Buenas a todos,
Soy Juan Capsir, un adulto de 30 años de edad que hace cosa de 3 años empezó a dar sus primeros pasos en este mundillo. Algunos me conoceréis, pero el 99% seguro q no!! Actualmente practico la disciplina de salto y después de 3 años de esfuerzo y dedicación, estoy corriendo 1,10 con aspiraciones hacer 1,20 en un corto periodo de tiempo.
Hablando con mi buen amigo José Manuel Sales acerca de un concursito que he disputado hace poco y haciendo una critica posterior, me comenta que debería emplear mis aductores para reducir la palanca de resistencia, de forma que me centaurice con el caballo y que sea capaz de no hacer caso a mi sistema límbico. Logicamente, después de explicarme el significado de cada concepto me doy cuenta de que que me quedan un montón de conceptos por aprender, algunos de ellos por descubrir, así que el camino se antoja duro y complicado.
En cuanto a los aductores, cierto es que cada día que entreno en casa con mi profesor Gustavo Cuicchi, él insiste en que trote en suspensión y que me coja con las rodillas, para poder mejorar un equilibrio que, en estos momentos, no es el mejor del mundo. Y también es verdad que el día que consigo centrarme en este asunto, además de encontrarme mucho más a gusto encima del caballo, la yegua se desenvuelve con muchísima más comodidad y formamos un conjunto más equilibrado, por lo que deduzco que ambos amigos y consejeros deben estar en lo cierto.
Por lo que concierne al sistema límbico, os puedo asegurar que es un gran traicionero!!! A mí me gusta llamarlo “instinto de supervivencia” y la verdad es que es capaz hacernos muy malas jugarretas. Si combinamos mi poca sujeción en los aductores con la “traición” del sistema límbico, mis recorridos se transforman en que me cojo al caballo del gemelo y lo aguanto con la mano o, más bien, la mano me aguanta a mí cuando me desequilibro. Y el recorrido se transforma en un sinfín de cambios de ritmo.
De este modo uno se pregunta: ¿No sería más fácil desobedecer al sistema límbico y sustentarse en el caballo con las rodillas (aductores) para no apretar tanto al caballo de forma que nuestra mano pudiera ser mas precisa y el equilibrio residiera en mi rodillas y no en las riendas?????? Evidentemente, la respuesta es sí, aunque en la práctica hay que tener las cosas muy claras para ser capaz de desobedecer en fracciones de segundo a lo que tu “instinto de supervivencia” dicta.
En resumen, y saliendo un poco de mis problemas hípicos que son personales e intransferibles, desde aquí me gustaría animaros para que trabajéis duro en dos aspectos: el físico y el mental, porque la conjunción de ambos debe ser la que nos lleve al éxito, perdón, al PROGRESO!!!.
Saludos a todos y gracias a José Manuel por brindarme esta oportunidad.
Juan Capsir
hola a tod@s, interesante tema el limbico y dificil de encarar ya que es donde esta el "instinto de supervivencia", mucho mas antiguo que el racional y mas poderoso, en particular donde esta el problema es en "la amigdala", por si alguien quiere profundizar mas en este tema, su mision consiste en anular a la mente racional (que es lenta y torpe) y reaccionar con rapidez ante una sutuacion de peligro (real o imaginaria), esto lo hace secretando un torrente de hormonas que son las que preparan al cuerpo a "luchar o huir".
ResponderEliminarcomo no es el lugar para escribir un libro, decir que aunque es imposible de controlar siempre este proceso, si se puede mejorar mucho el control de las emociones con las tecnicas de entrenamiento deportivo, las cuales son por desgracia lentas y duras, pero por lo menos funcionan, en este caso hay dos tecnicas extremadamente eficaces que son:
la repiracion: lenta y abdominal, es buena para el control de los nervios "antes y despues" del rrecorrido.
la concentracion:se usa "durante" el recorrido.
sus metodos de entrenamiento son varios y os sugiero que investigueis a los que querais rendir en competicion deportiva, no obstante expondre aqui lo que jose manuel quiera si es necesario, solo decir que es un trabajo de años, como lo es la tecnica.
un saludo y espero no haberos aburrido.