención del centro de gravedad en las cuestiones ecuestres podría también abrir la vía a las demostraciones matemáticas. Ahora bien, éstas, como consecuencia de lo que ellas tienen de positivo, de absoluto, son poco aplicables a la equitación, pues la naturaleza no nos divulgará jamás todos sus secretos y el caballo nos reservará eternamente novedades, sorpresas procedentes de la vida misma.


5. DESACUERDO ENTRE LOS LENGUAJES ECUESTRE Y CIENTÍFICO

El lenguaje ecuestre no puede presentar la uniformidad que se encuentra en el lenguaje científico, pues que éste reposa sobre el razonamiento, mientras que el primero se impregna profundamente del sentimiento personal del jinete-profesor. De donde resulta que la equitación, sobre todo en sus partes sintéticas, puede ser expuesta en unos términos y también bajo un aspecto que acaben siendo lo propio del jinete-profesor de experiencia y de saber, se entiende cualquiera que sea la escuela de donde ha salido, y el valor de sus maestros.

En el jinete-profesor que debuta en la enseñanza, la prolijidad es habitual. Se ve llevado a decir todo lo que sabe y también situar la ciencia fuera de su sitio, de modo que su intervención no aparezca a menudo más que para ocultar la falta de conocimientos teóricos.

De donde se concluye que la concisión y la simplicidad podrían reencontrarse en el lenguaje del jinete-profesor cuando haya sabido sacar la esencia de sus conocimientos ampliados.

6. EL ARTE NO SE APRENDE EN LOS LIBROS

Los libros sobre equitación no tienen verdadera utilidad más que para el jinete ya completamente familiarizado con la práctica y el caballo. El arte no se aprende en los libros, que apenas enseñan aquello que ya se sabe.

En cuanto a las teorías ecuestres más o menos sabidas, es al jinete-profesor a quien corresponde poseerlas. Estas le son útiles para aclararle completamente en la práctica de su arte y perfeccionarle en su enseñanza, permitiéndole abordar disposición relacionada con ellas.

Para dirigir al jinete de una manera constante en su práctica, le son precisas otras guías más simples, que encontrará en la sucesión de los fines a perseguir, porque, fáciles a considerar y poco numerosos, pueden estar siempre presentes en su espíritu.

En cuanto a los medios a emplear para alcanzarlos, varían hasta el infinito y comprenden casi todo el arte ecuestre.