martes, 28 de septiembre de 2010
MARÍA ÁLVAREZ, CAMPEONA DEL MUNDO DE RAID
sábado, 25 de septiembre de 2010
CONTESTADOR DEL BLOG: a Gabi y a Jorge
miércoles, 22 de septiembre de 2010
SIGUIENDO CON LOS PRINCIPIOS
Se me ocurre que es bueno, sobre todo para los jóvenes y para los más inexpertos como j/a pero de cierta edad madura, que siga con los principios, pero no sólo reducido a la disciplina del salto, sino a la Equitación en general.
Hace poco escribía en el blog de mi colega Gabriel Gamiz <
El pasado domingo, en Madrid, viendo montar a un chaval –sevillano, por más señas- hijo de un buen amigo mío, sólo me atreví a darle un buen consejo –lo de bueno lo digo yo, pero es que estoy convencido de ello-: “cuando saltes, el único juez debe ser tu profesor, y nunca tú”. Nos empeñamos a todas las edades y en todos los niveles , en ser jueces y parte de todo lo que hacemos. Y este futuro jinetazo se enfadaba consigo mismo cada vez que llegaba a disgusto. Claro, el pagano, siempre el caballo… el cual es mucho más que nuestro paño de lágrimas.
El problema está en que, a caballo, la única información que recibimos es propioceptiva (es decir, recibida por el equilibrio y ritmo del galope del caballo), y el profesor pie a tierra, recibe una información esteroceptiva (la recibida por los sentidos). Pero se supone que el profesor sabe y es practicante (o lo ha sido… o tiene mucho visto) y es capaz de relacionar ambas sensaciones, o sea, tiene una buena educación hípica. Sabe lo que tiene que ver y sus por qué. Lo que ocurre es que el gran problema del j/a de salto es que, en la aproximación al mismo, confunde la información propioceptiva -equilibrio y ritmo del galope del caballo-, con la esteroceptiva -distancia al salto: llegar cerca o lejos-. Lo que realmente interesa es el galope del caballo: siempre equilibrio en la impulsión, y no mirar al salto..... para, al menos, no tener la sensación de atropellarlo. Del resto, se encargará el caballo.
De mi época de estudiante de filosofía, del poema de Parménides sólo recuerdo el inicio: "confiamos en los ojos y en los oídos en lugar de preguntar al pensamiento, el único que puede conducirnos a la certeza infalible. Toda salvación descansa en la sustitución del mundo de la opinión por el mundo de la verdad. Esta conversión es violenta y difícil, pero grande y liberadora", y de cuando habla de “las sensaciones engañosas de los sentidos”.
Para eso están los entrenadores, llámense Guardiola, Del Bosque, Scariolo, etc. Los mejores deportistas, sean de la disciplina que sean, si quieren llegar lejos, tienen que seguir las directrices del entrenador y no dejarse llevar únicamente de las propias sensaciones, como nos ocurre normalmente a la gente del caballo. O ser un deportista errante como el reciente ex-culé que ha recalado en el Milan (sin acento en la "a").
No puedo evitar transcribir de “QUESTIONS EQUESTRES” del General L`Hotte -uno de los libros de caballos más importantes que se han escrito-, una de las primeras frases del libro: "En Equitación, incluso para enseñar los principios, hace falta saber mucho”. Es una pena que esto tan a menudo se desconozca.
Por si alguien lo duda, dejo bien claro que lo único que me interesa es la educación hípica: respeto y conocimiento del caballo, y respeto y "conocimientos" de la persona que quiere ser j/a. En entrenamiento, la mente debe acatar estrictamente lo que dice el entrenador, y en la competición y en los "ensayos generales", dejarse llevar por la propia sensación, inspiración o como queramos llamarle.
Seguiremos con los principios.
Paz y espero que os sirva a alguien.
jueves, 9 de septiembre de 2010
ALGUNOS PRINCIPIOS DEL SALTO
De los comentarios de JORGE y JAVI, se me ocurre hablaros de algunos “principios” del salto que conviene recordar. Los árboles no tienen que impedirnos ver el bosque.
1er principio: a un caballo no se le debe pedir nada que no pueda hacer. Os remito al capítulo X de “El Principito” (espero que ya estéis un poco familiarizado con él), en el que el rey –un rey absolutista- da siempre órdenes razonables. El Cte. Licart lo dice de esta manera: “Las actitudes defectuosas, las defensas, a menudo proceden (yo diría, siempre) de que el jinete se aprovecha de la buena voluntad y generosidad del caballo para exigirle demasiado o demasiado pronto…” . Esto es el pan nuestro de cada día en nuestro número de salto. Hace dos siglos, Lenoble du Teil ya decía “el jinete no actúa por el bien del caballo, sino únicamente por una mayor facilidad de manejo y para su confort” (y yo añado: para nuestra propia diversión). Esto es lo que hacemos con nuestro caballo cuando nos empeñamos en subirle de prueba porque en la que él domina nos aburrimos. Siempre acabamos trasladando la exigencia al caballo, en lugar de pensar que es con nosotros mismos con quienes debemos ser más exigentes… y estar mejor preparados para que cuando nos llegue un buen caballo ser capaces de sacarles todo el partido posible y no tener que verlo con otro jinete/amazona porque nosotros no somos capaces.
2º principio: acerca del punto o del lugar de la batida. Normalmente, cuando saltamos, instintivamente lo hacemos con criterios humanos. Así, vemos en los recorridos de amateurs, cómo en los verticales, instintivamente, meten un tranco de más o tienden a acercarlo cuando les da la sensación de llegar lejos. Es lo que nosotros haríamos para saltar ese vertical. Sin embargo resulta que ya se sabe a ciencia cierta que el punto de batida ideal para el caballo es, para los verticales, una vez y media su altura. Para los fondos, esta distancia es sólo ligeramente menor. Así pues, la batida ideal para un vertical de 1,20 (de un grupo IV nuestro) debe estar a 1,80, y la de un fondo a no menos de 1,50. No exagero lo más mínimo. Esto es fácil de comprobar poniendo nuestro zoom en los recorridos de la alta competición, en donde los j/a profesionales ahorran cualquier esfuerzo innecesario del caballo. El primer estudio sobre el tema lo leí en la revista EQUATHLON de hace 17 años.
Un ejercicio que utilizo para ello: pongo delante de un vertical a 1m., una ramita a 1,50m del salto. Galopo mirando la ramita para llegar a ella. Es mucho más fácil de lo que parece. Por la misma razón que, cuando miramos la barra, nos da la sensación de que vamos a atropellarla. Porque no miramos a dónde vamos, sino que vamos a dónde miramos. Si miro la barra la atropello y, si miro la ramita, la piso. Y esto último es lo que me interesa. Conclusión: lo que para el hombre es lejos, para el caballo puede ser la distancia ideal. Si me lee mi viejo amigo Lorenzo o su hijo, espero que me lo confirmen.
Se me ocurren más cosas, pero tampoco quiero cansaros.
GABI: yo también te estoy muy agradecido.
PEPA: muchas gracias por tu artículo. Os remito a su comentario en mi penúltimo artículo. Nos habla de una prueba EquiQ (Q de cura) que celebramos en Equital la semana pasada y que resultó guay. Es una mezcla de varios tipos de pruebas y con una buena dosis de imaginación. Objetivo: competir aprendiendo y divirtiéndose. Todos los obstáculos tienen su razón de ser, tanto los del suelo como los de altura. Otro día os hablaré de ello.
Paz y espero que os sirva a algunos