martes, 26 de octubre de 2010
La lección de los jueves: ACERCA DE LAS FLEXIONES
sábado, 16 de octubre de 2010
A PROPÓSITO DE LA EMPATÍA. Contestando a Jacobo y Anto
Hace unos días Jacobo escribía esto: "estos últimos días a mi yegua le aparecía rota la manta por delante, encontramos zarzas que venían en el heno y pensamos que era eso pero ahora sin zarzas la sigue rompiendo más y más, qué me puedes aconsejar?"
Jacobo, efectivamente no te refieres a la monta, pero sí a una actividad que se ha inventado tu caballo en la cuadra y que no deja de ser un problema. A partir de aquí, empieza la empatía, a través de la cual trato de pensar como caballo, y entonces deduzco que las posibles causas podrían ser:
1ª El caballo, de natural, ES movimiento. Y en las cuadras los tenemos condenados a la inmovilidad. Por ello, muchos recurren a los tics, estereotipos o vicios de cuadra de toda la vida, con el fín de procurarse esa necesidad de movimiento tan natural en él.
2ª La sabia Naturaleza, ha dotado al caballo de un pelo para verano y de otro para invierno. El único inconveniente es que, cuando pasa calor en invierno, no se puede quitar su abrigo. Pero sí la manta de sobreabrigo a bocados.
3ª En cuanto a las zarzas, debo decirte que a muchos caballos les encanta, y los pinchos poco les afecta. El sentido del dolor del caballo es bastante distinto al nuestro. El pipirigallo es un forraje de secano que yo creo que se conoce poco por la dificultad de manejo: tiene muchos pinchos, pero al caballo le encanta.
La verdad es que no se me ocurre ninguna otra causa. Tal vez porque mi caballeidad aún es parca de ideas. Si a algún lector se le ocurre otras causas, creo que a todos nos encantaría poder leerlas.
ANTO, por su parte, decía que "lo mejor es tener objetivos concretos e insistir en ello". Anto, me brindas la ocasión para transcribir un párrafo del libro “LA CAZA Y LOS TOROS” de José Ortega y Gasset, y que llevo tiempo queriéndolo poner pero no encontraba el calzador. Muchas gracias por procurármelo. Dice así:
“Las ocupaciones felices, conste, no son meramente placeres; son esfuerzos, y esfuerzo son los verdaderos deportes. No cabe, pues, distinguir el trabajo del deporte por un más o menos de fatigas. La diferencia está en que el deporte es un esfuerzo hecho libérrimamente, por pura complacencia en él, mientras el trabajo es un esfuerzo hecho a la fuerza en vista de su rendimiento”
A mí me encantaría que la gente joven (de espíritu) lo asimilara y, sobre todo, lo pusiera en práctica. Cada vez tengo más claro, habiendo superado ya los dos tercios de siglo, que la edad no excluye ni la ilusión ni la pasión.
domingo, 10 de octubre de 2010
LO QUE SEMBREMOS AL PASO, RECOGEREMOS AL GALOPE
Siguiendo con los principios –hay que volver siempre, y añado a menudo, a las fuentes–, se me ocurre hablaros sobre un tema que me parece importantísimo, pero que a menudo pasa muy desapercibido. Más que ocurrencia, es la reflexión –o conclusión– que he sacado de estos dos últimos fines de semana de los concursos del Sek en Madrid y del Pilar de Zaragoza. En ambos he tenido ocasión de hablar con más de treinta j/a participantes entre ambos concursos.
La reflexión que propongo y de la que doy mi versión es que desde el mismo momento que nos montamos en el caballo hay que pensar como él, que no es lo mismo que pensar por él. La palabra correspondiente es “empatía”, y no estaría de más acostumbrarse a ella, porque al fin y al cabo, es nuestra obligación a caballo. De una manera práctica y menos reflexiva, es lo que hacen todos los j/a de élite.
La técnica de aprendizaje del caballo, también como la del hombre, no es ni más ni menos que la repetición. Pero hay una diferencia capital con nosotros: la memoria del caballo no es selectiva. Lo que significa que hemos de estar muy atentos a lo que le pedimos al caballo, pues él repetirá ni más ni menos lo que nosotros le pidamos.
Y volvemos al lado práctico que es el que nos interesa. Y más precisamente a la posición de la cabeza del caballo, cuyo punto de referencia es la nuca (yo utilizo la expresión “punto de la nuca”, o sea, la situación de la misma), por ser ésta el punto más próximo a nuestros ojos, luego más fácil de definir o concretar.
Soy de la opinión que en entrenamiento (sobre todo en la pista de ensayo del concurso) hay que ir reproduciendo todas las “escenas” posibles que se nos van a presentar en la pista de competición. Como decía, y a diferencia del caballo, nuestra memoria sí es selectiva y podemos pensar: “ahora hago esto, pero en la pista me interesa hacer tal otra cosa”, con la falsa idea de no contrariar o enfadar al caballo en ese momento. Pero resulta que el caballo hará en la pista lo que se le haya repetido en el ensayo: si se le deja correr delante del salto, también lo hará en la pista. Del mismo modo, si en la pista de ensayo en las vueltas le hacemos que acorte bajando la cabeza, hará lo mismo en la pista de competición.
En los recorridos actuales conviene que el caballo gire con la nuca bien alta y apretando el culo, justo lo contrario que se suele hacer en ensayo. En cambio, si desde que nos ponemos a galopar con la mente puesta en el recorrido, no le dejamos que baje la cara –la nuca– en las vueltas, ni que se frene, al principio nos costará, pero, a base de repeticiones en cada vuelta, el caballo pronto adquirirá el hábito de subir la nuca en las vueltas (luego no se dejará caer sobre las manos), y avanzará como luego nos gustará que haga.
Paz y espero que os sirva.
PD: Marcos, agradezco tu comentario. Me gustaría mucho que te prodigaras un poco más…