domingo, 28 de febrero de 2010
ACERCA DEL PASO (Introducción)
martes, 16 de febrero de 2010
ACERCA DE LA MIRADA
Muchas gracias a Marcos y Onix por sus ampliaciones acerca de la visualización, que seguro habrán servido a alguno. A mí, el primero.
Aprovecho las notas que me ha enviado mi hijo Paco, que en su propias palabras “ya hace mas años que no monto que monté, pero aun con todo, la monta sigue siendo para mí la metáfora más recurrente que tengo para muchos ámbitos de la vida”, para hablaros de la mirada, sobre todo en el salto.
Premisas que considero importantísimas para conocernos mejor:
1ª Según el neuro-psicólogo Berthoz “en lugar de mirar a dónde va, el individuo va a donde mira”. Equivaldría al dicho “donde pongo el ojo, pongo la bala”. Esto puede valer para llegar al mismo punto de batida siempre a condición de poner una señal, por ejemplo una ramita de referencia. Mirando siempre la ramita, el margen de error es mínimo. En cambio, cuando miramos la barra, siempre nos da la sensación de atropellarla.
2ª Para mí, la mirada no es algo etéreo, sino un gesto de nuestro cuerpo: para cambiar la dirección de la mirada, previamente cambiamos la dirección de nuestro cuerpo. Y este gesto el caballo lo interpreta perfectamente
3ª Otro neuro-psicólogo, Zutt, ha llamado la atención acerca del hecho de que, “cuando un sujeto mira un objeto en el espacio, su yo está más en el objeto mirado que dentro, por así decirlo, de su propio espacio corporal. La acción, pues, de mirar, parece rebasar los propios límites de la corporeidad”. Como cuando vemos un accidente a lo lejos, nos estremecemos porque nuestra mirada nos hace estar en el corazón del accidente y casi lo sufrimos nosotros. Pasando al terreno del salto, equivaldría a que la mirada nos anticipa, nos hace estar en el salto cuando la realidad es que estamos aún lejos de él.
Por eso la mejor solución es, y a partir de aquí dejo la palabra a Paco:
“Mirar siempre más allá del salto, por encima de él, como sobrepasándolo ya con la mirada. Se trata de una forma de no estar demasiado pendiente del salto sino del caballo, de no pensar en si llego bien o no, sino en cómo galopa el caballo. Más aún, tener la atención puesta ya en el siguiente obstáculo. Esto último es clave. Si quieres ganar tiempo en un recorrido tu mirada tiene que ir por delante, recorriendo anticipadamente el itinerario que quiero seguir, previendo los recortes, trazando con la mirada.
Esto pasa con algunos ejemplos sencillos de la vida: si probamos a trazar una recta con el lápiz y lo hacemos mirando a la punta del lápiz nos saldrá fatal. Si, en cambio, lo hacemos mirando al destino, allá donde queremos que termine la raya, entonces nos saldrá mucho más recta. Por tanto, si quieres seguir una línea recta a caballo, mira dónde quieres llegar.
Podemos afirmar, sin duda, que el ser humano es un «animal visual», es decir, que la visión es el sentido que tenemos más desarrollado. Esto significa que nuestro cuerpo, en definitiva nuestro equilibrio, de algún modo va acorde a nuestra mirada. Si yo camino mirando al suelo me inclino. Si quiero doblar con un caballo miro adónde quiero ir y me hace más caso que si abro la mano. Si miro hacia arriba, reequilibro mi cuerpo. Es la mirada, por decirlo así, el timón de nuestro cuerpo y por consiguiente del caballo.
Por la visión nos llega la representación de la realidad. Si los molinos no fueran grandes, verticales y con amplias aspas, nunca se los hubiera representado Don Quijote como gigantes. Esto es tremendamente importante para la equitación, porque los temores nos llegan a través de la visión. Si educamos la mirada estamos controlando el temor. Y es que el temor, que es producido por una mala representación de la realidad, es el peor enemigo del j/a. Cuando a menudo decimos que el caballo «llega mal», y verdaderamente lo que pasa es que simplemente “creemos” que llega mal, no es ni más ni menos que este tipo de error, no de percepción sino de representación. Todos hemos comprobado que desde abajo se ven las cosas muy distintas que montado. Por eso son tan útiles los ejercicios como saltar sin mirar al salto o mirando a otro lado…
Si queremos que e el j/a predomine el sentido del tacto sobre el de la vista hay dos formas: educar el tacto, ¡dificilísimo! O bien, rebajar la prioridad de la vista: ¿cómo? Quitándole protagonismo, desligándola de sus funciones típicas. Esto es saltar sin mirar, es decir, prescindir de la vista para superar un obstáculo, de este modo te centras en el tacto. Y podría ejercitarse también por medio del oído, escuchando a una persona que desde abajo te da indicaciones”.
Creo que de la amazona que mejor podemos aprender sobre el control de la mirada –y mucho más- es de Margaret Mollet.
Si tenéis alguna duda, me consultáis.
Espero que le sirva a alguien.