En “El cura montando un caballo blanco” insisto en que la pierna es la que debe hacer que sea el caballo el que tire de mí. Como a diario me encuentro con este problema, pienso que será buena la aclaración sobre la acción de la pierna.
¿Cuál es el problema que me encuentro a diario y a todos los niveles? Pues que al presionar con la pierna o con la espuela, la reacción de todos los caballos es la de salir corriendo. Y la mayoría de J/A lo dan como bueno y no es verdad. La pierna, lo que realmente debe hacer es:
1º) Que el caballo acepte apoyarse en la mano, porque confía en ella y todas las articulaciones de la columna vertebral están trabajando bien. Si no lo hace y sale corriendo –porque se ha quedado detrás de la mano o ha encogido la base del cuello o, sencillamente, no se le han cerrado los dedos y se le ha dejado correr –, volver inmediatamente al paso y repetir hasta que se apoye –confíe– en la mano. ¿Cuándo hay que corregir? En el primer tranco de trote, porque es un trote no deseado. Y vuelta a repetir hasta que salga, aproximadamente, como queremos. Recordad el consejo de S.
2º) Contraer abdominales, con lo que el dorso se “enrosca” (DEB BENNETT dixit), los pies entran y se ponen más activos. La expresión “cogerle el culo al caballo con las piernas” es totalmente irreal, pues lo que realmente presionamos, son los abdominales del caballo.
Pongo el símil de las motos: el acelerador sube las revoluciones del motor –las piernas activan los pies del caballo–, y el cambio de marcha –o sea, la mano del J/A– hacen que la moto o el caballo vayan más o menos rápidos. Luego la mano, mucho más que freno es cambio de marcha. Para mantener esta distinción, mantener la concentración y la mano activa: continuamente recibiendo información y poniendo orden.
Como resulta que el instinto más destacado del caballo es el de la huída, interpreta la pierna como una señal de salir huyendo. Y no debe ser. Lo primero que debemos enseñarle al caballo es a que busque –confíe en– nuestra mano, o respetarla quedándose en ella y, seguidamente, activar los pies. ¿Y esto no sería el inicio del piafé en la Doma Clásica? Recuerdo perfectamente, a finales de los 80, en un Príncipe de Asturias, al IDAHO E piafando de los pies tranquilamente. Aún se acordaba de Rafi.
Conclusión: hay que aprender a que la respuesta a la pierna no sea la de salir corriendo el caballo, sino la de activar los pies, y siempre buscando la mano. Cuestión de repetir hasta que salga (largo de delante, corto de atrás: ISABEL dixit).
Como ya sabéis de mi afición a las citas –expresan mejor que yo mi pensamiento- os pongo una del emperador filósofo MARCO AURELIO: “Acostúmbrate a las cosas que desesperas alcanzar: pues la mano izquierda, débil de ordinario, falta de hábito, sin embargo maneja el bocado con más firmeza que la derecha; y es porque está acostumbrada”
Paz y espero que os sirva la aclaración.
La verdad es que es difícil resistirse a no hacer algún comentario dada la calidad de la
ResponderEliminar“literatura ecuestre” que nos ofrece nuestro amigo el Cura –Q como solía firmar (pseudónimo) sus artículos hace muchos años- se dice una verdad muy grande“que tire el caballo de nosotros y no nosotros del caballo”, es decir, que haya cierto contacto tomado por el caballo, cierta tensión por apoyo del caballo o, como dicen los “flamencos” de la guitarra española “si las cuerdas no están tensas no se puede tocar bien”; ahora eso sí, las cuerdas es cierto que están tensas pero lo que no hay es “tensión”, o alguien puede imaginar a Paco de Lucia con una guitarra desafinada –por falta de equilibrio en la tensión de las cuerdas- o tocando con “tensión” por falta de equilibrio en sus dedos-cuerpo-CABEZA; en definitiva, como decían algunos hombres de caballos definiendo el “equilibrio”, “ni tira ni deja de tirar…………EL CABALLO”, un abrazo.