Es un caballo de tanda, y que tenía ganas de montarlo porque cada vez que lo veía , sufría de verle con el cuello al revés y el dorso hundido. Aprovechando que tenía que ilustrar estas lecciones, le pedí a Julio que me dejara montarlo. Cuando el caballo se dio cuenta de su bienestar, a poco que le dejaran los aprendices a los que tenía que enseñar, bajaba la cabeza, estiraba el cuello y su dorso subía.
¿Qué hice para cambiarle su silueta, o sea, su forma de ir y de llevarme?
Empujar con las piernas hasta conseguir que el caballo tirara de mí, y mi culo lo más ligero posible para no sobrecargar su dorso. Cuando al cabo de unos minutos empezó a tirar de mí, aplicaba la regla elemental de LICART: para desinvertir el cuello, doblárselo (más real que incurvarlo).
Insisto en que lo primero es hacer que sea el caballo el que tire de mí.
Cuando con el cuello doblado notaba –sentía- que quería bajar la cabeza, le dejaba soltando las riendas prácticamente a tope. Las primeras veces, estas extensiones del cuello apenas si duraba un segundo. ¡Inmediatamente volvía a subir la cabeza. Como tengo claro que los caballos aprenden por repetición, en cuanto notaba –sentía- que quería subir la cabeza, ¡vuelta a doblarle el cuello!, y se lo mantenía doblado hasta que notaba –sentía- que quería de nuevo bajar la cabeza. Necesité menos de 15 intentos. En cuanto se le quedó claro que su comodidad –yo no le incordiaba- estaba en ir con el cuello estirado y la cabeza baja, ya se quedó en esa posición al paso. Además, con las piernas estimulaba sus abdominales, con lo cual el dorso se estiró y se puso a funcionar mejor
Al trote tuve que recordárselo unas cuantas veces: siempre empujándole con las piernas para que tirara de mí y doblándole el cuello. Y cuando notaba –sentía- que quería bajar la cabeza, le dejaba.
Lo mejorable, espero que me lo digáis alguno. Como en los pasatiempos de los periódicos: descubra usted los errores.
Por cierto, BLANCA, este caballo creo que ya no cumple los 15 años. Y nos vale la pena tener bien presente el consejo de KIERKEGAARD: los adultos debemos aprender de los niños a disfrutar de la repetición.
Gracias a mi sobrino Lalo Pons por sus ilustraciones y fotos. Espero que no te canses y sigas echándome una mano.
Paz para todos y espero vuestros comentarios.
CURA: ¿PONES ESTAS FOTOS COMO EJEMPLO DE TRABAJO CORRECTO?( OBVIAMENTE LA 2ª Y LA 3ª). A MI ME PARECE QUE EL CABALLO VA MUY BIEN. COMENTALAS PR FAVOR.
ResponderEliminarHola Jose, soy Jaky
ResponderEliminarantes de nada darte las gracias una vez más por compartir con nosotros tus conocimientos, consejos y tu experiencia de tantos años.
Voy a daros mi opinión humildemente sobre las fotos.
La primera es el claro ejemplo de como no debe ir un caballo: el dorso hundido, el cuello invertido y sacando los pies.
La tercera, todo lo contrario, se ve un caballo redondo, con la cara en la vertical, entrando mucho los pies, se perciben unos movimientos amplios y confortables tanto para el caballo como para el j/a.
Respecto a la segunda foto, creo que aunque se vea a un caballo con un gesto más o menos bonito, creo que está encapotado, con la cara demasiado por detrás de la vertical y sin entrar como deberían los pies.
Como dice Javier, espero que nos des tu opinión.
Un abrazo Jose.
Hola de nuevo a todos:
ResponderEliminarOs voy a comentar lo que siento yo cuando mi caballo trabaja de forma correcta y cómoda. Primero el deseo de mi caballo de ir hacia adelante con impulsión y energía, no arrastrándose.
Segundo noto que se apoya en mi mano sin hacer fuerza, no tira de mi sino que simplemente busca su comodidad en mi mano jugando con el hierro sin ejercer tensión.
La nuca de mi caballo es el punto mas alto, no la cabeza.
Noto la impulsión que ejercen los pies bien colocados debajo de la masa debido a una colocación correcta de la grupa redondeada.
En definitiva un caballo CONVEXO, cómodo, obediente con ganas de avanzar y con un cuerpo equilibrado que responde con flexibilidad y equilibrio.
Hola "cura" como ves me he unido al club y estoy impresionado, como siempre, con tus enseñanzas.
ResponderEliminarHe de decir que la experiencia que comentas en este artículo yo le he vivido en primera persona, cuando el año pasado me aleccionaste con mi caballo tras verme con la "ferretería" en la boca y las alemanas. He de decir que no solo funciona sino que un año más tarde trabajando tal y como me enseñaste (como indicas en este artículo), parece que tengo otro caballo. con un simple filete y dos dedos, sin ninguna pelea y con una actitud mucho más positiva a la hora de saltar.
Gracias, gracias, gracias.
Gracias por contestar. La verdad es que lo de la edad me lo temía. Es raro que en esta tierra no te den gato por liebre y más a una novata como yo. En cuanto al trabajo, no tengo más que sentir el "agradecimiento" del caballo cuando trabaja correctamente (en la medida de mis posibilidades) para insistir por ese camino.
ResponderEliminarGracias otra vez. Es un lujo poder contactar contigo.