ACERCA DE LA ACTITUD DEL CABALLO ANTE EL SALTO (a Jacky -y muchos más...-)

Voy a ver si soy capaz de dar una respuesta convincente.

Y empiezo por el terreno mental. Cuando estamos trabajando en liso e intentamos reproducir, lo mejor posible, escenas de un recorrido, utilizamos casi exclusivamente nuestro neocortex: reflexionamos y tomamos decisiones y actuamos. Sin embargo, una cosa no podemos imitar en liso: los cambios de equilibrio tan bruscos que se producen en el salto. (comparando con el toreo, es como si hiciéramos toreo de salón). Pero cuando estamos delante del salto – o del becerro-, la cosa cambia totalmente: la amígdala del sistema límbico secuestra al neocortex que tan bien nos iba funcionando y nos dice: “peligro tito; déjate de chorradas, agárrate y pasa como puedas, porque tu llegada al salto no es muy buena que digamos. Al próximo, Dios dirá”.

Y ese pasar “como puedas”, cada vez se convierte en una manera distinta de llegar al salto, lo cual para el caballo es lo más nefasto que le puede pasar. Cuando, precisamente, lo que necesita el caballo son buenos hábitos, o sea, llegar siempre aproximadamente igual –justo lo contrario de lo que hacemos- . Así, no sólo aprende bien, sino que colabora porque lo hace a gusto y acorde con su naturaleza

Primera conclusión: la amígdala no para de prevenirnos del peligro del salto y debemos controlarla; tan sencillo como el hecho de tener conciencia de ella y decirnos: “me fío más de la técnica que me enseña mi profesor que de mi propia amígdala… que, a la postre, me equivoca y en lugar de progresar, me tira para atrás”

¿Cuál debe ser la actitud del caballo ante el salto?

Equilibrio, impulsión y batida. Y las tres cualidades dependen enteramente de lo que yo haga.

Equilibrio quiere decir que el caballo debe mantenerse con la nuca alta y sin pesar en absoluto en nuestra mano, ni correr hacia el salto. Una solución para cuando resulta difícil, es aprender a aguantar con una mano sólo. ¿Y cómo se aprende? Tan sencillo como poniéndolo en práctica las veces que sea necesario (te aconsejo que leas el “JUAN SALVADOR GAVIOTA” de Richard Bach).

Impulsión: Los franceses la definen como el “Deseo constante de ir hacia delante” ¿Te acuerdas del galope “piernas sin manos” para alargar y acortar “manos sin piernas”? Al cabo de unas cuantas repeticiones, el caballo aguantaba el galope empujando de atrás pero sin empujar con las piernas y con las manos diciéndole que se aguantara y no corriera. Es como si el caballo nos dijera “quiero correr pero no puedo”. Como si quisiera ir en directa –lo cómodo para ambos- pero en su lugar, con una marcha más corta. Mucho más costoso para ambos pero con un resultado mucho mejor. (Lo malo es el “jiñe” de sentir el caballo por delante de nosotros ¡como debe ser!)

Batida: para igualar la longitud de los últimos trancos –NUNCA el último tranco más corto que los anteriores- SIEMPRE una (o dos) barras de tranqueo a 3, 6, 9 ó 12 metros. Y la barra de llamada salida un metro aproximadamente (no exagero) para, en caso de error del J/A, que el caballo bata siempre de un buen sitio; que le resulte fácil ahorrarse el golpe. Yo, ya hace tiempo, cuando pregunto por resultados de los recorridos, mi pregunta es ¿cuántos golpes se han llevado? Creo que es más justo (al menos así me parece). Otro punto sobre el que insisto en la batida es el de evitar el mínimo cambio de equilibrio del caballo –cuello y cabeza exactamente en la misma posición del tranco anterior- y del J/A: no echar en absoluto los hombros mínimamente hacia adelante ni tampoco abrir el codo.

Jacki, espero que te sirva a ti y a algunos más.

AROS DE LA FUENSANTA

Este fin de semana se inaugura el magnífico complejo hípico de mi familia murciana del corazón, los Hernandez Carpena. Espero veros a muchos allí. De antemano ya os digo que vale la pena. Y para los caballos, ya ni os cuento .

Paz para todos y allí nos vemos