Varios asiduos del blog me habéis preguntado por libros recomendables. Aunque es uno de los temas que más domino de nuestro mundo, soy consciente de lo personal que es este tipo de recomendaciones. Creo que tengo la biblioteca hípica más completa de España (lo digo para ver si alguien me dice que no y poder intercambiar…): más de quinientos volúmenes dedicados al caballo y un millar largo de artículos clasificados por materias. Creo que en esta materia os puedo aportar, siempre y cuando os ajustéis a lo que yo llamo mi especialidad: "fundamentos de la Equitación", desde cómo se montaba antiguamente -y la Equitación como tal debió comenzar por el siglo XIV a. C.-, hasta cómo se monta, y debe montarse, en el siglo XXI.
Uno de los libros más interesantes sobre "El caballo y su origen" -precisamente titulado así- está, además, escrito por un español, Raul Lión Valderrábano. Siendo un libro de investigación, muy bien documentado, y publicado hace 40 años, lógicamente hoy presenta algunas inexactitudes. Pero muy ameno de leer y que enseña mucho de caballos.
Como curiosidad, el tratado escrito más antiguo sobre el entrenamiento del caballo -entonces enganchado, que no montado- es el de Kikkuli de Mitani, de 1350 antes de Cristo, y que fue traducido del hitita por el checoslovaco Bedrich Hrozny, hace medio siglo. Muy curioso, pero sin más.
Un salto de casi un milenio para encontrar los dos tratados sobre Equitación de Jenofonte, estos mucho más modernos y ya con algunas coincidencias con lo actual.
De la época precristiana, lo que más me "dice" son las representaciones pictográficas, esculturas y bajorrelieves. De ahí muy fácil deducir la idea que se tenía entonces del caballo y, sobre todo, de cómo lo utilizaban: viendo los cuellos de los caballos que tiraban de las famosas cuádrigas y de los montados, sobre todo de la época grecorromana, es fácil deducir la nula idea que se tenía de la importancia de la base del cuello del caballo tanto en la tracción para tirar bien, como del caballo montado para que trabaje redondo
Creo que los principios de la Equitación son dos y bien simples de decir: primero, que el caballo nos lleve y se lleve bien y, segundo, conseguir que todos sus gestos sean confortables. Lo propio de cualquier atleta. Repito, muy fácil de decir pero muy costoso -física y mentalmente- de hacer, en cuanto a esfuerzo y en cuanto a tiempo también.
Sigo recomendando -y desde hace 20 años y sin retractarme- como los libros de Equitación más importantes:
EQUITATION RAISONNEE
PERFECTIONNEMENT EQUESTRE
DRESSAGE
Escritos todos ellos por el Comandante Jean Licart. Lamentablemente, aún no están traducidos al español (la verdad es que no lo entiendo). Mis razones para recomendarlos:
1º Era un gran caballista (persona que entiende de caballos y, además, monta bien)
2º Conocedor de la tradición
3º Gran base científica, impropia de la época
4º Profusión de dibujos explicativos
5º Clarísimo en su exposición
6º Pedagógicamente impecable
7º Ningún libro moderno lo supera. Son más bien un complemento o una actualización de algún detalle. La base del cuello –la gran desconocida—el único que la explica por activa y por pasiva. Cualquier lector acaba tomando conciencia de su importancia.
8º La única pega: son libros de estudio pero que, cada lectura aporta algo nuevo. Como los libros buenos, segundas y siguientes lecturas, son maravillosas.
Hace 20 años, cuando empecé a dar cursos en algunas Federaciones Regionales para titular monitores, como la literatura hípica en español era muy limitada, me dediqué a traducir del francés y del inglés americano (los americanos USA son muy buenos pedagógicamente) lo que yo consideraba más interesante para un monitor. Al menos que dispusieran de un material de consulta apropiado. Este eglogario de casi medio centenar de libros, lo recopilé en un tomo al que puse por título “Apuntes para Caballistas”. Además, y con la ayuda de algunos alumnos de Zaragoza que dominaban el francés, tradujimos –edición casera–, la EQUITATION RAISONNEE del Comandante Licart. De rematar la obra y que quedara una edición “chuli” y más o menos inteligible, se encargó Mary G. Aún conservo con mucho cariño el primer libro artesanal.
Desgraciadamente, con las nuevas titulaciones estatales, no veo mucha preocupación por una formación hípica seria. Incluso en monitores del nivel dos, veo muchísimas carencias en lo fundamental de la Equitación. No me cabe la menor duda de que estudiar a Licart paliaría muchos defectos. Pero, como ya he dicho en alguna ocasión, doctores tiene la iglesia. Y yo, desde luego, no lo soy. Al menos de ésta. Ni de ninguna, la verdad. Pero mis alumnos nadie me los puede quitar.
Hace algo más de un lustro, a uno de los mejores caballistas de España, le regalé mi traducción casera de Licart sabiendo que él era de formación totalmente alemana. Al poco tiempo me llamó para pedirme permiso para hacer uso de mi traducción en sus cursillos. Mi respuesta fue obvia: sabía a quién y para qué le regalaba el libro.
Seguiré con los libros. Por supuesto que mi biblioteca está a disposición de quien la necesite.
Paz y espero que os sirva a alguien.